El tío Bruno no era mucho de salir donde hubiera demasiada gente, por lo general y si tenía muchas ganas de caminar un rato, se dedicaba a recorrer caminos naturales y alejados de la zona residencial, si bien nunca atravesó la cadena de montañas que los aislaban. Estas salidas se repitieron con mayor frecuencia ya que, en el fondo, nadie necesitaba de su don; lo que facilitó que Bruno desarrollara su talento con los dibujos, de la mano de su don el hecho de poder plasmar cosas que veía no tenía porque ser limitado a las placas grabadas de esmeralda.
Empezó a dibujar pequeñas cosas, con carboncillos y casi sin colores, Isabela fue la primera en descubrir este pequeño secreto de su tío; ella que había comenzado una búsqueda mediante la exploración de los espacios naturales para inspirar y disparar su creatividad con las formas y los colores, un día vio a Bruno sentado, muy concentrado en su labor que ni cuenta se dio cuando una liana acomodo a la chica desde una perspectiva que podía ver lo que el hombre dibujaba.
Silenciosa Isabela observó cómo el hombre plasmaba una mariposa posada en una flor de colores cálidos, los detalles y el talento de su tío en esta labor le hicieron olvidar que se suponía que ella no estaba ahí.
― Es increíble ―el sobresalto del hombre fue tal que, además de arrojar el carboncillo y levantarse, dio una voltereta y extendió los brazos hacia Isabela con la respiración descontrolada. Ella le miró intentando no reírse por lo exagerado de la maniobra mientras intentaba mostrarse inofensiva― Lo siento, no quería asustarte.
Bruno se acercó a un árbol para tocar madera y pudo controlar su respiración.
― ¿Estás bien? ―preguntó Isabela descendiendo de la liana.
― Estoy viejo, no me des estos sustos sobrina ―lo dijo con un tono suave pues no era un reto ni una amenaza sino una confirmación, y Bruno ya sabía que sus dichos solían mal entenderse― No es que te este retando o que no debas venir a este lugar, pero seria bueno que, bueno, si tu quieres, la próxima vez me avises que estas aqui; no me resto culpa, es decir yo estaba muy centrado en lo mío y-
― Esta bien, tío, me distraje porque no sabia que dibujaras tan bien
Bruno se sorprendió, no solo por el elogio sino también porque no recordaba dónde había ido a parar su dibujo. Empezó a buscarlo mientras hablaba.
― Ah eso, sí, yo tampoco sabía; mejor dicho, hacía mucho que no lo hacía. ―vio la hoja enganchada en una rama baja de un árbol y empezó a estirarse para alcanzarla― Por lo general dibujaba en la arena, supongo que es por mi don de las visiones ―y al final tomó la hoja y la retiró con cuidado de no romperla― ¿En serio te parece algo elogiable? ―preguntó mientras le mostraba el papel.
Isabela lo tomó y Bruno vio cómo brillaban sus ojos, no pudo evitar sonreír. Isabela lo miró y no pudo evitar cambiar a una actitud defensiva.
― ¿Qué?
― Te lo puedo regalar, si quieres
Ella se quedó callada, miró a los lados y asintió. Bruno soltó el papel que la joven tomó y guardó.
― Recuerdo que hace un tiempo, cuando eras muy pequeña, encontraste un dibujo mio; era un boceto de un árbol, pero cuando lo viste pensaste que era un arbusto y comenzaste a hacer aparecer hojas de tonos azules oscuro y las combinaste con otras de muchos colores brillantes hasta ocupar toda la hoja, nunca había visto flores así ―Bruno tenía una sonrisa nostálgica por el recuerdo― Creo que hacía unos días que habias recibido tu don y no encontraste nada con lo que entretenerte en casa.
―Yo... no recuerdo mucho
― Lo sé, eras muy chica y supongo que aún no habías escuchado nada sobre mí.
― ¿Que paso con el dibujo?
Bruno se puso más serio, pero cuando hablo todavía tenía esa media sonrisa nostálgica.
― Creo que lo escondiste o lo perdiste, realmente no me acuerdo, sé que te lo llevaste para que no lo viera nadie más, o algo así.
Isabela volvió a mirar el dibujo y después observó a Bruno, seguía sin mirarla y empezó a rascarse un poco la cabeza, su otra mano estaba manchada con carboncillo.
― ¿Sabes? Este dibujo me lo quedó así, pero para la próxima deberías buscar colores, creo que le daría otro estilo más tuyo.
Esta vez su tío la miró con ternura y agradeció por lo bajo. En los días posteriores Isabela le regalaría una serie de pigmentos producidos mediante algunas de las flores del lugar, pero nunca dejó de lado su tarea creativa, no siempre le resultaba fácil dejar ese perfeccionismo tan arraigado en ella, y para motivarse cuando se perdía, en una mesa de su habitación permanecían resguardados dos dibujos, uno de ellos atravesado de flores extrañas; el otro de simple carboncillo.
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Lo que no se dice de Bruno
FanficHistoria catalogada como Fanfiction que trata sobre lo que paso después de la película ENCANTO producida por Walt Disney Pictures y Walt Disney Animation Studios. Muchos de los hechos aquí expuestos fueron inventados por mí, si bien los personajes...