CAPITULO DOCE

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Capitulo 12.

La mañana siguiente Eco no se presentó en el entrenamiento, Azriel hubiera querido verla, se sentía estúpido por eso, pero eso no eliminaba el deseo de querer verla todo el tiempo.

Él si la necesitaba.

No era justo porque mientras Azriel la necesitaba y mucho y de todas las maneras posibles, mientras que ella solo le permitía estar en su vida pero se dio cuenta de que para ella sería tan fácil sacarlo de su vida.

—Veo que no dormiste —Cassian se puso aun lado de el, mientras ambos observaban a las hembras practicar—. ¿Es por Eco?

Azriel no respondió, no quería hablar de ella, suficiente era con que ella fuera dueña de todos sus pensamientos e incluso sueños, como para que también fuera su tema de conversación.

—Esta mañana cuando fui por Emerie, escuché el rumor sobre dos ilirios desaparecidos —Cassian habló en voz baja—. Y casualmente uno era un pariente cercano de Emerie.

Azriel, no sabía que quería decir con eso, pero lo almacenó en su cerebro para investigar más tarde.

—¿Qué con eso?

—Vaya, veo que te preocupas por aquellos pobres ilirios —contestó con sarcasmo y Az gruñó—. Te digo que presiento que Eco puede estar involucrada. Ten paciencia ella puede aparentar pero es mas vulnerable que todos nosotros juntos.

Vulnerable.

Esa palabra se repitió en la mente de Azriel. Eco le había dicho que el la hacía vulnerable, ¿era mentira? O quizá era verdad y por eso decidió que no lo necesitaba en su vida.

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—¿En que estabas pensando? —Rhys volvió a preguntarle a Eco por tercera vez.

—¿Cómo es que estás tan seguro de que fui yo? Quizá simplemente se fueron de fiesta y ya esta.

—Tu y yo sabemos que eso no es verdad.

—Rhys... —Feyre intervino pero yo la interumpí.

—Por el Caldero. ¡Se lo merecían! —Eco alzo la voz molesta.

—¡Lo sé! Pero no puedes hacer este tipo de cosas, así como si nada.

—¿Por qué diablos no?

Rhys respiró profundo tratando de encontrar la paciencia que estaba perdiendo.

—Tu misma lo dijiste, los necesito en caso de una probable guerra, además son parte de mi corte.

—Los mujeres también, tal vez necesites mi ayuda.

—¿Quieres ayudarme? —Rhys preguntó—. ¿Cómo? ¿Matando a todos los que se lo merecen? Eco, la mayoría de ellos no merece respirar el mismo aire que esas hembras. Lo dejaré pasar, esta vez.

Eco resopló, como si el pudiera hacerle algo.

—Pero hay una mejor forma de ayudarme y ayudar a los hembras —ella lo miró interesada—. Puedes intentar que las hembras aprendan a luchar. Cassian me dijo que eres una muy buena maestra.

—Yo... ¿tu... tu me dejarías? —Eco un poco sorprendida preguntó y Rhys asintió.

—Mejor. Te pagaría.

—Me gustaría y mucho. Pero está el hecho de mi apariencia...

—Ya tengo un plan para ello. Te presentaré ante todos.

Una Corona de Lagrimas y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora