Los ancianos seguro se tomaron su dulce tiempo en atender la solicitud de Kakashi para una reunión, claramente no le daban la debida importancia al liderazgo del Hokage después de haber visto pasar a demasiados de ellos.
Pasaron dos días desde su visita a Sakura y ya incluso ella estaba en casa descansando y disfrutando de la atención de sus chicos cuando aceptaron la visita del Hokage en sus dominios.
Decir que la reunión fue una pérdida de tiempo era un eufemismo. Los consejeros negaron cualquier participación suya en el ataque y como claramente los Anbu no confesaron de quien recibieron las órdenes, Kakashi no tenía eso contra ellos, pero sí el testimonio de Sakura.
—Les advierto que sí prosiguen con sus amenazas a civiles inocentes y a shinobis que están bajo mis órdenes y protección, habrá serias consecuencias.
—¿Y cuáles serían esas consecuencias, chico?— lo retó la mujer, claramente la más agresiva de ellos—No nos puedes tocar a menos que haya un juicio, uno civil y ninja. Te aconsejo que seas tú quien tenga cuidado, en ésta aldea los Hokages son fácilmente reemplazables.
Después de eso la conversación fue en picada.
El plan C de los ancianos se puso en marcha mucho antes de esa conversación, y ya estaría listo en cuando la pelirrosa se reincorporara a sus labores. No tenían ningún reparo en lastimar civiles o shinobis, como ya lo habían demostrado, pero preferían que ese fuese su último as bajo la manga.
Sakura regresó a sus labores tres días después de ser dada de alta. Los nervios se habían curado a la perfección, Sasuke y Naruto la mimaron en extremo, la puerta fue reparada y parecía como si nada hubiera pasado, Kakashi les hizo saber que había tratado con los consejeros (aunque omitió prometer que todo iría bien) y Hinata, y esperaba que ninguno la molestara en un futuro cercano. Aún así, ninguno de los chicos quiso tomar misiones, no cuando los consejeros podían manipular a su antojo a donde los enviaban. Aunque ella aceptó la preocupación, al final llegaron a un acuerdo, no tomarían misiones simultáneas, y si fuera imperativo, le pedirán a Sai que fuera su sombra por el tiempo que durara. Aunque a ella le pareció bien, no creyó que la situación fuera sostenible por demasiado tiempo, pero optó por quedarse con sus pensamientos para no estresarlos más.
Regresó al hospital un día soleado, acompañada por Sasuke y con la promesa de que Naruto la recogería si él no podía.
Al entrar en la recepción comenzó a notar los cambios.
La recepcionista siempre amable y algo chismosa, la saludó con unas palabras rígidas y ninguna sonrisa, no quiso darle suficiente importancia, la mujer podría estar pasando por dificultades y si la situación continuaba, hablaría con ella para ofrecer su ayuda.
La segunda cosa que advirtió fue la frialdad de su equipo más cercano, la enfermera Kai, quien siempre la asistía en operaciones y procedimientos complicados, se excusó para no apoyarla en una operación de emergencia y tuvo que ser sustituida por una de sus estudiantes más brillantes, de quien también notó un cambio en su comportamiento.
Al finalizar el día no sabía qué demonios les pasaba a todos. Pero no quiso darle más importancia, Sasuke la recogió en la salida y regresaron a casa.
Naruto preparó esa noche un ramen casi tan rico como el de ichirakus y ella no se lo diría, su ego ya era lo suficientemente grande, no tanto como el del Uchiha, pero casi.
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Hinata había estado encerrada en su habitación sin comer, solo bebiendo agua y evitando a todos los que quisieron hablar con ella. Hanabi estaba muy preocupada, no sabía qué hacía ahí dentro ni qué estaba pensando. Su padre había sido informado de la situación de Hinata por medio del mismo Hokage, Hiashi Hyuga le extendió sus más sinceras disculpas por el comportamiento indebido de su hija, y estaba muy enfadado. En cuanto llegó a casa le contó todo a Hanabi, y la pequeña Hyuga no entendía cómo su hermana había sido capaz de tal comportamiento, ella se lo advirtió, su papá también, se lo dijeron y no hizo caso, y ahora tenía que sufrir las consecuencias. Pero no por eso deseaba que su hermana sufriera sola, ella la podría ayudar si tan solo la dejara.
Caminó hacia los aposentos de Hinata y como cada tarde desde su encierro, tocó la puerta.
—Hermana… Hermana, por favor, habla conmigo. Hinata, no tienes porque sufrir sola, ni morir de hambre. Al menos come un poco. —esperó algunos minutos por una respuesta, pero como siempre, al no recibir nada a cambio, suspiró antes de irse— Ven a verme si necesitas hablar. Mi puerta siempre está abierta para ti.
Dentro, Hinata escuchó a su hermana alejarse y suspiró, la verdad estaba muy avergonzada. Nunca quiso hacerle daño de verdad a Sakura… soñó muchas veces con abofetearla o tirar de ese cabello rosa tan perfecto, pero no con un daño real, después de unos días solo tomando agua y pellizcando un pan duro, se obligó a meditar sobre su conducta. Y recordó las palabras de su Hanabi:
¿No entiendes tú, hermana, que si nadie más ve las cosas como tú, entonces tal vez no tienes la razón?
No quiso creerlo en su momento, pero poco a poco estaba la cordura penetrando en su mente confundida. Ella no quiso separarlos para salvar a Naruto. Lo hizo para poder tener una oportunidad. Lo hizo por despecho. Por orgullo. Y no entendía de dónde venían esos sentimientos, pero comenzaba a darse cuenta, ahora que lo había perdido todo, que lo que hizo estuvo mal. Y debía afrontar sus errores.
Se levantó con lentitud, ya que su cuerpo estaba cansado y agarrotado de haber estado sin dormir, sin alimento ni ejercicio por muchas horas y salió por la ventana, escabulléndose una vez más. Ojalá fuera la última.
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Naruto contaba una de sus últimas misiones mientras Sasuke lavaba los trastes y ninguno dejaba a Sakura mover un dedo. Ah, el privilegio de ver dos hombres hermosos desvivirse por ella, pensó, no podía sentirse más afortunada.
—...entonces el sujeto me comienza a decir "yo soy el señor del rayo, nadie puede soportar mi poder" y yo pensaba, éste tipo está loco, por supuesto que puedo. Y le digo "bien, golpéame con tu jutsu más poderoso, pero si lo soporto tienes que dejar que yo te golpeé con el mío". Este rarito acepta y me pongo en posición.
—Idiota— Naruto le frunció el ceño al pelinegro.
—Ay Naruto, solo tú. Solo tú.
—¿Me van a dejar terminar o que?
—Bien —respondió Sakura moviendo la cabeza —pero si termina como creo que lo hace, la próxima vez tendrás que ir al hospital a qué te remenden. Yo no lo haré.
—Oh, vamos. Fué divertido. Continuemos… me pongo en posición y levanta las manos, comienza a dar un discurso como si fuera el rey de la montaña y no sé qué más tonterías y el cielo comienza a iluminarse, tengo que admitir que estaba un poco preocupado. Y luego, un rayo cae y se impacta como a cinco metros de mí… y el tipo se me queda mirando muy serio y dice "mi puntería es una mierda, hagamos dos de tres"
Naruto comienza a reírse Sakura lo sigue un poco después.
—Naruto—resopla un poco—lo juro, siempre te ocurren las cosas más extrañas.
Un golpe en la puerta interrumpe la felicidad de todos, últimamente los visitantes en la propiedad no solían ser buenas noticias.
Sakura avanzó dos pasos antes de que Sasuke la detuviera.
—Quédate aquí. Yo voy.
Sin darle oportunidad de replicar, avanzó hacía la puerta y al abrir sintió una ira, que pensó había olvidado, resurgir en su interior.
—S-sasuke. Lamento mucho molestar. Me gustaría hablar con Sakura.
Él la mira con ira contenida.
—¿Para qué?
—Necesito hablar con ella. —Sasuke le dió un poco de crédito a la chica, estaba sosteniendo su mirada bastante bien. Mejor que muchos adultos que corrían en la dirección opuesta cuando lo veían. Pero aún así, no la dejaría acercarse a Sakura.
—No. Lárgate y no vuelvas. —Cerró la puerta sin otra palabra, cortando efectivamente la réplica que la Hyuga iba a dar.
Dando dos pasos atrás, comprendió que tal vez era demasiado pronto. Al fin y al cabo, por su culpa Sakura casi muere.
Sasuke volvió de mal humor a la cocina. Que mujer tan impertinente ¿Cómo se atrevía?
Dos miradas interrogantes lo recibieron y él actuó como si nada pasara.
—¿Quién era, Sasuke?— le preguntó la chica tras comprender que él no daría ninguna información por su voluntad.
—Alguien indeseado, no te preocupes, ya se fue.
—¿Pero quién? Su chakra era demasiado bajo, no lo pude identificar.
—La Hyuga. Hice que se fuera.
Naruto se envaró enseguida.
—Hinata ¿Y qué demonios quería?
—Hablar con Sakura, olvídenla. Ya se fué.
Sakura meditó un poco, preguntándose qué quería ella. No creía que fuera para insultarla de nuevo. No vendría a eso hasta su casa. O eso esperaba. Tomando una decisión que sabía iba a molestarlos y esperaba no estar cometiendo además un error, se levantó de la mesa tras murmurar esperen aquí, y salió rápidamente de la casa en busca de Hinata. Los hombres se miraron y después de una conversación sin palabras, solo rodaron los ojos. Sakura era demasiado buena para su propio bien, Naruto no solía ser rencoroso, pero tratándose de Sakura siempre fue y seguía siendo más susceptible.
Sakura salió de casa buscando a Hinata, no se veía por ningún lado, pero seguramente ya había alcanzado la línea de los árboles internándose en el espeso bosque. Caminó rápidamente intentando alcanzarla y después de unos cuantos minutos la halló caminando lentamente, a unos doscientos metros de ella. Corrió haciendo sus pasos los bastante ruidosos para no asustarla.
—Hinata, espera.
La pelinegra volteó a ella y se acercó con cuidado.
—S-Sakura. Pensé que no te dejarían hablar conmigo.
—¿Esos tontos? —bufó —ellos no me pueden decir que hacer… pero no es de eso de lo que supongo querías hablar ¿Verdad?
La Hyuga negó, no era de eso. Y ahora que la tenía frente a ella, una culpa insoportable la poseyó.
—Y-y-yo quería disculparme contigo. No entiendo la relación que mantienes con Sasuke y Naruto, pero no por eso debí insultarte ni intervenir diciéndoselo a los consejeros, ellos te hicieron daño… y fue mi culpa. Lo siento Sakura.
La pelirrosa asintió, sintiendo un peso levantándose de su pecho. La verdad es que ser el blanco del odio de una de sus compañeras de hace tantos años era un peso grande que soportar. Pero también tenía mucha curiosidad sobre lo que la había motivado, sí, estaba consciente del amor que tenía por Naruto, pero nunca hubo actos que motivaran tal devoción, nunca hubo cercanía, ni siquiera amistad. Solo un lejano y frío compañerismo.
—Acepto tus disculpas Hinata. Pero no entiendo por qué lo hiciste.
—La verdad es que… ni yo lo entiendo. Solo… creo que no quería estar sola—lagrimas comenzaron a bajar por sus mejillas—D-desde siempre me sentí afín a Naruto, él estaba solo, como yo, y aunque yo tuve una familia, ellos me rechazaron desde que Hanabi comenzó a mostrar habilidades, aún siendo casi una bebé.
No sé, creo que debo meditar mucho sobre esto. Pero no es tu responsabilidad escucharme. Solo quería que supieras que lo siento, muchísimo… y espero que algún día puedas perdonarme.
Le asintió con cordialidad y comenzó a caminar de vuelta a casa.
Sakura había visto ese tipo de comportamiento desde hace mucho. En Sasuke, en Naruto, en los niños del hospital de salud mental. Comprendió que muchos niños de su generación tenían traumas que habían podido esconder con éxito y ser adultos funcionales a pesar de todo.
Mordiendo su labio, caminó hacía ella.
—Hinata—la chica la miró, dándose la vuelta.
—¿Sí?
—Deberías visitar la clínica de salud mental.
—¿Para qué?
—Solo ven… como un favor para mí.
Hinata lo pensó seriamente unos minutos antes de asentir.
—Está bien, supongo que es lo menos que puedo hacer por ti.
—Bien, te veré mañana por la tarde.
Se despidieron rápidamente y ambas caminaron de regreso a casa.
Sakura entró silenciosamente y no estuvo sorprendida al ver a ambos frente a ella, con los brazos cruzados. En realidad, lucían bastante ridiculos.
—¿Qué fué todo eso?
—¿Por qué la invitaste al hospital?
Puso los ojos en blanco mientras caminaba hacia la habitación, por supuesto que esos dos entrometidos no se quedarían donde les dijo que se quedaran.
—Eso fue una persona intentando arreglar su desastre. Y es honesta. La verdad, chicos, es que ella está muy confundida y herida, y no son heridas recientes, viene arrastrando un dolor inimaginable desde hace mucho tiempo. Quiero ayudarla porque es lo que hago y lo necesita.
—Pero intentó matarte —Naruto aún no podía confíar en ella.
—No, Naruto. Fueron los consejeros, ella no está acostumbrada a la pelea sucia de consejo como nosotros. Seguramente solo quiso separarnos, pero nunca imaginó que las cosas llegarían a tanto. Ahora, no estoy pidiendo permiso, estoy diciéndoles, a los dos, lo que voy a hacer, y apreciaría mucho que si no me van a apoyar, tampoco hagan nada para detenerme.
—Siempre has sido demasiado buena para tu propio bien—Sasuke tocó su frente con dos dedos —pero aún así te cuidaremos, eres nuestra, te vamos a proteger.
Lo abrazó con fuerza suspirando su delicioso olor, carbón, bosque, el hogar. Él siempre había olido así para ella.
—Bueno, también pueden hacer otras cosas por mí —deslizó su mano por su apretado abdomen, haciendo que se estremeciera un poco.
—Aún no, no estás totalmente recuperada.
—Lo estoy, mi médico ya me dió el alta definitiva.
—Sakura—murmuró Naruto a su espalda, mientras con sus brazos la rodeaban— Tú eres tu propia medica, podrías estar mintiendo.
—Y si es así ¿Qué harás?
—Tendrías que recibir un castigo… tal vez no recibir lo que deseas en un largo, largo tiempo.
—Bueno, qué afortunados somos todos entonces, no tendrán que usar sus manos…y yo tampoco—acercó sus labios al oído de Sasuke y susurró —aunque me gustaría verlo.
Poco a poco comenzó a subir la camisa del pelinegro mientras Naruto bajaba sus pantaloncillos y subía el vestido.
La ropa fue lanzada al piso rápidamente mientras los labios chocaban y las caricias cada vez se hacían más atrevidas. Sakura gemía de placer. Ah, nunca se cansaría de eso, podría ser vieja y arrugada y su cuerpo seguiría siendo de ellos.
Cayendo sobre la cama en una posición semi sentada, con las extremidad entrelazadas, de alguna manera Sasuke quedó detrás de ella y ella a horcajadas sobre el rubio. Sin más demora Naruto penetró en su cuerpo y un largo gemido la atravesó.
Sasuke los miraba desde atrás, hace poco se había topado, no por accidente, con un libro que le dió ideas sobre cómo complacer a Sakura y darse placer el mismo, admiró su cuerpo, la pose tan sexual que tenía la pelirrosa, dejándolo ver cada parte de ella, cómo era llenada por Naruto y la evidencia de su deseo. Llevó una mano al mueble al lado de la cama y sacó un pomo de lubricante que había conseguido en una tienda bastante "secreta" de la aldea. Con calma comenzó a besar la espalda de Sakura, bajando hasta la línea de su trasero. Sus labios fueron sustituidos por su manos y continuaron el trabajo, masajeando está vez el hermoso trasero de la pelirrosa, ella seguía jadeando y gozando lo que Naruto le daba. Con calma, abrió el lubricante y comenzó a embadurnar su dedo índice. Una vez habiéndose cerciorado de que estaba listo, la beso en el cuello y los hombros y dirigió su dedo a la entrada que se suponía era prohibida. Tal vez era un poco idiota por hacerlo sin hablarlo antes, pero si a ella no le gustaba, se detendría al momento.
El dedo invasor comenzó recorriendo la bajada hacia la entrada y una vez ahí lo apoyó sin hacer ningún momento para penetrar. Sakura jadeó y se detuvo, volteando hacía atrás y trabando su mirada con la de él.
—¿Qué haces?— su sonrojo y sudor bajaba por su cuello y hasta los pechos, para Sasuke, nunca se había visto más hermosa.
—Quiero probar algo. Si no te gusta, me detendré.
—P-pero, nunca…
—Lo se —le besó el hombro, no perdiendo el contacto en ningún momento mientras Naruto solo fruncía el ceño, no comprendía que pasaba.—Tu mandas, en cuanto digas que pare, lo haré.
Sakura lo pensó un momento, sería una experiencia más y sí de eso sacaba placer para ambos, estaba dispuesta.
—Bien, pero ve con cuidado… o te romperé ese brazo— Sasuke bufó, por supuesto que le creía, pero él en ningún momento pretendía hacerle daño, primero se cortaría él mismo el brazo.
Sakura comenzó a moverse sobre Naruto, recuperando el momento.
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Ella yacía sobre el pecho de Naruto con Sasuke detrás. El orgasmo que acababa de tener era por lejos el más… impresionante, sí, eso que experimentó sin duda no se podía describir cómo otra cosa. Sabía, de manera teórica, que se podía hacer por ahí, pero experimentarlos era otra cosa, y ni siquiera fue todo el asunto completo, solamente una probadita, pero estaba ansiosa por tener más. Se preguntaba cómo es que Sasuke, su tímido Sasuke había dado con esa información. Puede que nunca lo supiera, pero le agradecería correctamente después.
Se quedó dormida otra vez, entre los brazos de los hombres que más amaba en el mundo, sintiéndose muy afortunada por poder llamase suya y llamarlos suyos.
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Por la mañana se preparó para su día en el hospital con más ganas que de costumbre, almorzaron todos juntos y después Naruto la acompañó hasta la puerta, despidiéndose con una larga mirada y un guiño.
Al entrar pudo sentir nuevamente el ambiente hostil del día anterior, el comportamiento de la recepcionista se repitió y sus enfermeras de costumbre la evitaban como la peste. Comenzó a ver un patrón en los comportamientos, pero no sabía la causa.
Dejó de pensar en eso cuando tomándose un descanso en sus consultas, Ino entró como un vendaval.
—Tenemos problemas— Sakura enarcó una ceja a modo de pregunta. —Hay rumores, muchos rumores en las calles. Y mi madre, la reina del chisme, me lo ha contado todo. Es mejor que te sientes.
—Ya estoy sentada, Ino… ¿segura que no te golpeaste la cabeza esta mañana?
—Ja. Ja. Amanecimos graciosas —la fulminó con la mirada mientras se sentaba.
—Bueno, es que tuve una buena noche.
—Estoy segura. Dime ¿Ya hiciste que se tocaran?
—Ino, no seas pervertida. A eso no es a lo que viniste ¿O sí?
—Cierto— con las uñas tocó el escritorio con nerviosismo. —Bien, mi madre me contó, que la señora de la pescadería le dijo que una clienta le habló sobre que Sakura Haruno está manipulando a Naruto Uzumaki, haciendo que vivan en una relación inmoral, y eso va a hacer que lo descarten como futuro Hokage.
Sakura se congeló en su asiento ¿Cómo era posible que en el pueblo ya lo supieran?
—¿Solo ellas lo saben?—le preguntó esperanzada.
—No, cariño, también escuchó el mismo rumor de la panadera, y del sastre, en la tienda de comestibles no se habla sobre otra cosa.
—Por los dioses— se cubrió los ojos con las manos, sintiendo las lágrimas acercarse.—¿Ahora que voy a hacer?
—Calma, Sakura, mi mamá también escuchó de todas esas personas que no lo creen, haz sanado a casi todo el pueblo o alguno de sus familiares en al menos una ocasión, todos te aman, como a Naruto. Incluso han llegado a amenazar a quién se acerca con ese chisme para que dejen de difundirlo o no les venderán nada nunca más.
Ahora la pelirroja sí estaba llorando, nunca creyó que los aldeanos reaccionaran de esa manera, pensó que la juzgarían y la maldecirían por su forma de vida.
—Bien, mi misión está hecha, solo quería advertirte para que no te tome por sorpresa si te hacen algún comentario.
La rubia salió tan rápido como entró, dejando a Sakura sintiéndose confundida y apreciada por la forma en que la defendían.
Por la tarde encontró a Hinata en la entrada del hospital de salud mental, le dió un recorrido por todo el lugar y le habló de algunos de sus casos, intentó que fueran los más parecidos a su misma experiencia, esperando que así ella viera las similitudes.
—Los niños y niñas ven a una psicóloga infantil una o dos veces por semana, casi todos han mejorado, algunos casos toman más tiempo debido a qué tanto estuvieron sometidos al estrés del abandono y la violencia, ya sea física o psicológica.
Hinata, que ya había comprendido por dónde iba la pelirrosa, le respondió con la cabeza agachada.
—¿Crees que una persona adulta pueda mejorar? ¿Pueda…entenderse a sí misma después de tanto tiempo y tantos errores?
—Claro, la salud mental en los adultos, sobre todo en los ninjas, está bastante descuidada, pero se está trabajando en ello. Hay una psicóloga que atiende únicamente a ninjas con problemas de estrés postraumático, y otros trastornos. Sus consultas son en el hospital, pero pronto tendrá su propio edificio, y más psicólogos están en formación para integrarse cuanto antes
Lo que no le dijo es que ella había impulsado tal proyecto porque muchas veces se enfrentaba a las consecuencias de no tratar a sus pacientes en ese ámbito. Incluso una vez un ninja que había regresado un poco herido de una misión había intentado ahorcarla porque sufrió un retroceso a la guerra y la confundió con el enemigo.
—¿Y sí una persona quisiera tomar una consulta, a donde tendría que ir?
—La recepcionista del hospital es quien asigna las consultas.
—Bien… g-gracias por la plática, Sakura. Ahora debo ir a casa.
—Por nada. Ve a descansar Hinata.
La pelinegra asintió y se retiró del hospital, despidiéndose al pasar de algunos niños que había conocido.
El día pasó rápidamente y al salir la estaba esperando Naruto, por su rostro demasiado serio, y la manera en cómo apretaba la quijada, habían malas noticias. Hicieron casi todo el camino de regreso, solo con palabras murmuradas sobre su día y la curiosidad de el rubio por saber si Hinata se había portado bien con ella.
Al entrar a casa las mochilas y capas en la entrada le dijeron todo lo que debía saber.
—Lo siento— le dijo Naruto abrazándola desde atrás —Kakashi no nos dió opción, nos necesitan a ambos.
—En la misma misión ¿Por qué?
—Se supone que no se lo digamos a nadie, pero tú mereces saberlo. Es una misión en el país del rayo, pidieron mi presencia debido a que el sujeto que buscamos ha evadido a demasiados ninjas de élite y destruido dos pueblos en un mes. Originalmente Kakashi pensó en mandar solamente a Sasuke, pero aún hay demasiada desconfianza hacia él, y quiere que yo ayude a limar asperezas, además será más rápido. Lo siento, no queremos dejarte sola tan pronto, pero no nos dieron opción.
Los pasos de Sasuke se escucharon acercarse y apareció en el marco de la división a las habitaciones. Se veía muy molesto y no quiso estresarlos más contándoles lo que pasaba en el hospital. Seguramente se lo tomarían demasiado personal.
Se despidieron poco después, prometiendo hacer lo necesario para regresar cuanto antes, también Naruto le sugirió invitar a Ino a dormir en casa para que no pasara las noches sola, Sai se encargaría de su seguridad cuando no tuviera misiones, también Shikamaru estaría pendiente de todo en lugar de ambos y podía ir a Kakashi si pensaba que algo iba mal.
Con besos, abrazos y un golpe con dos dedos en su frente, los chicos se fueron y ella se quedó sola en una casa que de pronto le pareció demasiado grande y que irónicamente, se sentía un poco asfixiante.
El siguiente día fue una ligera repetición del anterior, Sai la acompañó al hospital, caminaron en un amigable silencio y al irse le recordó que sí tenía problemas fuera directamente con Kakashi. Al parecer incluso él había escuchado de los rumores. Eso la hizo sentirse más expuesta de lo que ya lo hacía y al entrar a recepción, la chica está vez ni siquiera le dedicó una sonrisa forzada al darle sus nuevos expedientes. Las personas que pasaban por ahí la miraban de forma extraña e incluso colegas con los que no compartía mucho su tiempo pero sí una buena relación laboral, rehuyeron su mirada y no devolvieron el saludo.
Decir que estaba consternada, era poco. Esas personas no eran como un aldeano cualquiera. Ellos la conocían, compartían valores y principios. La conocían no tan bien como sus amigos, pero sí mejor que los demás. No comprendía que pudo haber desencadenado un comportamiento tan hostil.
Durante todo el día, el comportamiento del personal fue un reflejo de la mañana, pero no así el de los pacientes, que parecían tener más empatía por su situación que sus propios colegas. Y ella, al caer la noche tenía tanto los nervios de punta que optó por salir por la ventana en lugar de tomar la salida peatonal. En las escaleras no estaba Sai para acompañarla a casa y lo agradeció. Francamente, quería estar sola. Llegar a casa no mejoró nada, ellos no estaban ahí para darle consuelo, el estrés del día la llevó al baño para vaciar su estómago, y después de lavarse los dientes y ducharse se fue a dormir para evadirse de todo.
Los tres días siguientes, las cosa eran iguales, Ino la iba a visitar casi a diario, pero parecía no percatarse de nada debido a que siempre iba a su oficina entre las consultas.
En el cuarto día hubo una diferencia.
Al entrar, la recepcionista ni siquiera le habló, no la miró y no le dió los expedientes, los aventó de cualquier manera en el escritorio en cuanto la vió entrar.
Esa simple acción le tomó tanto por sorpresa como si la hubiera golpeado en el estómago.
Se encerró en su consultorio y estuvo recibiendo a pacientes hasta entrada la tarde cuando tuvo un poco de hambre y se tomó un descanso.
Se topó a la enfermera en jefe, con quien había mantenido una buena relación y hasta se podría decir que amistad, en el área común cuando fue por unas galletas para calmar su estómago que se había mantenido revuelto desde que comenzó todo. Había tambien algunas otras enfermeras y doctores que mantenían una conversación amena antes de que entrara, pero en el momento en que puso un pie dentro, toda la habitación se quedó en silencio. Ella avanzó con la cabeza erguida hacia el estante de las galletas, pero la mujer obstruía la puerta
—Shun ¿Me das permiso?
La mujer tomó aire antes de mirarla.
—No hay galletas, doctora —dijo sin moverse y con un rictus serio—Me parece que se acabaron ayer. Es una lastima.
Sakura sabía que no era cierto, se rellenaban los insumos todas las semanas, y nunca se había dado la ocasión en que las áreas comunes o cualquier área se quedaran sin nada. Y todos sabían que Sakura sabía eso, era solamente una falta de respeto y una forma de hacerle saber que no era bien recibida en el grupo.
Sakura le dedicó la sonrisa más brillante que pudo conjurar. Pero sentía sus sentimientos acercarse peligrosamente al borde y prefirió retirarse.
—Que mala suerte para mí, entonces. Gracias Shun.
Salió con pasó enérgico cómo si tuviera un lugar muy importante al que ir y la cabeza bien alta, demostrando que no la había herido, aunque por dentro sentía lo contrario.
Al entrar en su oficina no pudo retener las lágrimas. Se sentía muy desdichada, y no podía soportarlo más.
Tal vez se vería como una cobarde, pero decidió que una licencia médica era mejor, su salud ya estaba mermando debido a tanto estrés, vomitaba cada vez que regresaba del trabajo, y no comía casi nada, era la forma en que su cuerpo se revelaba y ella no podía hacer nada para mejorarlo permaneciendo ahí.
Al día siguiente se levantó con fuerzas renovadas, y era una lástima que esa excitación fuera debido a que planeaba irse.
Primero se dirigió a hablar con Kakashi. No fue una conversación tan violenta como llegó a pensar que sería, a pesar de todo, Kakashi apreciaba de verdad a su ex alumna, y de hecho, pensaba que le debía mucho a esa niña por la forma en cómo la trató en el pasado, darle tiempo para lamer sus heridas era lo menos que podía hacer, ya la notaba más delgada, pálida y triste
—Entiendo tu postura Sakura. Y lamento que tus compañeros estén actuando así, dales un poco de tiempo para entender.
—Lo sé, pero en este momento no puedo lidiar con ello. No sin Naruto y Sasuke… no sé cuándo volverán, y no me puedo quedar. Los aldeanos se han portado muy bien y amo mi trabajo, pero es muy duro ser tratada con tanto desdén por los del hospital solo por amar a quienes amo.
—Muy injusto. Si quieres puedo hablar con ellos y ordenarles que cambien su actitud.
Ella negó.
—Pude hacer eso yo misma. Soy su jefa. Pero no se trata de eso, el respeto que me tenían se ha desmoronado, y necesito tiempo para aceptarlo y llegar a un acuerdo conmigo misma sobre cómo seguir trabajando en esas condiciones.
—Entiendo.— Sakura casi odió la mirada de Kakashi, era una que le recordaba a tiempos más oscuros, de gran sufrimiento. —Puedes marcharte el tiempo que necesites, Shizune puede hacerse cargo de todo en tu ausencia, y he recibido una carta de Lady Tsunade, llegará en breve.
—Gracias sensei. Iré a preparar todo y luego partiré.
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Sasuke, Naruto.
Lamento hacer esto de ésta manera. Pero debo marcharme de la aldea.
Lo que me orilló a huir, sí, eso es lo que estoy haciendo, es que en los pasados días se ha extendido el rumor de nuestra relación, pero no solo eso, se afirma que estoy obligando a Naruto a ser partícipe de esto, que lo embrujé o algo por el estilo y que será mi culpa que pierda su candidatura y elección a Hokage.
No sé confundan, los aldeanos han sido muy buenos conmigo, me llevan flores al hospital cuando son sus consultas, o me cocinan comida deliciosa. Han sido un ancla en medio de todo. Pero por otra parte, mis colegas y a quiénes consideré una vez amigos en el hospital, han sido muy hostiles, he quedado relegada y me duele mucho, porque amo ese lugar, y llegué a compartir momentos cruciales con todo ellos. No lo comprenden. Lo sé. Pero eso no lo hace menos doloroso.
Lamento irme, pero estaba enfermando, y por una vez estoy cuidando de mi misma escapando de lo que me lastima.
Vayan a buscarme cuándo regresen. Me quedaré en una cabaña que me dejó mi abuela cuando falleció. Es linda y cómoda, voy de vez en cuando para limpiarla y renovarla. Les dejo las direcciones en el reverso de la hoja.
No se preocupen por mí, ni se molesten demasiado los esperaré con ansias.Los amo a ambos.
Sakura Haruno.
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¡Hola!
Juro que planeaba hacer de este el último capítulo antes del epílogo, pero bueno, las cosas no siempre salen como una espera, y en el capítulo de hoy se colaron cosas que no tenía planeadas, sin embargo, me gustó bastante el resultado.
Ahora sí, el siguiente, estoy segura que será el último.
Mucha gracias por sus comentarios, me encantan, y también gracias por sus votos. Ustedes son quienes hacen ésta historia, porque creo que sin ellos no habría llegado tan lejos.
Así que....¡Nos leemos en el siguiente capítulo!

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Somos uno
FanficUna vez mas, el equipo 7 deberá tomar una dura decisión sobre el futuro ¿serán lo suficientemente fuertes ésta vez? Cuándo el campo de batalla es desconocido, las decisiones se desdibujan tanto en la mente como en los corazones. Naruto no es de mi p...