Lo que no se dice de Bruno

Primera Parte: 5- Camilo

Esta era una cosa bastante problemática, Camilo quería disculparse con su tío Bruno, cómo se enteró que lo había hecho su hermana pero una parte de él aún quería que su tío fuera ese malvado y oscuro ser que él interpretaba tan bien y cuyos rumores habían motivado su perfeccionamiento del papel.

La realidad era que él nunca recordó haber visto a su tío enojado ni aterrador pero cuando fue creciendo y se fue enterando de lo que decía el pueblo supo que tenía que hacerlo, asustar a los niños con las aterradoras interpretaciones que él podía hacer; nadie quería verlo transformado en su tío y eso era algo que, de alguna extraña manera, anhelaba profundamente.

Sí, su don era muy útil, podía ser cualquiera, ayudar a todo el mundo y ser el mejor en eso; al principio era genial, se sentía el mejor de todos en todo. Pero el tiempo pasó, y por algún extraño motivo empezó a detestar ser otros, se impuso un reto: ¿Cuántos días podría ser solo Camilo? Resultado: improbable; redujo el tiempo del desafío a unas cuantas horas y el hecho de que resultara imposible completar la hora de reloj sin usar su don género un nudo en lo más profundo de su ser que solo pudo suavizar y aflojar levemente cuando hacía travesuras.

Cuando, en su camino de travesuras se convirtió en su tío Bruno y le dijeron "No se habla de Bruno". Bruno el aterrador. Bruno, el brujo, el maligno ser cuyas predicciones desestabilizaban hasta a su abuela lo tuvo más claro que nunca: amaba ser Bruno, disfrutaba demasiado cuando se transformaba en él y lo representaba con tal talento que nadie olvidaba su interpretación; porque todo el mundo sabía que no era Bruno en realidad, se trataba de Camilo, el travieso Camilo y esto no lo hacía por obtener más comida en el desayuno o para molestar a Isabela ni a Dolores; esto era por y para Camilo.

Este placer estuvo secretamente oculto, hasta que reapareció Bruno, al principio pensó que se trataba de una broma ni siquiera se asomaba a los rumores más estúpidos que escucho sobre su tío y su don; primero lo detesto porque, al aparecer, él se quedaba sin su obra maestra.

Posteriormente, descubrió que ni siquiera le molestaba la presencia de su tío en la casa, ya que ni salía, y el que se supiera que Bruno estaba de regreso hacía más creíble su interpretación; pero nunca se espero llegar a sentir lo que sintió.

A medida que fue conociendo al verdadero Bruno: ese que jugaba con roedores y representar historias, ese que era muy temeroso, muy supersticioso y que parecía tan buena persona, que hasta le daba tanta lástima a Camilo que no pudo evitarlo: durante una parte de primavera, tras regresar de realizar una tareas en el pueblo, Camilo se tapo la cara con una de sus almohadas y empezó a gritar, en lo más profundo de su habitación mientras permanecía como Camilo por primera vez durante todo lo que duró su grito.

Y volvió a sentirse como antes de descubrir el rol de Bruno: perdido y con pocas ganas de cambiar.

Desde que se reconstruyó la casa todo había cambiado, su don parecía nada en comparación a todo lo ocurrido, desde el regreso de Bruno hasta sus primos estuvieron cambiando... era todo tan angustiante y aunque intentó por todos los medios mantener la calma le resultó imposible. Junto a Antonio decidieron ayudar a los roedores con sus producciones, Camilo se centraba en al interpretación y con ayuda de Antonio podía establecer una comunicación casi decente, al principio le resultó muy frustrante pero con el tiempo empezó a tomarse el papel muy en serio o así se lo hicieron saber

― ¿No crees que pasas demasiado tiempo con esas ratas? Vas a termina siendo como Bruno.

No recordaba bien el rostro de la persona que le había dicho eso, tampoco se esforzó, él estaba muy ocupado tratando de recordar una coreografía para que algunos de los roedores le imitaran esa tarde. La persona lo dijo de pasada y como si él hubiera recibido el don de Dolores, lo hubiera escuchado tan claro; lo de después sucedió muy deprisa.