Capítulo 7. Sonny's bar

12K 469 44
                                    

AIDEN

Josh vino a la Casa de la Manada alrededor de las cinco para ver cómo estaba.

- ¿Cómo está Michelle? —pregunté, sabiendo que había llegado a casa ese día.

Mi Beta tenía una cara de bobo que reconocí bien.

Mi propia Bruma se cocinaba a fuego lento en mis venas, pero Sienna parecía tan retraída últimamente que no habíamos disfrutado de la temporada tanto como de costumbre.

Aun así, me alegré por Josh. Él y Michelle habían pasado por mucho últimamente.

Por decir algo.

El alivio también me llegó a mí. Si Michelle estaba lo suficientemente sana para realizar actividades más...rigurosas, tal vez realmente se recuperase por completo.

Una muerte menos en mi conciencia.

Le pasé a Josh una copia de un resumen informativo de Delta Nelson y me senté mientras él hojeaba las páginas.

Josh pasó una página, leyendo.

Entró una llamada en la línea de mi oficina.

- Sayyid Hamdi en la línea 1 para ti, mi Alfa —anunció Félix.

Con otra mirada a Josh, puse el teléfono en altavoz.

- Sayyid —dije.

- Tenemos una pista sobre un cazador de vampyros que puede haber tenido algún trato con Konstantin —dijo sin preámbulos.

- ¿Cazador de vampyros? —me hice eco—. ¿Un cazador divino?

Mi corazón se aceleró.

Los Cazadores Divinos odiaban a los hombres lobo y eran considerados una organización terrorista.

- No, aunque es un humano —dijo Sayyid—. Bobby Turner, blanco, de cincuenta y siete años. No tiene antecedentes contra hombres lobo, aunque sí contra vampyros. Es sospechoso de haber matado al menos a dos.

Uff.

Los vampyros eran bastante raros. Y por lo general bastante duros, aunque la mayoría no se comparaban con Konstantin. Como humano, y uno que se acercaba a la edad de jubilación, este cazador debía saber lo que hacía.

Sayyid continuó.

- Fue visto por última vez en un bar de moteros en Crescent Grove. Sonny's Bar.

JOCELYN

- Me alegro de verte de nuevo en pie, Jocelyn —dijo Sharon Lowell cuando entré en la sala de curas.

Hacía poco que había podido volver a ponerme en pie. Estar en la cama durante tanto tiempo fue mucho más agotador de lo que podía imaginar.

Cuando cerré la puerta, Sharon señaló hacia la mesa de exploración.

- Por favor, toma asiento.

Jugué con la pulsera en mi muñeca.

- Esa baratija es importante para ti —dijo la sanadora.

Asentí con la cabeza.

- Mi madre me lo dio cuando me aceptaron como sanadora de la manada. Dijo que siempre me daría fuerza.

La sanadora Lowell asintió, su rostro se volvió serio.

- Ahora necesitarás tu fuerza, Jocelyn.

Se me heló la sangre.

- ¿Qué quieres decir?

- Fue un milagro que pudiéramos revivirte después de tu hazaña de la semana pasada.

Lobos milenarios (libro 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora