Capítulo 11

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—Flofy ¡No te vayas a orinar en mi árbol!

Albert pensó «Nuestro árbol, querida, todo sería perfecto si tuviera mi cuerpo, estoy viviendo con la mujer que amo».

—Vamos a adornar la casa, tú me ayudarás flofy.

Albert se bajó y fue hacia ella, se pasó entre sus piernas, Candy se agachó para sostenerlo en sus brazos y lo besó en el cachete —¡Que hermoso estás! Podría pasarme toda la noche besándote. Ahora te dejaré porque si no, no terminaré de adornar.

Candy fue a su pequeña bodega sacó esferas, luces y diversos ornamentos, una guía decorativa iba arrastrándose y Albert no pudo resistirse, la fue siguiendo como si la estuviese cazando (sus instintos felinos salían a flote), Candy lo vio y se rio, perdió tiempo porque se puso a jugar con él.

—¡Basta ya! Estoy embelesada contigo flofy, ¡eres encantador! Mi bola de pelos, te amo.

Candy abrió la caja de luces, buscó una pequeña escalera para poner la guía en forma descendente, Albert se imaginó con su cuerpo ayudándola. «Sería fácil para mi colocar esa guía de luces, no necesitaría la escalera, mi Candy es bajita» pensó el minino.

Después de luchar con las luces, sacó las esferas, Albert se acercó a ellas, su impulso fue jugar, pero luego pudo más su naturaleza humana, agarró una con su boca, Candy lo siguió con la mirada, se sorprendió cuando él la puso en el árbol.

—Flofly, eres inteligente, pudiste colocar la esfera, espero me ayudes a poner las demás en la parte de arriba.

Albert agarró una esfera, se trepó y la colocó en un lugar difícil para Candy, así puso varias, ella estaba encantada con él.

—Cuando terminemos con el árbol te recompensaré con un filete, te lo mereces.

«Gracias amor, la verdad no quiero esa asquerosa comida para gatos» pensó Albert.

—Quiero que me aconsejes flofy, el joven Stear quiere que me deje embarazar por inseminación artificial del señor Andrew, el es muy atractivo, me gusta mucho, pero siento que es algo indebido.

«Si Candy, anímate a llevar a mi hijito en tu vientre, un bebé de los dos, ya te imagino dándole pecho» maulló flofy.

—Será mejor que me olvide de esa locura, Terry es mi novio, está sano, y me ama. Quizás lo que me hace falta es tener un bebé, no lo pensaré más y tendré relaciones con Terry.

En el departamento vecino, Susana vio a Terry exhausto.

—Te dejaré ir si dices: Que eres mi perrito.

Le quitó la bola roja que tenía en la boca. — ¡Dilo!

—Soy tu perrito —contestó Terry, sintiéndose humillado, su vello púbico estaba embadurnado de su semen. Susana lo besó en la mejilla, el se sonrojó ante ella.

—Buen chico —le dijo Susana palmeando su cabeza.

Susana lo soltó, le había puesto un piercing en el pezón izquierdo y otro en la puntita del prepucio que cubría su pene, Terry estaba adolorido, se puso de pie, se vistió ni la quiso mirar de nuevo, se fue en silencio, hacia el departamento de Candy.

Terry tocó el timbre, para ese momento ya habían terminado de adornar el pino navideño. Candy le abrió.

—Terry ¿tú aquí?

—Si.

—Precisamente pensaba en ti, esta noche quiero hacer el amor contigo.

Albert la miró asustado y se pasó entre las piernas de Candy para distraerla.

Terry abrió los ojos en señal de asombro, era lo que tanto deseaba, pero en ese momento no podía, se le estaba inflamando el prepucio por el piercing que le puso Susana.

—Candy, por ahora no puedo, quiero que me des tu opinión con algo, fui a un local a ponerme unos piercings ¿Qué me aconsejas tomar para que se me desinflame el pellejito del pene?

—¿Te pusiste uno en el pene? ¿Te dejaste manipular por un perforador? A ver muéstrame quiero examinarlo.

Terry con toda la vergüenza del mundo se bajó el pantalón y la ropa interior.

—De seguro estabas ocioso, sólo así pudiste tener esta ocurrencia.

—Me duele mucho. Dame algo Candy, de seguros tienes medicamentos aquí.

—Está bien te daré un antibiótico para evitar cualquier infección, y un antiinflamatorio para que se te quite la hinchazón, espero que no empeores, si no tendrías que circuncidarte.

En ese momento, Candy recibió una llamada, ella contestó su celular.

—Buenas noches ¿Quién habla?

Al otro lado de la línea. —¡Candy lo hice!

—¿Joven Stear?

—Si, soy yo, rapté a mi tío.

Mi mínino en navidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora