III

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Antes.

Cuándo Sakura cumplió dieciocho años, decidió que era momento de ser independiente totalmente, no que no lo fuera ahora, prácticamente desde los quince fue puesta en libertad por sus padres para hacer lo que quisiera, de todas maneras era un ninja, y según ellos, la pelirrosa podría salir de casa a hurtadillas si así lo quisiera, por lo que su única petición fue que no les mintiera respecto a nada. Pero vivir con sus padres ya era incómodo, a veces llegaba a altas horas de la noche, con todos los trámites que debía hacer respecto a la clínica de salud mental y su propio trabajo como médica, los horarios eran impíos y desgastantes tanto para ella como para sus padres, así que fue simplemente más conveniente buscar su propio lugar. No le importaba que estuviera tan cerca del hospital, después de todo era ninja, podía llegar a una emergencia en un parpadeo con un simple jutsu, lo que buscaba era un lugar donde estuviera cómoda y tranquila. Un poco más a las afueras de la aldea, colindando con el espeso bosque, encontró una linda casa que se veía bastante privada, con su vecino más cercano a medio kilómetro de distancia. El letrero de "Venta" llamó su atención y se acercó a verla, siendo ninja, fue bastante fácil irrumpir sin ser detectada, y cuando estuvo adentro, se enamoró completamente. La casa era todo lo que buscaba, tal vez un poco más grande de lo que imaginó al principio, pero eso era un bonus, con dos habitaciones, tres baños, sala, comedor y cocina con una isla para el desayuno, estuvo totalmente enamorada al terminar el recorrido. El único problema sería el precio, ciertamente tenía buenos ahorros, pero no creía que fuera suficiente para pagar la hermosa vivienda. De todas maneras iría al banco de Konoha y preguntaría si tenían hipotecas para ninjas.

Dos semanas después el banco aprobó su solicitud, solamente tuvo que buscar dos avales con un buen fondo en el banco y la casa fue suya, y teniendo como avales a la ex Hokage y el actual, fue pan comido.

Tres semanas después se mudo tras las pequeñas reformas que hizo.

Dos meses después de eso el contrato de Naruto venció y ella le ofreció la segunda habitación en su casa, de todas maneras dormía ahí casi todos los días por qué a ella no le gustaba estar sola y a él le encantaba la casa, y con su renta ayudaría a no tener la soga alrededor del cuello tan apretada debido a la hipoteca.

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Naruto despertó con una sensación de plenitud en el pecho, sin estar confundido del por qué estaba desnudo y lo que pasó la noche anterior. Simplemente se sentía pleno con la vida ahora mismo. Estrechó a Sakura más cerca de su cuerpo, no queriendo soltarla nunca, pero sabiendo que lo tendría que hacer, más pronto que tarde, estaba seguro, y esta vez, para siempre. Desde hace un tiempo sentía como si lo que tenía con Sakura estuviera llegando a su final.

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Antes.

Llevaban viviendo juntos un año exactamente cuando un edificio de departamentos se derrumbó debido a las fuertes lluvias. Todos los ninjas activos fueron movilizados y Sakura se encargó de intentar frenar las bajas, lamentablemente no pudo hacer mucho, y al terminar su turno estaba desecha.
Llegó a casa la tarde después del derrumbe solo queriendo dormir la decepción que sentía al no haber podido salvar a todos, en específico a un par de niños, gemelos, que quedaron atrapados en el derrumbe, tan pequeños que apenas podían mantenerse en sus pies, les dijeron sus padres. Hacer saber el fallecimiento a la familia fue una de las cosas más duras que tuvo que hacer en su vida, la madre necesitó ser admitida por el horrible trauma, y el padre salió del hospital viéndose como un zombie, sin sentimiento ni emociones.
Al entrar vio a Naruto en el sillón durmiendo, seguramente se quedó dormido esperándola. Decidiendo no despertarlo fue directamente a su recámara para dormir un rato, tomaría una ducha cuando despertara.
Sin embargo, no pudo dormir, los sucesos del día pasaban por su cabeza como flashes sin descanso, un niño desangrándose, otro niño con los huesos rotos, de nuevo el mismo niño llorando por qué le dolía, teniendo que sedarlo por qué tenía tanto dolor que sus gritos no cesaban, estabilizando por fin a uno de ellos. Uno de los pequeños muriendo, y su gemelo estable siguiéndolo poco después, sus síntomas desplomándose sin razón alguna, como sintiendo el vínculo perdido con su compañero de vida y decidiendo no seguir sin él.
Su corazón no podía soportar unas muertes tan terribles e injustas y los sollozos fueron tan fuertes que hacían temblar la cama entera. Naruto despertó escuchándola llorar e inmediatamente acudió a su lado. Ella no dijo mucho, solo le pidió que la abrazara y él lo hizo. Cuando la pelirrosa estaba quedándose dormida, Naruto decidió dejarla descansar e ir a su habitación, pero Sakura no lo permitió.
—Por favor, quédate conmigo, no soporto estar sola está noche— Pidió con voz ronca, y él no fue capaz de negarse, así que se recostó frente a ella con las manos firmemente agarradas a su propia ropa, sin opción para ponerlas en otro lado, no queriendo incomodarla. Pero fue ella misma quien inició el acercamiento, se acercó a su pecho y se acurrucó ahí, sintiéndose mucho mejor al escuchar el latido del corazón de su mejor amigo. Y por la mañana despertaron en una posición diferente, con él detrás de ella, sosteniendo firmemente su cintura, y, de alguna manera, no se sintió invasivo ni incorrecto, si no todo lo contrario, por la noche, ella lo invitó a hacer lo mismo, y poco a poco se fue creando un hábito, la cama de Naruto quedó en desuso y solo utilizaba la habitación para guardar su ropa y algunas herramientas de trabajo.

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Sakura se removió en la cama, aletargada y un poco dolorida por la noche anterior, doliendole músculos que sentía no haber usado nunca sin importar cuánto entrenamiento haya hecho.
—Buenos días, Naruto.— Se removió en la cama quedando frente a él, ofreciéndole su boca para un beso de buenos días.
El beso comenzó lento, pero rápidamente cambió a ser una lucha entre sus bocas, dejando salir todo el deseo entre ellos. Su beso correspondía a sus personalidades, salvajes y arrolladoras.
Cuándo terminó, la pelirrosa se recargó en su pecho, quedando pensativa.
No sabía qué hacer, amaba a Sasuke, pero también a Naruto, no quería perder a ninguno de los dos, pero llegado el momento tendría que hacerlo, y por una vez en su vida, no sabía cuál sería el resultado de esa decisión.

Al medio día se levantaron y cada uno fue a cumplir sus responsabilidades, las víctimas de los picaron no había aumentado durante su descanso (afortunadamente) y el trabajo de Sakura se enfocó solo en seguir manteniendo a sus pacientes vigilados y estables. Para la hora de la comida se reunió con Ino para comer, y habiendo curado satisfactoriamente sus músculos doloridos, tenía plena certeza de que la rubia no descubriría eso, no es que estuviera avergonzada, simplemente estaba intentando averiguar cómo manejar todo cuando Sasuke regresara y descubriera lo que pasó, por qué se iba a enterar.
—Yuju, frente, por aquí— Ino movía su mano como una loca, molestando a los demás clientes y sin importarle un comino. La pelirrosa apresuró el paso para disminuir la vergüenza que le hacía pasar su amiga, y se sentó en la pequeña mesa de dos plazas.
—Dios, Ino, controlarte.
—Tuviste sexo— Comenzó su amiga, sin vergüenza alguna.
—Ino ¿Qué te pasa? No puedes decir eso— Con miedo a que los demás clientes hayan escuchado, miró con pánico alrededor, pero afortunadamente nadie había prestado atención.
—Ay, frente, a nadie le importa si te acostaste con Naruto. Ya, cuéntame cómo fue.
—No voy a hablar de eso— Ino estaba lista para protestar cuando Sakura continuó. —Es que no puedo hablar de eso ahora, por favor, no me presiones, solo necesito pensar en todo, y en… las consecuencias de lo que hicimos.
Yamanaka suspiró, teniendo un poco de lástima por su amiga, y también celos, tenía dos hombres perfectos (bueno, uno más que otro, Sasuke en este momento no encajaba en la descripción de perfecto) que la amaban, se preocupaban por ella, la cuidaban cada uno a su manera y ella no podía decidir con quién quedarse. Y sabía que eso rompía su corazón en mil pedazos. Siempre fueron el equipo 7 contra el mundo, incluso cuando Naruto y Sasuke se fueron de la aldea y ella se refugió con otros equipos, sabía que no estuvo completa hasta años después, cuando se reunieron en la guerra, peleando juntos contra el terrible mal que amenazaba con destruirlos a todos. Y después se volvió a fracturar su alma cuando Sasuke salió a descubrir el mundo en su viaje de redención.
—Sakura— tomó su mano sobre la mesa —Hagas lo que hagas, dolerá, te lo aseguro, pero estarás bien, solo sigue a tu corazón y haz lo que se sienta correcto, incluso si tienes que luchar contra el mundo, sostente sobre esas super fuertes piernas y no te muevas de tu posiciones. Prometelo.
La pelirrosa contuvo las lágrimas que amenazaban con deslizarse por sus mejillas y le dió un leve apretón a Ino.
—Lo prometo.
Salieron del local ambas pensativas y se despidieron en la entrada del hospital.
Sakura se dirigió a la clínica de Salud mental, su suave corazón clamaba por conocer y comenzar a tratar a los pequeños que acaban de perder a sus padres, víctimas de los criminales, desesperada por hacer algo por ellos, demostrarles que no estarían solos en el mundo, nunca.

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Hola! Espero que haya gustado este capítulo, creo que fue un poco lento, pero tiene un propósito para lo que está por venir.

No sé cuántos capítulos saldrán de esta historia, no lo he planeado exactamente, simplemente quise hacer algo como esto por qué he leído muchos fics NaruSaku últimamente, pero no sé sentían del todo bien para mí sin que Sasuke estuviera en la foto.
Agradezco a las personas que leen la historia, es la primera vez que escribo algo así y es un poco raro saber que están en mi cabeza leyendo las cochinadas que pienso, ja.
¡Hasta la próxima!

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