𝐋𝐎𝐕𝐄𝐋𝐘 𝐖𝐈𝐋𝐋, (will byers)

04 - 𝗧𝖧𝖤 𝖲𝖠𝖴𝖭𝖠 𝖳𝖤𝖲𝖳

Claire Hargrove.

Después de haberme cambiado me tire en mi cama mientras Max me contaba lo que había pasado cuando fueron en busca de Billy. Yo no había estado ahí, pero tenía el presentimiento de que algo no andaba bien. Necesitaba verlo yo misma.

—¿Cuál quieres? —Gire hacia Max al oírla hablar de nuevo, ahí le mostraba dos historias a Eleven para que ella eligiera.

—No lo sé. —Respondió sin darle importancia, ella estaba preocupada, no lo decía pero podía notarlo.

—Oigan. —Max me miró a mí y después a Eleven. —Ya no hay nada de que preocuparse, ¿Okey?

—No tiene sentido. —Comentó Eleven, yo le preste atención.

—Heather. La sangre. El hielo.

—A Heather le dió fiebre así que tomo un baño, pero ahora está mejor. —Max intenta darle lógica a todo, aunque obviamente lo hace para no preocuparnos . —Tiene que ser eso.  No sé de dónde vino esa sangre pero… la vimos, las dos la vimos, está completamente bien.

—¿Y que hay de Billy? —Pregunto en voz baja.

—¿Qué hay con él?

—El dijo que lucía diferente.

—Creo que siempre se ve muy mal. Pero es bueno saber que no es un asesino, porque eso habría sido horrendo. —Mi mirada se desvía de Max hacia la puerta, asintiendo mientras pienso un poco más las cosas.

—¿Quién es ella. —Eleven toma uno de los comic, exactamente el de la mujer maravilla.

—¿Ves? Por eso no debes estar todo el tiempo con Mike.

Max se sienta al otro costado de Eleven en la cama, después comienza a hablar de nuevo.

—Ella es la mujer maravilla, también le dicen princesa Diana. Es de la isla paraíso, que es una isla escondida dónde solo hay mujeres guerreras. —Max explica, Eleven y yo la miramos atenta con cada palabra. Después de eso comenzó a contarnos más hasta que nos dormimos.

[…]

Tome una de las sábanas y con ella cubro mi cara mientras intento ignorar el molesto sonido que sale del walkie.

—¡Claire! —Max jala la sábana para quitarla de mi rostro. —¡Apaga esa cosa, quiero dormir!

Maldita sea, ¿Por qué demonios molestaban tan temprano?

Me levanté regresandole el empujón para caminar hasta mi mochila y sacar el walkie.

—Repito. Esto es un código rojo. —Dice la voz de Lucas del otro lado.

—Dios, que molesto eres. —Me queje cuando conteste el walkie. No espere una respuesta y lo apague bajando la antena.

Voy de nuevo hacia mi cama, pero cuando estoy por acostarme el teléfono suena. ¿Qué no entendían que no quería hablar con ellos?

—¡¿Qué demonios quieren?! —Exclame con molestia cuando tome el teléfono.

—Soy Mike, no cuelgues. —Con más razón colgaría. —Algo paso, algo malo. Nuestras vidas están en peligro.

—¿De qué estás hablando? —Pregunte confundida.

—Vengan a mi casa, les explicaremos todo.

—¿Qué?

—¡Rápido! —Mike cuelga el teléfono y yo me quedé viendo la pared confundida, después coloque el teléfono en su lugar.

—¿Qué pasa? —Pregunta Eleven que está junto a Max en la punta de las escaleras, me doy vuelta y levanto mis hombros algo extrañada.