| 31 |

6.5K 815 184
                                    

| Dedicación: silenseeee, CamilaaMorgan, marinawannadie, PablitoPepas, Yulianahumada22 |

Capitulo treinta y uno: Completamente jodido y perdido.

Ella era un ángel con ganas de caos, y el un demonio en busca de paz.

ADER RIOX.

20 de diciembre.
Four Seasons Hotel Moscow.
Moscú, Rusia.

—¡Es que no entiendo! ¡En los matrimonios no se pueden guardar secretos! ¿Cómo pudiste omitir que tu ex se ve de esa manera y aún la rodeas? —Danna gritaba, pataleaba y me observaba con un puchero horroroso mientras seguía despotricando de como mi supuesta ex novia podría convertirse en mi amante en cualquier segundo, y que ella deseaba que jamás en la vida la volviese a ver, o siquiera nombrar.

Yo solo la miraba, con los ojos entornados. Por dentro de mi decía, ¿estás hablando putamente en serio? Pero no me atrevía a decirlo en voz alta.

Fingía que la escuchaba, la miraba directamente a su cara pero mi cabeza estaba en otro puto lugar muy lejos de aquí, y con una persona completamente diferente.

Solo sabes que estás completamente jodido y perdido cuando haces estupideces que nunca harías por nadie por una persona en concreto. Y aquí es donde terminaba de confirmar, que yo si estoy completamente jodido y perdido.

No tengo mucha paciencia, y aguantar a la vomita brillantinas me empezaba a sacar las canas verdes. Pero debía permanecer. Necesitaba permanecer.

Mi padre, Adrien Riox, no solo quería destrozar a los Fernsby y adueñarse de Stockbridge, si no que también quería lanzar como alcaldesa del pueblo a la peor persona que se le pudiera pasar por su estúpido, viejo y demacrado cerebro; a Phoebe Kavazcova. La legalmente muerta dama del Boss de la Bratva, y la madre de Phoenix.

Todos en mi familia sabíamos que Phoenix aun no tenía ni la más remota idea de que su progenitora aun respiraba y que no poseía rasguño alguno por todos sus años de cautiverio. Y también sabíamos que si la castaña lo llegaba a saber, lo que llegara a hacer en reacción podía ser impredecible y volátil.

Podía ir desde asesinar a unos cuantos para desahogarse, hasta incendiar a un jodido país completo si así lo quisiese.

Y todos sabíamos que es bastante capaz.

—Ya no tengo nada con ella, Danna. —Las palabras sabían amargas en mi boca. Pero me obligué a mi mismo a permanecer pétreo y tranquilo, mirándole a los ojos para que me creyera aunque todo mi interior gritara lo contrario. —Si aún la quisiese como tanto piensas, no me hubiera casado contigo en primer lugar. ¿No crees?

—No me creas una idiota, Ader. —Se jactó, cruzándose de brazos y recostándose de la gran mesa de la habitación de hotel que habíamos rentado. —Sé muy bien que nos casamos por negocios. Nuestros padres nos habrían hecho dejar a quien sea con tal de unir nuestras familias.

Por fin. Daba una señal de tener al menos una neurona. Joder. 

Me enderecé en el sofá del hotel, ahora observándola con un poco de atención, pero todavía algo aburrido.

—¿Tuviste a alguien antes de mi? —Le pregunté, con toda la seriedad posible.

Danna se recompuso en un aclaramiento de garganta algo incómodo, ahora completamente de pie sin estar recostada de nada. Alejó la mirada de mi persona y seguido, frunció los labios.

Phoenix. © [DL #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora