PRÓLOGO

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Existía una leyenda sobre un ser inmortal que nació en la Corte Noche, fue querida y apreciada y tratada como a una princesa, tenía amigos que la cuidaban y querían pero mientras esto pasaba la envidia crecía en algunas personas de la corte. Y un día se le fue arrebatada su familia de la manera más cruel.

—¿Dónde está ella? —Un hombre rubio con voz gruesa preguntó

La sangre se esparcía por todo el suelo, cuatro cuerpos esparcidos en el suelo, bañados en sangre, la joven pequeña miraba desde un lugar escondido y se camuflajeo en los arboles y pasto, estaba temblando ante la imagen que veía.

Estaba tan aturdida que olvido por completo esconder su olor, así que la terminaron encontrando, tirada con su cuerpo temblando. 

—La tengo —sintió como jalaron su brazo de manera brusca pero ni eso la hizo salir de su estupor, seguía viendo los ojos abiertos de su familia, sin vida—. ¿Qué hacemos con ella?

—Ya tengo un plan para ella —la voz gruesa volvió hablar, estaba llena de rencor y asco.

Varias risas hicieron eco en el lugar, la pequeña no pudo identificar cuantos eran pero todas eran masculinas. También se dio cuenta que el que la sostenía del brazo no se reía.

Sintió una mano grande y áspera la tomaba del mentón haciendo que sus ojos se despegaran por fin de su familia.

—Pobre pequeña, no tienes ni idea ¿verdad? —el hombre habló con falsa lástima—. Eres demasiado poderosa, tanto que pudiste haber salvado a tu familia pero no lo hicite, ese es castigo más que suficiente, pero sería demasiado malvado de mi parte dejarte con vida. Sin embargo no tendré que ensuciarme las manos contigo, ellos lo harán por mi.

El hombre se movió y un grupo de machos ilyrios se abrieron paso en los arbustos. Una leve esperanza abrió paso a su interior, esta era su gente. Pero se borró de inmediato cuando reconoció varias caras entre ellos y el temor la volvió a envolver, se estremeció cuando uno de ellos la tomo bruscamente del cabello haciendo que su cuero cabelludo doliera.

—Como dije: Yo siempre cumplo mis promesas —este habló y la aventó al charco de sangre quedado cerca  del cuerpo de su hermano, algo en ella se volvió a romper, esta vez mucho más doloroso que antes.

Después de eso fue borroso, golpes y patadas llovían por todos lados, apuntando a sus costillas, brazos y cabeza.

Tan fuerte era el dolor que se terminó por desmayar, cuando volvió abrir los ojos se encontró en un lugar oscuro y frío mientras su cuerpo se agitaba, después de unos minutos recobró todos sus sentidos.

Sintió unas manos en su cintura y se dió cuenta que estaba desnuda, su pechos temblando, cuando puedo enfocar un poco los ojos deseó no haber despertado, deseó seguir desmallada.

El hombre que estaba encima suyo estaba gruñendo y jadeando mientras la embestía con demasiada fuerza. Ella trató de luchar, de moverse, usar su magia pero nada funcionó, no sentía en hormigueo de sus dedos como si la magia hubiera desaparecido de su sistema.

Se sintió adormecida, ni siquiera podía hablar, de ella no salia ni un sollozo. Sus costillas y brazos aún dolían. Ella estaba débil, pero a pesar de eso no fue lo que más le dolió, lo que dolió más fue saber que su familia estaba muerta y ella estaba sola, nadie vendría a su rescate y no volvería a ver jamás el brillo en los ojos de sus hermanos, no volvería a tener uno de esos abrazos cálidos de su madre y tan poco escucharía la voz de su padre reprendiéndola y que ella ignoraba, ni tan poco volvería a escuchar uno de sus consejos.

Eso la destruyó, le deseó estar muerta.

Y no se detuvieron, se turnaban con ella, pero ella se volvió a desmayar.

Para cuando volvió a abrir los ojos seguía desnuda, ella pudo identificar arboles a su alrededor, el frío de la noche hacía que su cuerpo temblara.

Ella se dio cuenta que debió pasar varios días ya, porque su cuerpo se sintió curado, solo de manera superficial porque ella se sentía destruida y sucia. Sabía que podía ponerse de pie, pero no quería, ella simplemente no encontró una razón suficiente para seguir respirando. Volvió a cerrar los ojos deseando que todo acabara ya.

Vagamente recuerda ser levantada y depositada en algo suave y caliente, que por instinto se acurrucó en ella.

Un hombre había sido quien la había sacado de ahí, y la había alimentado, ropa y una cosa donde se podía mantener caliente. Al principio ella se mostraba desconfiada y cautelosa pero no era capaz de irse porque tenía mucho miedo de lo que se enfrentaría cuando saliera de esas paredes.

Con el paso de los años ella logro confiar en aquel hombre que la había tratado como si fuera su propia hija, este hombre le enseñó combate de cuerpo a cuerpo, y con todo tipo de armas con las que ella pudiera defenderse. También le enseño a utilizar sus alas cuando ella estuvo lista para dejarlas mostrar. También le enseñó a utilizar sus poderes de la forma correcta. Él se convirtió en la familia que aunque ella lo negara deseaba tener, fue su padre, hermano y mejor amigo.

Cuando estuvo preparada, ella fue a cobrar venganza a todos los responsables de la muerte de su familia, mató a toda la familia de la corte primavera, todos y cada uno de ellos los enterró bajo tierra, todos excepto uno, decidió dejarlo vivo para que sintiera lo que era vivir sin una familia y lo destinó a la eterna soledad, justo como ella.

—Pasaras toda tu miserable inmortalidad solo, nunca encontrarás a tu pareja y todos a tu alrededor te darán la espalda tarde o temprano, nunca podrás ser feliz. 

Cazó aquellos que utilizaron y golpearon su cuerpo como si no fuera más que un objeto, manchándola de por vida, los torturó y mató uno por uno. Cuando su venganza se cumplió, el hombre que la había educado y cuidado durante los últimos años le dijo que era hora de irse, porque una reina roja la estaba buscando por la muerte del Lord de la corte primavera, no es que le tuviera miedo, ella podía matarla pero eso requeriría más muertes, tendría que matar a un sin fin de personas para que después no decidieran querer cobrar venganza contra ella.

—La Madre te dio el poder de los tres artefactos más importantes de la historia, úsalos sabiamente. Vive una vida feliz y deseo que encuentres la paz que tanto te mereces. Es hora de irte, mi pequeña guerrera.

Y ella se fue, viajo a través de las dimensiones, no era necesario escoger una, ella ya sabía cual, lo había practicado muchas veces. Aterrizó en aquel lugar que aunque ella sabía que no debería pues solo traería dolor a su corazón, pero no pudo evitarlo, quería verlo con sus propios ojos. En la Corte Noche, en aquel lugar que una vez fue su hogar.

Y aunque vivía en una zona apartada y lejos de la gente, logro pasar desapercibida sin llamar la atención, pronto se hizo de una reputación, así que todos estaban divididos entre tenerle respeto o miedo.

Ella por fin estaba en paz, pero aún así había algo en su corazón que la hacía sentir mas vacía de lo que estaba, e incluso a veces miserable. Extrañaba a su padre y su habitual mal humor incluso sus chistes que nunca daban risa, entraño la cabaña en que vivía con él y su comida.

Pero cuanto más años pasaban, ese dolor se iba atenuando, aunque había uno que persistía y que no importa los años que pasaran jamás se iba a ir ni aliviar.

Pero ella sabía que no merecía ser feliz, después de toda la gente que mató, sabía que no merecía ser feliz y vivir una vida tranquila, merecía vivir con el peso de aquellas muertes inocentes. 

Una Corona de Lagrimas y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora