Capítulo 34 ¿Estás loco?

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-No tengas miedo, ya pasó-

Entonces, Jack la tomó en sus brazos y la abrazo con fuerza.

Al abrazarla, sintió como si su frio corazón se calentara de cariño.

Por su parte, Emily trató de zafarse de su agarre pero no pudo. Poco a poco se fue calmando y le preguntó.

-¿Jack? Por favor, primero sueltame-

Pero Jack la ignoro y en vez de soltarla, la cargo. Firmemente le insistió.

-¡Te llevare a un hospital!-

Mientras tanto, Rose temblaba de la ira en su sombrío escondite. ¡Había hecho todo lo posible para arreglar todo y para que él pudiera ver a Emily siendo ultrajada por esos hombres, no para que resultara siendo el heroe de la noche! Al final se dio cuenta de que habia subestimado lo que Jack sentia por ella.

No muy lejos de ellos se encontró estacionado un viejo Maybach negro. Era el auto de Jacob, quien estaba en su interior mirándolos con una expresión sombria. Sobra decir lo molesto que estaba en ese momento.

El llegó justo después de que Jack salió del auto. Hizo todo lo que pudo para aguantarse las ganas de salir a defender a Emily también. Desde la distancia no tuvo mas remedio que ver como Jack se convertia en el héroe, y luego lo miro mientras sostenia a Emily entre sus brazos y compartia con ella este momento tan intimo.

-Bueno, al menos es un alivio que la señorita Emily este a salvo-

Sentado en el asiento del conductor, Sam dejó escapar un suspiro de desahogo. El habia estado listo para correr al rescate de Emily, pero no lo hizo porque su jefe no le dio el consentimiento y no se atrevio a actuar precipitadamente.

¡Qué fiasco! Su jefe habia perdido la oportunidad de ser el héroe ante Emily.

Jacob no dijo nada sino que encendio un cigarrillo, entrecerró los ojos y le ordenó a su asistente.

-Haz que alguien vigile de cerca a la mujer responsable de todo esto-

En ese instante, Sam recordó a Rose, la mujer que estaba escondiéndose en las sombras y le respondió a su jefe

-Como usted ordene, señor Jacob-

En el hospital. Emily fue obligada a hacerse un chequeo completo. Por fortuna, no tenia heridas graves más allá de los moretones, pero aun asi el doctor le pidió que pasara la noche en el hospital para prevenir cualquier cosa.

Jack se sento junto a su cama y la miró con expectativa. Finalmente, decidió preguntarle.

-¿No tienes algo que decir, Emily?-

-¿Que es lo que quieres escuchar?-

Le dijo ella, sosteniendole la mirada.

-Una vez dijiste que las moscas siempre se posan sobre los huevos podridos. Algo mal tengo que haber hecho para que esas personas trataran de hacerme daño ¿no es asi? ¿Eso es lo que quieres escuchar, señor Jack?-

Él la escuchó y no pudo soportar la humillación a la que ella habla sido sometida por su culpa.

-Emily, sabes que eso no es lo que quiero escuchar-

-Lo siento, pero no puedo leer tu mente ¿como quieres que adivine pensamientos?-

-Te salve, Emily, ¿no crees que merezco un gracias, por lo menos?-

Pero ella no le agradeció, sino que se burlo de él al torcer sus palabras en su contra.

-Gracias-

Dijo ella rapidamente y aparto la mirada.

Los Besos de JacobDonde viven las historias. Descúbrelo ahora