Capítulo 5 Una oscuridad abrumadora

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A Emily nunca se le habría ocurrido que Jack pudiera reaccionar así, tan violento e irracional, por lo que comenzó a tenerle miedo. Aunque el hombre estaba presionando todo el peso de su cuerpo contra ella, Emily siguió luchando con desesperación:

-¡Quítate! ¡No me toques!-

¡De ninguna manera accedería a tener sexo con Jack!.

-¿Por qué no me dejas tocarte? Emily, entiende que ahora eres como una mercancía manoseada. ¡Deberías agradecer que todavía estoy dispuesto a follarte!-

Le gritó Jack ferozmente con una mirada penetrante y llena de ira, fulminándola como si quisiera despellejarla viva.

-Beep-

Sonó de la nada. Entonces, Jack fue interrumpido por el sonido agudo de la bocina de un automóvil que estaba detrás de ellos, tomándolos a ambos por sorpresa.

Aprovechando que Jack había bajado la guardia, Emily alzó el pie para patearlo con todas sus fuerzas en la entrepierna.

-Auch...-

Gimió Jack cerrando los ojos por el dolor insoportable y desistiendo de sus sucias intenciones.

Emily lo empujó a un lado y rápidamente se acomodó la ropa para salir del auto, completamente horrorizada. Corrió lo más rápido que pudo sin siquiera prestar atención a su entorno, como si estuviera siendo perseguida por el mismísimo Diablo.

Jack la vio perderse en la distancia, incapaz de hacer nada pues todavía se retorcía de dolor. Como pudo logró reunir todas sus fuerzas para emitir un último grito desesperado y lleno de ira:

-Emily...-

Jack no podía aceptar que ella se hubiera escapado tan fácilmente. No soportaba el hecho de haber sido traicionado por su amada novia y lo transtornaba la idea de que se había acostado con otro hombre antes de que él pudiera tocarla. Negras nubes de venganza oscurecieron su corazón y se prometió a sí mismo hacer que Emily y su nuevo amante pagaran por lo que le habían hecho.

Cuando Jack finalmente logró recuperar el aliento, recordó la bocina del coche que había interrumpido repentinamente la velada con su ex-novia. Así que salió del auto para buscar el origen de todas sus frustraciones actuales.

Se paró en seco a medio camino cuando se dio cuenta de lo familiar que le resultaba el Maybach estacionado no muy lejos de ahí. No solo sabía quién era el dueño del automóvil, sino que también se sentía intimidado por aquella persona.

Como prueba contundente de esa observación, el hombre salió del Maybach y caminó hacia Jack, con una expresión sepulcral en su rostro y una mirada tan fría que podría congelar un océano entero.

Jack se peinó el cabello con las manos, se arregló la ropa y se enderezó mientras miraba al hombre que caminaba hacía él.

Tal como sospechaba se trataba de Jacob, el hijo adoptivo de su abuelo, y por lo tanto, su tío político. El hombre era tan solo tres años mayor que él y aunque Jacob todavía era joven, ya ocupaba el puesto de CEO en la compañía de la familia. Jack conocía la agresiva reputación de su tío y, en el fondo de su corazón, sentía admiración y respeto por él.

No estaba seguro de si Jacob se había dado cuenta de lo que estaba pasando en el interior del auto, pero de alguna manera seguía sintiéndose temeroso, como si fuera culpable de haber hecho algo malo:

-Tío Jacob, ¿qué haces aquí...?-

-¡Zaz!-

Las palabras de Jack fueron interrumpidas de forma inesperada y como respuesta, recibió un puñetazo en la cara por parte de Jacob.

Los Besos de JacobDonde viven las historias. Descúbrelo ahora