Gate: Paladines Estelares

Combate en las Montañas

En el Destructor Estelar se encontraba una movilización de grandes cantidades de tropas que se preparaban para ir al combate en tierra, los cazas estaban en posición y diferentes tipos de Transportes Aéreos estaban siendo cargados con personas, además de bombarderos listos para hacer añicos a las tropas enemigas que se metan en su camino.

Según las indicaciones de Draken, las fuerzas enemigas presentaban una amenaza para los soldados y sus posiciones fortificada en la montaña, mandarín a Lucius al mando de 300 tropas para atacar una posición enemiga en el centro de la montaña, ordenando que no destruyan la fortaleza, dado que posiblemente tenían civiles en el área.

Un total de 10 vehículos de transporte aéreo estaban avanzando entre las montañas, con rumbo a la zona designada cómo "Aquelarre", si era otra vez magia esto sería un maldito dolor de cabeza, lucharon contra varias brujas a lo largo de su carrera, en diferentes planetas y por diferentes motivos, pero la mafia no les gustaba para nada.

Era problemática por lo impredecible que se volvía, lucharon contra brujas que despertaban muertos, un hechicero que controlo varios monstruos y algunos soldados que los acompañaban, toda la experiencia estaba reflejada en algunos sistemas de defensa contra mafia que tuvieron que desarrollar.

Pero aún con todos esos trucos, Lucius siempre opino que la magia no era peligrosa si la veías solamente como un tipo de tecnología más, ya que buena parte de su impactó comenzaba con la mente de las personas, cuando se sentían aterrados más por el concepto de magia que por un arma convencional.

En la zona del Aquelarre ya se encontraba el equipo de Loomis y Draken, el Padawan se adelantó como rastreador, acompañado de dos compañeros soldados, tenían como misión detectar el lugar donde estaban los prisioneros, y de haber llegado tarde dar el aviso de atacar con la artillería sin piedad, aunque Draken creía que todavía debería haber algunas personas en ese sitio.

Palacio Imperial

El emperador estaba a punto de hacer algo que se consideraría un suicidio, rompería un juramento a su padre sobre no volver a hacer nada sobre el extrañó mundo oculto tras el imperio, fue a la antigua biblioteca que su padre mantuvo bajo llave y entro allí tras romper la barricada, cuando entro sus ojos estaban fijos en el frente, un escalofrío recorrió su cuerpo y camino entre los libreros hasta una mesa al fondo de la biblioteca.

Cuando estaba dentro, cerro con seguro y se aseguró de que nadie más entrará, en una mesa inclinada se encontró con un libro antiguo, el cuero rojo estaba desgastado por las muchas eras que paso, todavía no lo tocaba y ya podía que esa cosa era una maldición para quien la tocará.

Fue a una mesa cercana y saco un par de guantes de cuero negro con símbolos grabados con un tipo de tinta roja especial, se colocó un par de aros de cobre con cristales especiales que lo protegerían de lo que veía y cubrió sus oídos con un par de orejeras especiales, repitió a la perfección los preparativos que su padre había hecho en el pasado y una vez listo se sentó cerca de ese libro.

Al abrirlo de inmediato sintió que el ambiente cambiaba, varias runas se iluminaron en lo muros, mostrando que todavía seguían activas y listas para actuar, no conocía todos los símbolos, solamente llegó a reconocer un par de símbolos de protección y otros para atacar, pero eran tantos que no pudo reconocer la mayoría.

Aquel libro fue escrito por su familia durante generaciones e incluso antes de ellos ya había gente que había creado un compendio semejante, criaturas extrañas, rituales de protección y de invocación, todos hablaban de monstruos con nombres imposibles de pronunciar para ninguna lengua mortal.

Al estar allí se dió cuenta de la gran amenaza bajo la que vivía el imperio, busco los antiguos diarios de sus antepasados y relataban épocas antiguas mucho más oscuras que la actual, dónde solamente existían los hombres comunes, dónde vivían en relativa tranquilidad, hasta que un día las estrellas desaparecieron.