CAPITULO DIEZ

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Capitulo 10.

—¿Cómo te fue con Rhys? —Feyre le preguntó a Eco.

Después de su momento con Rhys ella se había tamizado a la casa de la ciudad tan rápido que ni si quiera le dio tiempo de decir otra cosa.

Los momentos así la ponían nerviosa, aún no se acostumbraba a eso, excepto con Az.

Feyre la fue a visitar a su habitación momentos después de que llegara.

—Demasiado... raro —frunció el ceño, mientras buscaba otra palabra para describirlo, pero no la encontró.

Feyre pareció leerle la mente por que dijo: —Emotivo.

—Si, eso.

—Siento que no hemos tenido tiempo para hablar, no con todo lo que esta pasando.

Eco estaba a punto de decir que no tenían nada de que hablar, pero se detuvo en cuento notó que eso podría sonar grosero.

—Amm, bien. ¿De qué quiere hablar? —su tono de voz la delató.

—No lo sé, cosas con las que se habla con tu cuñada —la palabra que utilizó calentó el corazón de Eco.

Ella entendía lo quería decir, que eran familia.

—No quiero hablar de las cosas sucias que haces con Rhys —Eco bromeó y vio el sonrojo de Feyre—. Pero si podríamos hablar de su irritante arrogancia, sin duda un defecto que heredó de su padre.

Feyre se rió. —Si, ya lo pensaba yo.

—Mi padre nos enseñó a mis hermanos y a mi a escribir. Todos los días nos hacía escribir las mismas oraciones. "El mejor padre del mundo" "El más guapo fae".

—No, no lo hizo.

—Si lo hizo.

—Él también me enseñó a escribir y a leer. Hacía justamente lo mismo. Oraciones donde lo elogiaba todo el tiempo.

Eco, carcajeó. —No puede ser, que horror.

Ambas rieron, Eco no recordaba hace cuanto fue la última vez que se rió así con alguien. Sam hacía chistes malos todo el tiempo y ella a veces se reía con él, pero nunca con una chica, ella nunca había tenido amiga.

Por eso agradeció a Feyre internamente por acercarse a ella y guardo este momento en un lugar en su corazón.

Después de eso Rhys interrumpió la platica que ellas estaban teniendo sobre los vestidos de Eco, que estaban muy ajustados en el busto y que le cortaban la respiración.

Eco se sintió un poco incomoda cuando se encontró con los ojos violetas de su hermano, su hermano... todo esto era tan nuevo y extraño. Estaba segura de que Rhys se sentía exactamente igual.

—Feyre y yo estuvimos hablando, notamos que Nesta tiene cierta conexión contigo, queríamos saber si estabas interesada en mudarte a la Casa del Viento.

—No tienes que ser su amiga ni nada, solo pensábamos que quizá tu podrías ayudarle a controlar sus poderes —complementó Feyre.

—Claro pero no prometo nada. Y Nesta será la que se acerque a pedirme ayuda, no al revés. Si lo hago yo, no querrá mi ayuda, sabrá que ustedes me lo pidieron y ella no querrá eso.

Los dos estuvieron de acuerdo.

—Además Azriel también estará por ahí —comentó Rhys con inocencia y Eco lo fulminó.

En parte esa era la razón por la que había aceptado tan rápido. No le gustaban mucho los cambios, pero este era uno bueno, lo vería más seguido. Incluso si el quería podían dormir juntos.

Una Corona de Lagrimas y SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora