Isabela sostenía el papel entre sus manos y volvía a leerlo cada vez que lo terminaba, Mirabel la observaba desde la puerta, ella había traído el sobre con la carta, si confiaba en sus palabras, su hermana no sabía quién la enviaba, solo que apareció enganchada en la puerta y casita le aviso que eso estaba ahí.
― ¿Qué es? ―oyó una voz en la lejanía.
La mayor no podía procesar nada de lo que estaba ocurriendo, por lo que tampoco sintió cuando la menor de sus hermanas se sentó a su lado y comenzó a leer la carta. Isabela la apartó instantáneamente de la vista ajena pero ver que Mirabel se sonrojaba le indicaba que había leído lo suficiente.
― No le digas a nadie. ―le rogó tartamudeando. Y eso era raro en ella.
― ¿No decirle a nadie qué? ―preguntó un Camilo medio adormilado llegando a la mesa con el desayuno.
― Nada ― interrumpió Isabela mientras se iba sin haber probado un bocado de su desayuno, la joven se chocó al salir con el tío Bruno― Lo siento ―susurro y se fue.
Bruno observó que Mirabel estaba completamente sonrojada y que Camilo empezaba a comer de su plato pero, al notar el abandonado desayuno de su prima, se lo agenció.
― No hice nada ―se excusó Camilo ante la mirada interrogante de su tío.
― ¿Mirabel? ―preguntó, pero la chica parecía estar en otro lado, cuando Camilo agito su mano ante la mirada de su prima esta salió corriendo en dirección a su hermana.
― No entiendo nada ― dijo Bruno resignado y tomando asiento frente a Camilo.
― Yo tampoco ―dijo comiendo algo de fruta, pero agregó― Y tal vez sea mejor así.
Bruno asintió mientras comenzaba a comer una arepa robada del plato de su sobrino, quien no terminaba de despertarse.
Isabela huyó con el sobre en sus manos, que temblaban tanto que no se sintió capaz de usar sus dones, fue por las escaleras y, después de atravesar la puerta de su habitación, se dejó caer hasta quedar sentada en el suelo. Inhaló y exhaló varias veces tratando de que su cuerpo pudiera regular y normalizar el oxígeno en su organismo. Pero sentía la cara arder, sentía que su corazón y su pálpito rebotaban en todas direcciones invadiendo cada rincón de su ser.
Volvió a abrir el sobre y a sacar el papel escrito a mano.
― ¿Cómo pude ser tan tonta? ―se preguntó sin dejar de recordar ese primer momento en el que ella había aparecido.
Isabela iba hacia el bosque, quería pasar un rato sola después de realizar tantas tareas con Luisa por el pueblo, pero de camino vio a Camilo y le saludó, y él estaba con Ana esa niña que estaba con Elsa y ella la miro y ambas se miraron y cuando se quiso dar cuenta estaba con el grupo, hablando con Camilo y con Elsa. Su primo la dejó sola, ella y Elsa hablaron bastante sobre flores porque a Elsa le gustaba lo bien que olían las flores que Isabela hacía florecer a la vez que, según Elsa, sus flores duraban más tiempo.
Había sido una conversación larga y cuando se quiso dar cuenta era tarde y Antonio había ido a buscarla por pedido de su abuela, que la necesitaba en otra parte y bueno, no le quedó otra que despedirse.
― Nos vemos, Isabela ―se había despedido Elsa y ella se había quedado helada porque nunca había escuchado que ella pronunciara su nombre. La verdad, se sintió como una bofetada que la dejó estática y de no ser por el rugido del jaguar de Antonio no hubiera reaccionado nunca.
Esa misma noche, tras realizar los pedidos de su abuela y antes de la cena familiar, Isabela se encontraba en su habitación reviviendo constantemente ese acercamiento con Elsa, que parecía robarle hasta la inspiración. Por eso mismo intentó usar su don mientras pensaba en Elsa, dejando que su propio don la guiara ¿Qué era lo peor que podía pasar? Y ¡puf! una planta única y hermosa había aparecido como por arte de magia, la Madrigal no podía creer que después de estar una temporada sin que nada le saliera bien, al fin pudo sacarse ese nudo del pecho creando algo maravillo.
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Lo que no se dice de Bruno
FanfictionHistoria catalogada como Fanfiction que trata sobre lo que paso después de la película ENCANTO producida por Walt Disney Pictures y Walt Disney Animation Studios. Muchos de los hechos aquí expuestos fueron inventados por mí, si bien los personajes...