Capítulo 18

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   Esa mañana nadie logró sacarme de la habitación de Manuel, ni siquiera para almorzar. Manuel recordaba todo, estaba seguro de ello. Pero por alguna razón había preferido decírmelo solamente a mí. En cuanto la hermana Francisca hubo cerrado la puerta, lo miré. Él se llevó su dedo índice los labios, en señal de silencio. Comprendí al instante el mensaje y apoyé mi oreja en la puerta, para asegurarme de que no había nadie al otro lado.

-No hay nadie - confirmé.

-Siéntate Bruno - me ordenó.

- No tienes por qué hablar de esto ahora... - dije, pero me interrumpió.

-Claro que sí.

-Venga, que ya no aguanto - confesé al momento que tiraba la cabeza hacia atrás y suspiraba. Estaba exhausto.

-Aquella noche, cuando te enseñé el álbum con mi fotografía, caíste al suelo. No tengo idea del porqué... y maldita sea la fotografía que te dejó inconsciente en el momento más inoportuno...pero mientras intentaba levantarte escuché la puerta de la habitación, miré a mis espaldas pensando que se trataría de Joaquín. Pero... - hizo una pausa. Confundido, intentó recordar.

- ¿Quién era Manuel? ¿Era Benigno?

Manuel alzó la mirada hacia mí y negó.

-Era una monja.

Recosté mi espalda en respaldo de la silla, y de haber estado de pie había caído de nuevo como aquella noche.

-¿Qué dices?

-Era una monja Bruno, no le vi la cara. Era de noche, pero desde el suelo reconocí el hábito y los zapatos. El velo le cubría la mitad del rostro, no alcancé a ver más.

-¿Y qué pasó después?

Manuel me miró como si la respuesta fuera obvia. Pero estaba claro que para mí no lo era.

-Me golpeó... en la cabeza.

Claro que era obvio. <<Imbécil>> 

-Tienes razón, lo siento. ¿Por eso no has querido contarle nada a Francisca?

Él asintió.

-No te preocupes, hablé con ella esta mañana. Encontró una carta de Sor Angélica, te lo explicaré en otro momento. Pero lo importante es que hemos quedado esta noche, quiere saber lo de las notas, lo de Benigno...

Manuel me veía con ojos acusadores. 

- ¿Y te fías de ella?

Tardé en contestar, aquella información no era la que esperaba y para colmo la duda se me había metido a la cabeza como un bicho, insoportable. Manuel tenía razón, estábamos rodeados de monjas y Francisca no era una excepción.

-Tal vez... no me fíe ahora de ella.

-¿Te puedo preguntar algo?- dijo al cabo de unos segundos, al momento que se acomodaba sobre la cama, únicamente haciendo fuerza con los brazos.

-Claro.

-¿A quién viste en aquella fotografía esa noche?

Tragué saliva y evité mirarlo. Sabía que aquella pregunta llegaría, pero no la esperaba en ese preciso instante.

-Te he oído Bruno...- continuó al ver que no era capaz de contestar. - Esa noche... desperté, no podía moverme, pero oía todo: "Estabas en brazos de una mujer hermosa"

Repitió mis palabras con exactitud.

-¿De qué mujer hablabas Bruno?

Llevé mis manos al rostro e inspiré profundamente.

Tras los muros del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora