CAPITULO UNO

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Capitulo 1

Azriel se encontraba en la corte de las pesadillas para ver como estaba todo por ahí. Afortunadamente Mor no se encontraba aquí, se estaba tomando un descanso después de su regreso de Vallahan tratando de que firmen el nuevo tratado. Mientras que Cassian está recaudando información de los planes de la reina Briallyn con Jurian y Vassa y se ocupa de entrenar a Nesta en la Casa del Viento. Pobrecito.

Estaba caminando tranquilamente, observaba desde las sombras a una mujer que llamó su atención, estaba cubierta por un velo, no podía ver su rostro así que la curiosidad se despertó dentro de el, caminaba en la oscuridad sola, lo que era peligroso para un lugar como la Ciudad Tallada.

Sin saber por qué, la comenzó a seguir. Llevaba un vestido lila que casi se arrastraba por el suelo, su velo del mismo color tapaba su cabello y solo dejaba a la vista sus labios.

De repente aquella mujer dejo de caminar, comenzó a mirar a su al rededor como si lo sintiera, como si sintiera que Azriel la estaba siguiendo. Pero era casi imposible porque estaba siendo muy cuidadoso y no hacia ningún ruido.

Pero ella simplemente volvió a caminar como si nada. Azriel se quedo quieto en el mismo lugar por unos segundos hasta que volvió a reanudar su caminata también. Pero entonces ya no la vio, miro a su al rededor y con el ceño fruncido, confundido, y preguntándose donde se había metido.

Sus sombras susurraron "atrás" "date la vuelta" y cuando lo hizo se encontró con una mujer mucho más pequeña que el, su cabeza apenas le llegaba al mentón y eso le ocasionó una satisfacción repentina, que lo confundió.

En un solo movimiento, que Azriel no pudo predecir, ella lo derribó al suelo y se puso a horcajadas sobre el, mientras que sentía algo picudo en su mentón, una navaja plateada con una piedra morada en el centro de la empuñadura, eso llamo su atención, jamás había visto piedras de ese color.

—¿Por qué me sigues? su voz, dios su voz. Le envió un escalofrío en todo el cuerpo y ciertamente no ayudo que estuviera encima de el, amenazándolo.

Sin darse cuenta sus sombras fueron directamente hacia ella, envolviéndola. Ella abrió mucho los ojos, cuando sus sombras la tomaron de la cintura y la apretaron contra su pecho.

Aun no podía ver su rostro pero no puedo evitar que su cuerpo respondiera a la cercanía de su cuerpo y menos cuando sintió sus pechos redondos apretujados contra el.

Joder, júntalo.

Entonces Azriel aprovechó ese descuido y tomo su muñeca con la que sostenía la navaja, les dio la vuelta, dejándola a ella debajo de el. Utilizo su peso para mantenerla quieta y tomo sus dos muñecas, juntándolas por encima de su cabeza.

Pero ella no se movió, no pataleó, no se revolvió. Lo que significaba que estaba bien entrenada, sabiendo que no debería de desperdiciar energía cuando sabía que era más grande que ella.

Solo estaba respirando fuerte, su pecho subía y bajaba, el escote del vestido donde se asomaban sus pechos firmes, inflándose y desinflándose acompañado con el movimiento de su respiración.

Azriel desvió la mirada rápidamente hacia sus ojos ocultos por el velo, sus mejillas sonrojándose, deseando interiormente que no notara el cambio de su olor.

Entonces ella se quedo demasiado quieta, casi como si hubiera dejado de respirar.

—¿Tú eres el cantor de sombras? —preguntó ella con su tono de voz un poco sorprendida. 

Una Corona de Lagrimas y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora