Phoenix. © [DL #2]

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| Dedicación: Samantha919544, Black_Spellman, Una_Rockstar, WAWADRAMA, JessSa02, OlivA695. | 

Capitulo veintisiete: Café y muertes.

TREVOR COLT.

✞

Cuando me enteré que los supuestos novios de Phoenix habían comprado la Legión, no pude más que hervir en sangre en completo silencio. Había puesto la Legión en venta, nuevamente, para maximizar las ganancias de la organización. Era un viejo truco bastante bueno que aprendí de mi padre. Se vendía un nombre vacío al interesado, pues automáticamente pasara a manos de otro, mis mercenarios se daban de baja y se alistaban de nuevo bajo mi mandato. Aquello era fraude, lo sabía bastante bien, pero nadie se atrevía a demandarme sabiendo que les iría peor. Habían comprado una organización ilegal de cientos de personas que van por aquí y por allá matando por dinero, la ley no se haría de ojos ciegos por ese pequeñísimo detalle.

Por el ataque de los Riox a la legión, perdí veintisiete mercenarios, diez guardias, y dos personas del equipo de inteligencia. Treinta y nueve personas en total, y ellos solo eran cinco putas personas. La situación, incluso para mi, parecía irreal. No entendía como para haber crecido sin entrenamiento, eran tan buenos.

Por ellos, había perdido muchas cosas. Así como también el interés de Phoenix. Al verla en aquella habitación del hospital, con ellos a su alrededor, no pude evitar sentirme completamente celoso. La manera en la que ella los miraba era diferente, algo que nunca vi en sus ojos al mirarme a mi, o al mirar siquiera al hijo de puta Tristan, que cabe resaltar aun no sabia donde se encontraba y ni siquiera había dado señales de vida como suele hacer mensualmente.

Me dirigía hacia la cafetería del hospital en busca de un buen café negro, pensando en todas las estupideces que hice y dije con la llegada de Phoenix a la Legión. Todas las mentiras.

Le dije a mi pequeña que la estaba poniendo a salvo porque los griegos estaban en busca de ella. Aquello fue una vil mentira. Los griegos estaban conformes administrando la mitad de Europa, y aunque seguían encabronados con los rusos, no provocaban una guerra que sabían que perderían, ya que la Bratva se alzaba en poder cada día mas.

La llevé a recorrer toda Europa, en base a mi mentira. Pero al menos, la vi disfrutar de las vistas y de la comida de los lugares. Hans me recordaba cada maldita noche lo muy jodido que estaba, y que seguir con esta falsa solo haría que Phoenix nunca me perdonase como quería. Claramente, yo le decía que no buscaba su perdón. Cuando, en realidad, era lo único que deseaba de ella.