Noveno capítulo

77 10 2
                                    

—Gato ¿Entiendes lo que digo? —, le preguntó Stear a flofy y este movió la cabeza en señal de afirmación.

«¡No puede ser! ¡me estoy volviendo loco! Estoy hablando con un gato» pensó Stear —lo observó bien y recordó que el felino con el cual experimentó era igual al que tenía enfrente —, ¿Tío William? —, preguntó.

Albert asintió

—¡Eres tú! ¡Intercambiaste de cuerpo con el gato! ¡Tú y Archie son los únicos que podrían comunicarse conmigo en código morse! nos lo enseñaste de pequeños por si algún día nos encontráramos en una situación adversa y necesitáramos comunicarnos! más que nada por los campamentos, nos dijiste que si caímos en algún pozo profundo y nos cansáramos de gritar o si sufríamos algún secuestro —, Stear abrió la jaula y lo abrazó.

Albert trataba de zafarse, la única persona en el mundo por la que quería ser abrazado era Candy.

—Tío, debo ver la forma de regresarte a tu cuerpo, entonces tu alma salió, yo pensé que el alma que capturaría sería la del gato. Ahora que lo pienso, pobre, ¡jamás volveré a experimentar con animales! Debo sacarte del hospital y llevarte a mi laboratorio junto con el gato. Pero necesito tiempo, tengo que calcular la potencia para que no explote de nuevo, en esa máquina trabajé más de un año, repararla me llevará...

Albert lo rasguñó en la mano del coraje, luego se le aventó, y su sobrino se cayó. «¿más de un año? No tengo tanto tiempo, los Legan quieren desconectarme»

Stear sólo escuchaba los maullidos del gato, Candy se inquietó al oír el alboroto y entró a la habitación, encontró a Stear tirado en el suelo y flofy encima de él dándole golpecitos, no sacó las uñas para no marcarle la cara.

—¡Flofy! Déjalo, ¿Qué le hizo a mi gato para que reaccionara así?

—Nada sólo estamos jugando, ¡es tan divertido! —, trató de calmarla Stear.

Albert tuvo que frotar su nariz en el rostro de Stear, Candy se sintió aliviada, le creyó al joven científico que estaba jugando. Se agachó para agarrar a Flofy y lo estrechó cerca de sus senos, Albert acomodó la cabeza en medio de ellos. Candy lo besó en la punta de nariz, Albert se emocionó tanto que se acercó a su cuello y la mordió (eso hacen los gatos cuando quieren aparearse con las gatas)

—¡Flofy me haces cosquillas! Ja,ja,ja deja de hacerlo.

Albert seguía buscando su cuello, la lamía y la mordía.

—No seas grosero flofy —, lo reprendía Candy.

—Quiere aparearse con usted.

—Ja,ja,ja no diga tonterías este gato está castrado.

—Tío, ¿Te dolió eso? —, preguntó Stear acercándose a él —, pobre minino te cortaron tus nueces.

—Yo no le hubiese hecho eso a Flofy 2, a mi otro gato, aunque se perdía por más dos días no lo mandé a castrar, creo que tienen derecho a reproducirse —, aclaró Candy.

—Señorita Candy, hablando de los derechos a reproducirse quiero hacerle una propuesta.

Candy prestó atención a lo que diría Stear.

—Quiero que usted sea la receptora del semen de mi tío, es decir que se deje inseminar artificialmente.

—Con esto compruebo que usted está loco —, lo acusó Candy

—No, escuche, usted le gustaba, mi tío me contó el día que la conoció: iba a ponerle las vacunas a su gato, fueron a la veterinaria y luego le invitó comida italiana, se enamoró de usted, es más, hasta sabe que es novia de un actor, la seguía y...

—Pero ese no es suficiente motivo para que yo tenga el hijo del señor Andrew, el traer un niño al mundo es una gran responsabilidad, debe ser engendrado por amor.

—Es por amor, él se enamoró de usted, estoy seguro de que a un hombre como el no puede serle indiferente.

—Es verdad que fue simpático conmigo y me llegó a gustar, pero... yo tengo novio.

—Pues termine con él, será muy bien remunerada, además necesitaremos que le de pecho al niño, todos los Andrew fuimos destetados hasta los dos años, por eso somos muy inteligentes.

—Modestia aparte ¿Verdad joven Alistair? No me debo involucrar con mis pacientes, no sería ético.

—Señorita Candy, mi tío es un hombre muy rico si usted tiene a su hijo él pequeño heredará todo.

—A mí no me importa el dinero ¿Acaso me ve cara de interesada?

—Por supuesto que no, pero veo en su cara bondad, no deje que la lámpara de los Andrew se apague, no deje que la semilla de los Andrew se pierda, mi tío es un Andrew genuino y usted sabe que quieren desconectarlo, necesito tiempo, si yo le contara...

—Dígame, además ya me hizo esta loca propuesta.

—Quiero que sea mi cómplice, necesito sacar a mi tío del hospital y llevarlo a un lugar seguro para que los Legan no logren su cometido.

—¿Usted quiere que yo lo ayude a secuestrar a su tío? No cabe duda de que está demente.

Mientras Susana y Terry se deban vuelta en el sofá, perdieron los estribos, estaban excitados.

—No debo hacerlo, quiero a mi novia.

—Yo no le diré que lo hicimos. De verdad no me engaña?

—Es sólo sexo, no hay sentimientos de por medio.

—En ese caso...

Terry acarició con delicadeza el clítoris de Susana para que se lubricara, aunque no hacía falta, ella estaba mojada, desde que lo vio en bóxer se excitó.

—Sin preámbulo, mételo ya —, le ordenó Susana.

Terry quería hacerlo con sutileza, pero ella se le montó, se acomodó y empezó a cabalgar en su pene erguido.


Mi mínino en navidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora