Tuve un problema con una de las cajeras a quién estimaba mucho, me bloqueo de las redes sociales, y no me dijo por qué hasta que le pregunte. Al principio me hizo sentir mal su desconfianza, porque siempre la defendí, la apoye, y después que me hizo ver como un payaso, me moleste, tanto que ya no podía ni verla. Así que le aplique la ley del hielo, era eso mejor a decir cosas de las que me arrepentiría, después me dijo que eso la hacía sentir mal e intento darme un sermón al cual no respondí.
Si se enojan, no pequen; en la quietud del descanso nocturno examínense el corazón. (Salmos 4:4)
Me di cuenta que me estaba dejando llevar por mi enojo, y eso estaba provocando cosas peores, como pensamientos negativos, así que para controlarme, tuve que controlar mi mente, bloqueando todo pensamiento negativo hacia ella. Gracias a Dios se solucionó. Enojarte no es pecado, pecado es dejarte controlar por ese enojo, algo que estaba haciendo.
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En Tres
NonfiksiEsta historia es una pequeña narración de lo vivido en una tienda de autoservicio con enseñanzas bíblicas.