― Tío Agustín ―respondió Camilo― Él me dijo que te recordara la cabaña, que solías guardar tu libro ahí al comienzo.
Camilo se alejó aprovechando el shock de su tío y cuando Bruno pudo asimilar lo sucedido, estando sólo, lanzó las palabras al aire.
― Agustín y Camilo ¿Quién me iba a decir que esos dos se iban a llevar bien? Con lo opuestos que son ―bufó, tiro un poco de sal sobre sus hombros y se dejó caer con las piernas cruzadas sobre la duna de arena.
No podía evitar pensar en lo sucedido ese día con su visión sobre Alma, consolar a Mirabel y al final en la cena ese reto de otro tiempo.
Antes de que la tristeza se acomodara en su pecho, se puso de pie y salió de su habitación con sumo cuidado. Esa noche no iba a pegar ojo y lo cierto es que necesitaba un paseo. Salió de la casa sin que la misma lo delatara.
Recorrió uno de los senderos que lo llevaba hacia el bosque, alejándose de las construcciones y justo en la ladera de la montaña se dispuso a recorrer la ruta hacia la cabaña.
― Bueno, estoy sorprendido de verla aún en pie ―comentó mientras observaba la construcción.
Obviamente hacía bastante tiempo que nadie pasaba por el lugar. No podía asegurar que la madera con la que había sido construida no haya brotado, pero si notaba como la vegetación la invadía.
Le costó bastante intentar abrir la puerta. De hecho no la abrió, busco una de las ventanas y se metió por ese lugar. Todavía cabía. lo que era algo a su favor en cuanto a vivir entre las paredes de una casa.
En interior no estaba mucho mejor que el exterior, de hecho se sorprendió que ningún animal utilizara el lugar como refugio.
Teniendo un mapa mental de cómo solía ubicar las cosas allí, busco la pared donde solía acomodar una manta para acostarse y pasar la noche, con lentitud y sumo cuidado empezó a cavar en la zona. El suelo seguía siendo de tierra, a Félix le había dicho que si se mudaba iba a intentar poner cerámicas o madera. Nunca llegó ese momento. Mejor dicho, cuando llegó no recurrió a la cabaña.
Un crujido hizo que detuviera su excavación. Había dado con una caja de madera. Cavó rodeando el objeto de madera hasta que pudo extraerla con bastante paciencia de la tierra que la rodeaba. Lo cierto es que no recordaba que estuviera este tesoro en el lugar y, por lo que podía suponer, esto había sido depositado bastante tiempo atrás.
Al romper la tapa dio con varios objetos que él mismo de pequeño coleccionaba junto con Félix, quien seguramente también había tenido su propia colección.
Había piedras de colores y formas extrañas, que habían llamado su atención cuando siendo un niño jugaba en la orilla del río. También había un par de llaves de hierro. Se las había dado Agustín. Y finalmente había varios frasquitos, Bruno estaba explorando con tintes y la arena, por aquel entonces creía que podía hacer sus visiones más coloridas. No fue posible pero las botellitas estaban limpias, tal vez les encontraba alguna utilidad ahora.
Por último algo brillante llamó su atención. Eran plumas, su madre le había dicho que con ellas podía escribir.
Suspiro.
Supuso que algún día todos morirían, pero enterarse por medio de una visión se le hacía muy violento. Su madre decidió decirle sobre este suceso a sus otras dos hijas, no quería que el pueblo se enterara, no quería que volvieran a aislarlo solo por tener visiones.
― Supongo que aquí no está el libro ―dijo acomodando las cosas en la caja y llevándola mientras salía por la ventana. Regreso sobre sus pasos lentamente, pensando en donde podría haber dejado olvidado el cuaderno.
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Lo que no se dice de Bruno
FanficHistoria catalogada como Fanfiction que trata sobre lo que paso después de la película ENCANTO producida por Walt Disney Pictures y Walt Disney Animation Studios. Muchos de los hechos aquí expuestos fueron inventados por mí, si bien los personajes...