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Sakura corrió despavorida hacía el vientre del valle del fin, ignorando que Kakashi se quedó muchos metros detrás. Al tocar el acantilado, una roca apilada en el borde cayó e hizo un eco que le heló la sangre casi al mismo tiempo cuando miró el paisaje frente a ella: las dos grandes estatuas en honor a los ninjas legendarios estaban destruidas en su totalidad; el cielo era una pintura surrealista de colores oscuros y naranjas que terminaban en la gran saliente de agua donde debería estar la cascada.
Bajó sin cuidado, con el corazón latiendo a toda velocidad y pensamientos pesimismas, no podía pensar en nada más. Tropezó un par de veces cuando ubicó el rastro de sangre hasta una de rocas, dónde ellos dos estaban tendidos al lado de otro en medio de un gran charco de sangre que los rodeaba.
Sus oídos se taparon y la visión se tornó borrosa de un momento a otro, solo se enteró de lo que estaba haciendo cuando cayó sobre sus rodillas, ignorando las posibles heridas y revisó sus signos vitales. Naruto todavía estaba vivo pero Sasuke...
Su corazón ya no estaba latiendo.
Destrozó la parte delantera de su camisa en un suspiro, y de las palmas de sus manos hizo emanar chakra, posicionándolas en el centro de su cuerpo.
Vamos.
Sasuke estaba pálido, estaba frío, como si llevara así horas. Se temió lo peor.
Comenzó a hacer rcp repetidamente con manos temblorosas, ni siquiera se dió cuenta de que las líneas dibujadas a causa del Byakugo no jutsu estaban visibles. Una idea asaltó su mente, congelando su pensamiento cuál veneno mientras continuaba con el procedimiento.
Podía dejar morir a Sasuke. Después de todo el sufrimiento que les había causado debido a su persecución podía hacerlo...
Los ojos de Sakura se llenaron de lágrimas, regresando a la realidad cuando llevaba más de diez minutos cerrando sus heridas internas ya que el rcp no había funcionado.
Déjalo así.
Sakura cesó la curación como si estuviera poseída, dándose cuenta de lo que estaba haciendo con ojos muy abiertos, vacíos.
—Naruto está bien. El kyubi se está haciendo cargo lentamente de su recuperación. —informó una voz a su espalda, sorprendiéndole.
No se dió cuenta que Kakashi ya había llegado y atendía a Naruto en su lugar, con una expresión afligida.
—¿Ya has acabado con Sasuke?
La pelirrosa miró sus manos, atónita por lo que acababa de hacer. Las llevó a sus muslos, acariciando de arriba abajo sin creer lo que pasó. Un feo sentimiento comenzó a florecer en su pecho.
