LO QUE VE EL HOMBRE Y LO QUE VE DIOS

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Por un tiempo tuvimos una mujer gerente, era una persona exasperante, agresiva, y nadie la quería, varios se quejaron de ella, y otros renunciaron, al final los jefes la sacaron, y enviaron a un sustituto, subgerente, tenía fama de buena persona, y parecía buena persona a mi parecer, no era como la mujer. Y recuerdo que pensaba que estaría bien que se quedara como gerente, pues parecía buena persona. Así que le pedí a Dios que nos lo asignara, el Señor nos los dio, pero solo para aprender una lección más.


Aquel nuevo gerente, no era lo que parecía al principio, sino lo contrario, no tenía liderazgo, todo lo tomaba personal, y había preferitísmo por su parte con algunos departamentos, así como de la gente, era injusto, en cierta ocasión me llamó la atención frente a otro compañero, quitándome autoridad frente a él, me hizo sentir mal, y humillada. Después recordé:


Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. (1Samuel 16:7)
Así que aprendí a no volver a dejarme llevar por las apariencias, ni por mi propio juicio, sino a confiar en el Señor.

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