Capítulo 49 Desastres naturales

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-¿Cómo puedes ser tan terco? Emily realmente está preocupada por ti, solo es demasiado orgullosa como para decirtelo, de lo contrario no me habría pedido que te llamara para entraras. Teme que puedas enfermarte si sigues aquí mojándote...-

Pero sus palabras fueron interrumpidas por un repentino estornudo de Jack.

-iAchuuu!-

Debby le insistió con cariño, como si estuviera hablando con su propio hijo.

-Ves? Ya te resfriaste, ven, entra para que des un baño con agua caliente. herviré un poco de sopa de jengibre para que puedas disipar ese resfriado-

-¿Jacky?-

Se burló Emily.

Ella nunca imagino que su propia madre pudiera ser tan falsa. Por consideración, le había pedido que le llevara paraguas a Jack, pero para su sorpresa fue más allá y lo dejo entrar a la casa.

-Emily...-

Jack miró a Emily con sus profundos ojos negros como el carbón.

En ellos, un destello tierno brillaba.

Por alguna razón, eso le recordó a Emily los perros abandonados que solia ver en la calle cuando era pequeña. Jack la miró con esos mismos ojos de cachorrito, como si le suplicara que lo abrazara y lo acariciara

-Basta-

Emily interrumpió apresuradamente sus pensamientos y regresó a su habitación.

-Pum-

Cerró la puerta detrás de ella.

Jack salió vestido con un par de prendas de Andrew. Se sintió mucho mejor cuando se tomó el tazón de sopa de jengibre que Debby le dio.

Poco después se fue a la habitación y llamó a la puerta de Emily. Espero durante un buen rato y volvió a tocar repetidas veces pero no obtuvo respuesta. Inmediatamente empezó a sospechar y giró el pomo para abrir la puerta, para su sorpresa no tenía seguro.

Sin mayor esfuerzo la abrió y entró cautelosamente. Su sonrisa se congeló cuando descubrió que no había nadie en la habitación.

-¿Dónde está Emily? ¡Emily!-

Jack miró por todos lados pero no pudo encontrarla y el ruido atrajo a los padres de Emily.

-Disculpen pero... ¿qué se hizo Emily?-

Andrew frunció el ceño y se encogió de hombros.

-¿Cómo se supone que lo sepa?-

Jack miró friamente al hombre.

Al parecer su amabilidad y cortesia ha desaparecido repentinamente. Iracundo, Jack le dijo.

-¿No estabas afuera? ¿Cómo es que no la viste salir?-

Afuera la tormenta se desataba implacablemente... ¿Acaso Emily odiaba estar en la misma casa con él?

Perplejos, los padres de Emily se miraron las caras sin saber qué decir a continuación.

Jack los ignoró y salió corriendo con el paraguas.

Tan pronto como se marchó, Andrew cerró la puerta. Casi de inmediato sus ojos se posaron sobre la gran bolsa de dinero.

Mientras paseaban por una plaza, los tres sintieron el suelo temblar violentamente.

-¡Están temblando! ¡Es un terremoto!-

Gritó alguien entre la multitud, lo que inmediatamente provocó una ola de pánico.

Emily se mantuvo relativamente tranquila mientras corría hacia un espacio despejado, junto a sus dos colegas aterrorizados. Cuando miró hacia atrás vio a un niño pequeño, de unos tres o cuatro años, parado no muy lejos de alli, inmóvil y aturdido, como si el miedo lo hubiera atacado sin contemplación.

Justo al lado del niño había una estatua de piedra tambaleándose, que probablemente le caeria en cualquier momento.

A pesar de que sus colegas trataron de impedirselo, Emily corrió hacia el niño sin dudarlo y lo empujó antes de que la estatua le cayera encima.

-¡Plas!-

Sonó la estatua al estrellarse contra el suelo.

El niño finalmente se echó a llorar, pero Emily no tuvo tiempo de consolarlo, pues en ese momento tenía que encontrar un lugar seguro para resguardarse.

El terremoto apenas duró diez segundos, pero aun así dejó en las ruinas el centro comercial que estaba cerca de la plaza. Todo era devastación a su alrededor y las personas que habían logrado escapar todavía estaban conmocionadas.

Cuando la madre del niño los encontró no pudo evitar llorar, aliviada por el hecho de que su hijo estaba sano y salvo.

Emily y sus colegas comenzaron a consolar a la madre y al niño, a pesar de que todavía estaban conmocionarine también. La madre dejó de llorar y sostuvo a su hijo firmemente mientras le agradecía encarecidamente.

-¡Emily, eres realmente una mujer muy valiente!-

Dijo Sue, la colega de Emily.

-De haber sido yo, nunca habría sido capaz correr tan rápido y con tanta valentía y coraje para salvar a un extraño-

Sin embargo, Emily estaba un poco distraída y con una sonrisa le dijo.

-Oh, para nada, eso no fue gran cosa-

Ese fue un momento critico y no tuvo mucho tiempo para pensar las cosas, simplemente actuó por puro instinto con la esperanza de que al niño no le pasara nada malo.

De hecho, al rememorar el momento, ni siquiera ella misma pudo explicarse de dónde sacó el impetu para correr a salvar al niño.

El daño causado por el terremoto en la ciudad de Yunshi fue colosal, el tráfico fue paralizado en media ciudad, habian muchos edificios desplomados. Luego de discutirlo brevemente, Emily y sus colegas decidieron quedarse y ayudar como socorristas en las brigadas de rescate.

Lo que ella no llegó a saber fue que cuando la noticia se supo en Ciudad Jingshi, Jacob estaba sentado en su oficina y cambió su habitual expresión inmutable por un ictus de preocupación, incluso partió el boligrafo que tenía en la mano en ese momento.

Los Besos de JacobDonde viven las historias. Descúbrelo ahora