Phoenix. © [DL #2]

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Capítulo veintiocho: Platica nocturna.

Aviso: Cambié el nombre de la mamá de los Riox. Ya no se llama Grettel, ahora es Cassandra. <3 Actualizaré su nombre en cada uno de los capítulos pronto.

❝La luna también lloraba pero el lobo nunca lo supo.❞

✞

KERMAN RIOX.

Una vez llegamos al Pent-house perfectamente amueblado y limpio, cada quien tomó una de las ocho habitaciones y cayó rendido una vez tocaron sus respectivas camas. Había sido un día bastante ajetreado y largo. Por mi parte, tuve que ayudar a Abel a subir a Aleph con su nueva adquisición; la silla ruedas que usaba como si fuera un maldito auto de carreras y tuviera diez años.

Se cayó. Tres veces.

Cuando por fin caí en la cama, coloqué mis brazos por debajo de mi cabeza y me quedé observando el techo, sumido en la oscuridad. Estaba jodidamente cansado, pero una vez cerraba mis ojos los volvía a abrir, preso del insomnio.

Como si fuera poco, había algo más que no me permitía caer sumido en los brazos de Morfeo. Una corazonada, una advertencia o una señal. Una jodida mierda que me tenía las bolas apretadas; diría Aleph.

Pero una vez vi como la puerta se abría con lentitud, supe entonces, que muy dentro de mi, sabía que ella vendría a mi, o a uno de mis primos. Y por eso, por ella, me mantuve en vela.

Phoenix Mountbatten, Mi Mountbatten, estaba parada justo en la puerta, observándome con sus preciosos orbes marrones de una manera sublime, como si aun no creyera que fuera real y que estuviera vivo. Y yo estaba de la misma manera, pensando que quizás solo era un sueño vivido y ella realmente no estaba aquí.

—Kerman...

Su voz, asimilando la suavidad del terciopelo, provocó un pequeño escalofrío en todo mi cuerpo. Su silueta poco iluminada parecía un espejismo.