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Por un momento Sakura no supo dónde demonios se encontraba, hasta que la banca donde se encontraba sentada se lo dijo, y cayó como una piedra en su estómago.
Era de noche, la luna siempre se veía preciosa desde ese lugar. Usaba su uniforme y por un momento se preguntó si todo aquello era real, pero rápidamente lo descartó al sentir la presencia a su lado, firme como una roca que miraba al cielo con atención.
Antes, Sasuke Uchiha era un chico cuyoo humor solía ser tranquilo, del tipo que estaba más interesado en avanzar juntos y corregir sus errores mientras hubiera oportunidad...hasta que ya no lo quiso más. Ahora era un clon de ese Sasuke, un poco más grande y con una perpetua mueca de tristeza en sus labios acompañada de esa falta de brillo en sus ojos.
Se mordió el labio inferior.
Ella siempre soñaba con Sasuke y los viejos tiempos, momentos en los que estaban en peligro inminente y él siempre sabría que hacer, momentos que eran todo lo contrario también, y Sasuke simplemente existía a su alrededor con esa sonrisa que siempre trataba de esconder, como si le tuviera miedo a la felicidad.
—Otra vez me pedirás que desista. —dijo, mirando su perfil.
Sasuke no la miró, estaba muy ocupado escaneando el cielo con sus ojos velados:—. No tengo porque. Tú harás lo que quieras, siempre lo has hecho.
Eso no sonaba a algo que el Sasuke de sus sueños le decía siempre.
Se mordió la lengua:—. Esto es extraño. Por lo general en estas situaciones tú niegas todo lo que tenga que ver con Naruto, Kakashi-Sensei y conmigo, luego te vas. —su voz bajó el tono:—. Solo huyes.
El chico a su lado hizo un ruido con su garganta, no gustándole lo que dijo: —No esperaba que entendieras porqué.
—A mí me hubiera gustado hacerlo pero no. No podías quedarte y seguir con nosotros, elegiste irte de esa manera. —respondió, molesta:—. Ahora se supone que nos ves como enemigos.
Sus ojos negros parpadearon lentamente en dirección a la noche:—. Si no haces nada para considerarte uno no habrá problema.
Determinada, contestó:—. Y tú sabes que no me quedaré quieta.
Ante su falta de respuesta Sakura cerró los ojos con fuerza, recargando su espalda en esa banca. Sus sueños jamás tenían finales felices. Sus pensamientos fueron a recuerdos agrios, antes de que Sasuke se fuera, sus últimos instantes en esa aldea, justo en ese lugar; ese lugar tenía una carga emocional para ella y no la dejaba pensar con claridad. Siempre evitaba pasar por ese lugar, su mente no la dejaba tranquila sobre todas las cosas que pudo hacer su yo de doce años si tan solo hubiese sido más inteligente aquella vez, si tan solo hubiese gritado con todas sus fuerzas alguien hubiera acudido en su auxilio e impedido que Sasuke terminará en esa versión triste y apagada a su lado.
