Capítulo 19

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En la casa de Eleonor Baker había varios invitados celebrando la nochebuena, Terry presentó a Susana, como su novia ante su mamá y a algunos reporteros de la sección de espectáculos de los medios locales de comunicación. A la vez en el departamento de Candy, Albert yacía tirado en el piso. Archie, George y Candy estaban demasiado ebrios para darse cuenta de aquella pequeña explosión que hubo cuando el alma de Albert regresó a su cuerpo. Stear en lugar de acudir a su lado para cerciorarse de que estuviera bien, se puso a revisar al gato para ver si había muerto, estaba seguro qué su dispositivo funcionó de manera correcta, para su sorpresa vio que el minino estaba en perfectas condiciones, lo abrazó dándole gracias a Dios porque no lo había matado. Albert empezó a reaccionar, Stear escuchó sus quejidos dejó al gatito y fue hacia él para ayudarlo a que se pusiera en pie.

—¡Es increíble! ¡Tu invento funcionó y no morí en el intento! —exclamó Albert sorprendido.

—Te prometí que te devolvería a la normalidad y lo cumplí. Ahora vamos a darle la buena noticia a los demás de que estás bien.

—La verdad es, que si muestro que estoy bien, tendré que irme de aquí, y yo quisiera pasar estos días junto a Candy.

—Tío, pero debes regresar a la casa con nosotros, ya viste que los Legans quieren tomar el control de la compañía, recuerda que estaban presionando a tía Elroy para que te desconectaran, además la pobre se está muriendo de tristeza por tu ausencia, ya tendrás el tiempo suficiente para conquistar a Candy.

—Quiero quedarme más tiempo con ella. Dentro de cuatro días traerás a alguien que se hará pasar como médico, fingirá que me revisa y me inyectará algo, yo haré como que reacciono, le agradeceré a Candy y me iré con ustedes, ahora no quiero dejarla sola.

Entre Albert y Stear acomodaron la recamara por consecuencia de la explosión, al terminar, Stear espió para checar qué ocurría en la sala, se sorprendió de ver a Archie con corte de soldado. Por un momento desconoció a George, pero se acordó que Candy dijo que se lo quitaría.

—Están dormidos —susurró Stear.

—Ella ¿Qué hace?

—Está dormida en las piernas de Archie.

—¿Qué dices? ¿cómo se atreve Archie a aprovecharse de ella?

—Creo que Candy le estaba cortando el cabello.

—Quiero ver como quedó.

—Sí, mira también como se ve George sin bigote.

—Pobre, por más que lo quise impedir.

—Tengo sed, tráeme algo de beber.

Stear le llevó la champaña, posterior a eso, ayudó a Albert para que se conectara al monitor de los signos vitales, lo alteró un poco, como sabía manipular el mecanismo de algunos aparatos no le costó trabajo.

—Mañana le dirás a George que estoy bien, de igual forma le ordenarás que prepare un plan para obligar los Legan a vendernos sus acciones, ya no los quiero en mi compañía.

—Como ordenes tío.

Al amanecer, Candy se despertó y se dio cuenta que los hermanos Cornwell estaban terminando de lavar los trastes, Archie tenía cara de pocos amigos, pidió que le llevaran un sombrero para cubrirse.

—Ya despertaste preciosa —dijo Stear con una sonrisa dibujada en su rostro.

—¿Y George?

—Se fue temprano, estaba avergonzado por su bigote, al parecer, siente como si estuviera desnudo sin él. —contestó Stear riendo.

—Lo comprendo —dijo Archie llevándose la mano a la cabeza.

—Iré a ponerme ropa cómoda, para que comamos del recalentado.

—Buena idea Candy, ya hice cuatro porciones para calentarlo en el microondas.

—Y flofy ¿dónde está?

—Acá está en la cocina, está comiendo su alimento de lata.

—¿Por qué no le das de la pierna mechada, si anoche bien que la comió?

—Hoy ya no la quiso.

Candy fue al cuarto, vio a Albert, se acercó a él para darle un beso en la frente— Feliz navidad guapo, en cuanto me lave te daré tu regalo.

A Albert le palpitó el corazón aceleradamente al escuchar su voz sexi.

Mi mínino en navidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora