No sé si en algún momento de tu vida te has puesto a pensar en cómo eres, en mi caso, sí. Pensaba que era una buena persona, una persona que no era como la mayoría, un ejemplo de "niña buena" no me metía en problemas, siempre tuve buenas calificaciones, no me salía de clases, no faltaba, y en el trabajo era lo mismo, mi instinto de responsabilidad me impedían rebelarme y faltar como otros. Un día estaba camino al trabajo y pensaba si realmente era una buena persona, ¿Cómo lo sabría?
Al siguiente día, estuve viendo una predica de un pastor que no recuerdo el nombre, pero mencionó ese versículo.¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que son ocultos.(Salmos 19:12)
Una tarde camino a casa, descubrí que las heridas de mi alma estaban abiertas, pude sentirlas sangrar de nuevo, como en el pasado, me di cuenta que no solo había estado celosa por mucho tiempo, y esos celos se habían vuelto envidia, la envidia le dio lugar al rencor, la tristeza, la soledad, lo que ocasiono odio con el paso del tiempo. Todo eso, aunque no se ve, e incluso puedes fingir que no pasa nada, o que esta bien, es pecado, un pecado oculto.
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En Tres
Non-FictionEsta historia es una pequeña narración de lo vivido en una tienda de autoservicio con enseñanzas bíblicas.
