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El enojo que ciega la verdad

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El enojo que ciega la verdad

Prince Sten

Los doctores aún no saben que pasó. Mi cabeza duele como si mi cuerpo hubiese sido arrastrado por un bosque donde nacían piedras en lugar de césped.

Traté de moverme pero un intenso dolor en las venas me interrumpió. Tenía varios aparatos abrazando mis manos.

-¿Te encuentras bien? -habló por lo bajo Brad.

Sus ojos se notaban exhaustos, con unas ojeras horribles y mirada roja.

-¿Has dormido algo? -pregunté ignorando su pregunta para ver cómo negaba con su cabeza.

-¿Todo bien? -habló una chica entrando por la puerta, miró hacia una libreta y prosiguió -Jungkook, ¿Ya te encuentras mejor? -preguntó acercándose.

-¿Que me ha pasado?

-Su novia lo trajo inconsciente, estamos en el hospital. Fuera están sus escoltas, no los he dejado pasar por la chica. Ella le ha cuidado bien. No tenemos explicación de que pasó realmente. Sabemos que hubo un accidente automovilístico. El taxi chocó contra un camión, no hubo ningún muerto por suerte. -señalo a Brad mientras proseguía a hablar- su rodilla mejorará en unos días. Sin embargo usted necesita reposo. Tiene fuertes golpes en la cabeza, no debe de salir de cama bajo ningún concepto.

-P-pero...

-Esto no es juego Jeon Jungkook. No está en condiciones de hacer lo que quiera que haga en su tiempo libre. Le recomiendo que se cuide.

Miré a Brad, su rodilla estaba vendada, aunque por encima se le veían varias manchas de sangre. La doctora quitó todas las agujas que penetraban mi cuerpo y me acompañó hacia la puerta de salida.

Entregó en mis manos una serie de medicamentos que debía de tomar para mejorar, y la factura de los daños causados hacia el taxi. Su número de teléfono también estaba sobre aquel fino papel.

-Señor, ¿se encuentra bien? -Helms se acercó a mi, preocupado. Sus manos temblaban y sus ojos llorosos le delataban.

-Estoy bien, no te preocupes. Acabemos de ir a casa de una vez por todas.

Asintió. Me acomodaron en una silla de ruedas para que Helms me sirviera de guía, mientras Brad caminaba detrás hacia el auto. Me acomodaron en el copiloto, dejando a Brad detrás con los demás.

Nadie habló, ni siquiera encendieron la radio o colocaron algo de música.

Todo estaba callado, hasta que llegó el momento de llegar a la mansión.

-No quiero que nadie me moleste, Helms llévame hacia mi habitación.

•••

Arnie Weeler

Se imaginan esas ocasiones en las que le gusta mucho una persona y deciden alejarse porque creen que es lo correcto, porque simplemente sienten algo por alguien más al mismo tiempo y quieren tratar de olvidar a uno con el otro. Pues eso justamente me pasó con Sten.

Su mirada, sus ojos, todo de él, simplemente me encantaba.

Pero...

Y aquí es donde viene la peor parte de todo... yo sabía que eso no iba a durar.

O al menos, eso pensaba, porque nunca se intentó nada.

Digamos que huí de lo que más temía, querer realmente a alguien, enamorarme, o tan siquiera, que me rompieran el corazón.

Prefería mil veces romper antes que me rompieran, y no por ser egoísta. Pero el hecho de ver a alguien más intentando quererme como se que me lo merezco, me aterra.

Jimin supo sacar cosas en mi que no conocía. Descubrí que soy una persona sensible tras las veces en la que no me valoró. Descubrí que no era feliz con la decisión que había tomado. Simplemente descubrí que no le quería o sentía lo mismo que había llegado a sentir por Jeon, y eso después de todo, fue lo que más me jodió. Que me quise engañar con la peor mentira de todas las que tuve delante de mis ojos.

Me perdí.

Me perdí a mi misma en la mentira que había creado en mi cabeza.

Pero las cosas pasaron así, y este era mi punto de vista.

Luego de haberme marchado de la mansión de Jeon, Jimin me prometió un mundo. Dónde ciegamente, mi corazón en plan de olvidar lo que nunca fue le creyó.

Nos comprometimos con el compromiso de tener algo mejor, pero por cuestiones de la vida solo me ató a él de una manera que no quisiera recordar. Su plan desde un inicio fue simplemente jugar con mis sentimientos de una manera tan cruel, que temo por la vida de todos en estos momentos.

-¡Eres una puta egoísta!

Repetía una y otra vez mientras me golpeaba.

-¡A dónde crees que vas!

Me agarraba de las muñecas y amarraba en los tubos de la cama.

La última vez que ví sus ojos verdes, fue esa noche que mi alma se sintió libre por unos segundos al tocar la arena blanca y sentir el mar en mis pies. Cuando tras la oscuridad mi alma se escapó hasta correr a lo más lejos que pude.

No me dió tiempo pedir ayuda, tan siquiera a hacer una llamada para decir: ¡Te extraño, ya estoy bien! Mi cuerpo se encontraba prisionero nuevamente de un agarre mucho más fuerte que los del chico de la mirada no tan esperanzadora.

Los ojos que me miraban eran mucho más azules que los que una vez me miraron con ternura y amor. Aquellos anillos se enterraban en mi piel haciéndome sentir escalofríos.

-Hola Weeler. -habló- Espero no te moleste que te llame así.

Me colocó de espaldas, pegando mi trasero a su bulto y mi espalda a su pecho, para virar mi cara y mantenerla cerca de la suya.

-He escuchado muchas cosas sobre ti, déjame decirte que todas son buenas. Aunque me gustaría saber más -rió malicioso mientras comenzaba a frotar mis pechos- Eres bienvenida a la casa Helbrow, dónde la única escapatoria es la muerte.

•••

•••

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(+18) VENDIDA / JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora