5.CLIMAX

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Advertencia de lemon:

Si eres menor de edad o eres sumamente conservador no lo leas, además es mi primer lemon y puede que esté del terror.

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Sakura abrió lentamente sus ojos, viajar con esa técnica la mareaba, se percató que las cadenas que aprisionaban su torso superior ya no la rodeaban, sino que eran los brazos de Obito quienes ahora la abrazaban. Escaneo rápido con la mirada y verifico que estaban de regreso en casa, específicamente en el dormitorio y frente a ellos "su" cama. ¿Realmente quería avanzar tan rápido? ella había correspondido "un poco" a los besos de Obito, pero llegar a este nivel no estaba segura, la imagen de Sasuke se veía lejana por algún motivo.

Sakura se sorprendió, las manos de Obito la tomaron por la cintura para finalmente girarla hacia él.

– Aquí estaremos más cómodos – decía el Uchiha mientras acariciaba la cintura de la pelirosa.

–¿Qué? – Se cruzó de brazos mientras fruncía el ceño, ciertamente ella ya estaba con la temperatura alta y su cuerpo deseaba a Obito, no tenía duda, pero aún así no estaba segura de querer pasar a este nivel, además de reflexionar que esta sería su primera vez.

– ¿Qué sucede? – ronroneo mientras tomaba con fuerza a la pelirosa y la atraía hacia él para acariciar su espalda baja y dar algunos besos en su cuello, Sakura no opuso resistencia, cada caricia la hacía estremecerse, nunca se había sentido así. Aun teniendo 18 años, sus experiencias sexuales eran inexistentes, reservando la instancia románticamente para su adorado Sasuke. irónicamente era otro Uchiha quien la estaba haciendo acelerar su respiración.

Miraba con mayor detenimiento al Uchiha; Alto, cabello corto y aunque antes era negro azabache el gris le sentaba bien. Su rostro pese a que tenía marcas de alguna batalla no podían restarle atractivo, cuerpo malditamente tonificado, musculoso ¿y por qué no? Sumamente sexy. La pelirosa estaba viendo que cualquier indicio de razón o voluntad iba en declive, cada caricia, mirada o beso... incendiaban su cuerpo. Necesitaba averiguar cual eran los limites del deseo porque lo que sentía era bueno y quería más.

– Ahh – gimió Sakura al sentir como Obito apretaba parte de su trasero, el Uchiha sonrió, le excitaba ver como doblegaba a la pelirosa, verla tímidamente gimiendo y ruborizándose, era una sensación que lo volvía loco, quería más de ella.

– Sakura – la llamo con una voz sumamente sensual y grave, la joven tembló de placer en su sitio, solo atino a coincidir su mirada con la de Obito. Mantuvieron miradas durante unos segundos y el Uchiha fue quien decidió llevar toda acción a otro nivel. Con brusquedad la arrojo a la cama, ella soltó un pequeño chillido al caer pesadamente de espaldas sobre la cama, Obito se colocó inmediata sobre ella y comenzó a arrancar con lujuria incontrolada la ropa de la joven, ella solo observaba ese espectáculo, no sabía si lo estaba deseando o se encontraba en shock por el nivel de salvajismo con el que actuaba. Su aroma; tan masculino parecía embriagarla y someterla aún más a ese hechizo, el calor que irradiaban sus manos la quemaban y la hacían gemir aún más, por cada retazo de ropa que arrancaba sentía que más se humedecía y se retorcía de placer, solo atinaba a mirar el rostro del hombre, su mirada sensual, pese a tener el Rinnegan. Ella lo estaba deseando. Trato de negar ese pensamiento, pero ya no había vuelta atrás, ella también lo deseaba. Solo sería diversión, nada más, intento justificar su deseo con ese vago pensamiento.

– Me encanta tu cuerpo, eres hermosa – hablo con lujuria Obito al terminar de desnudarla y al fin poder contemplarla, totalmente para él. Estaba feliz de estar vivo para poder deleitarse con tal experiencia. Comenzó a acariciar con sus manos los pechos de Sakura, ella solo podía abrir su boca para gemir, le daba vergüenza no controlar sus quejidos. El hombre se dedicó a acariciar los pechos hasta que ambos pezones estaban duros, él se acercó a uno de ellos para lamer, la muchacha en acto reflejo llevo sus manos al cabello del Uchiha y comenzó a tirar de él mientras gemía, presa del placer. El continuó lamiendo y a ratos mordiendo, con su otra mano estiraba el otro pezón. Escuchar los gemidos de la pelirosa lo hacía excitarse mucho más, una melodía que derretía su juicio y avivaba más su deseo pecaminoso de romper a esta chiquilla de porcelana.

Yandere (Obisaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora