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No hay nada que Sasuke odie más que trabajar en esa maldita cafetería; es decir, lidiar con personas estúpidas todo el tiempo que no despiertan el menor interés en él para recordarlas después, con actitudes de mierda mientras se sienten superiores en todo sentido a él solo por ser un trabajador de tiempo completo en ese lugar.
Pero era el único que lo contrató desde que salió de prisión, siempre y cuando no mostrará sus tatuajes y no respondiera con su tosca actitud para no intimidar a los clientes que ya de por si solían abrumarse por su altura. Kakashi Hatake fue lo suficientemente amable para darle una oportunidad después de escuchar su trágica historia familiar. No le dijo que estaba siendo un idiota al contratarlo, simplemente le dió el ático de la cafetería, dinero y una nueva vida por la que estaba malditamente agradecido.
No podía simplemente ir y decirle que tomara su trabajo y se fuera a la mierda.
Sasuke era un hombre de lealtad.
Su trabajo como pintor le dejaba una vida bastante acomodada, sin embargo, debido a su pasado debía venderlos a través de Suigetsu Hozuki, un amigo suyo porque ¿Quién compraría cuadros de un ex convicto con cargos de asesinato en segundo grado? Bueno, la gente tenía ese estigma. Él tampoco se compraría una mierda a pesar de ser tan bueno en lo que hacía. Su vida estaba bien, asistía a entrenamientos de artes marciales mixtas para sobrellevar algo de su temperamento, tenía un perro incluso; le gustaba pensar que sus amigos sentían aprecio por él y era bueno en lo que hacía.
El entrenador le dijo que si se enfocaba más en las artes marciales podría incluso conseguir algo formal, no estaba mal, aunque significaba dejar de lado la pintura y eso aunque para otros era fácil de hacer a un lado, él se mostraba reticente.
—Oye.
Cerró los ojos un segundo, buscando paciencia cuando se giró detrás del mostrador, para ver a uno de sus amigos junto a otra persona llegando a él con una sonrisa.
—Hey.
—Quiero lo de siempre, eh. —le ordenó, dirigiendo sus ojos a su acompañante:—. ¿Qué vas a querer tú, Sakura-Chan?
La mano de Sasuke se congeló en los vasos de plástico al instante en que su mirada se detuvo discretamente en la mujer de cabello rosa al lado de Naruto.
Era alta, de cabello corto, usaba una pants y algo le había ocurrido en la nariz por la curita que tenía. Sus ojos verdes se encontraron con los de él en ese segundo, provocando una pequeña corriente de electricidad en su espalda.
