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La paga por los videos anteriores fue inmensa, podría comprarse un auto con todo ese dinero

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La paga por los videos anteriores fue inmensa, podría comprarse un auto con todo ese dinero. Pero siempre fue de ahorrar, eran cosas que su padre le había enseñado desde pequeño.

Ese día recibieron un pequeño regaño por parte del australiano. Primero por destrozar parte del disfraz, y segundo por el escándalo que hicieron allí adentro. Jeongin se la pasó limpiando el resto de la tarde, pues había un lío tremendo en el vestidor.

Salieron entre risas del lugar, obviamente luego de pagar el traje roto. Más a la noche fueron a cenar a un restaurante, no era de lujo, ellos no eran de gastar tanto.

Los siguientes días, Jisung aguantó el dolor que sentía en la parte baja de su espalda, pues Lee había sido muy rudo a último momento. Su jefe le preguntó amablemente si necesitaba un tiempo del trabajo, ya que pensaba que se encontraba enfermo, pero Han rechazó la propuesta.

Los encuentros entre ellos habían parado por el poco tiempo que estaban teniendo, pero seguían conversando por mensaje. De vez en cuando, las cosas se ponían algo provocativas en el chat, diciéndose cosas realmente obscenas uno al otro.

Las cosas siguieron así hasta el fin de semana, cuando el pelinegro lo invitó a su casa a merendar. No rechazó la propuesta, pues sus ganas de verlo nuevamente era mucha. Aún sentía en su interior las sensaciones que le hizo sentir Han, esas que tanto deseó hace tiempo.

—Buenas tardes —saludó apenas la puerta fue abierta.

El olor exquisito a té lo invadió por completo, al parecer lo estaba esperando ansioso. Con una enorme sonrisa lo dejó pasar a su casa, cerrando la puerta apenas el alto entró.

—Compré Cheesecake, sé que es tu favorito —comentó mostrando una bolsa con el logo de la pastelería favorita de Jisung.

—Oh, no hacía falta —un sonrojo se instaló en sus mejillas.

Ante los sucesos anteriores, la mente del pelinegro era un lío. Por su cabeza pasaban como imágenes las expresiones de su mejor amigo, y por su cuerpo sentía aquellas manos recorrer su cuerpo con delicadeza. Nunca se había sentido así, era tan extraño para el bajito.

Se sentaron en la isla de la cocina, ambos con sus corazones latiendo a mil por segundo. La tensión sexual entre los dos se sentía en el aire, como si en cualquier momento se iría todo por la borda de nuevo. Ansiaban por ser del otro nuevamente, de tener nuevas experiencias que compartir.

Sus piernas se rozaban, creando sensaciones extrañas en sus vientres. Intentaban seguir su conversación con normalidad, pero la necesidad era demasiada.

—Compré nuevas cosas —soltó Han.

El castaño quedó en blanco, pues la conversación que estaban teniendo era otra totalmente distinta ¿Cuándo pasaron de hablar de paredes a cosas relacionadas a lo sexual?

—Ah, que bien —respondió intentando de que sus nervios no salieran a la luz.

La decepción de Han era notable, estaba cabizbajo y su miraba estaba clavada en la taza de té. Sus piernas dejaron de tener contacto, y la conversación dejó de existir. No quería ser de nuevo el que reclame las cosas, el que dé el primer paso para lo siguiente. Sabía perfectamente que su amigo quería algo más que hablar, las conversaciones que habían tenido lo delataban. Anhelaba volver a sentir la calidez de aquella vez, en donde el fuego lo quemó casi por completo.

Las cosas estaban muy complicadas en su cabeza últimamente, pues algo dentro de él surgía en abundancia cuando estaba con el alto. No era lo mismo que con Changbin, era algo sumamente distinto. Su vientre se sentía extraño con la mínima cosa que haga su amigo, como si tuviera cosas aleteando allí dentro. Nunca le había pasado aquello, era algo sumamente extraño y nuevo para el pequeño.

—Minho ¿Cómo se siente estar enamorado?

El mayor casi tira su taza por la pregunta, pues fue muy repentina. Nunca antes lo había visto tan curioso al tema, ya que su amigo repetía constantemente que no le gustaban los compromisos ni las cosas románticas.

—No sabría cómo responderte con exactitud, pero es depende de cada persona. Todos lo sienten de diferentes maneras.

—¿Tu qué sientes cuando estás enamorado? —esto ya parecía una entrevista, una bastante extraña.

—Empiezo a ver de manera distinta aquella persona como si admirara todo lo que hace, cada mínima acción me saca un suspiro. Cuando conectamos miradas es como si todo lo demás desapareciera, siento miles de mariposas en mi estómago y... es algo realmente maravilloso.

Acaba de describir todo lo que siente por él y todo por una simple pregunta. Si, estaba totalmente enamorado de Jisung, no es novedad. Siempre tuvo ese percance con el pelinegro, desde que se conocieron sintió esa conexión con él. Lo peor es que todos lo notaban, menos Han Distraído Jisung.

El corazón del pequeño palpitó fuerte mientras contaba con todo detalle cómo se sentía estar enamorado, era básicamente lo que sentía mientras estaba con el alto.

—¿Estás enamorado? —preguntó con vergüenza el pequeño.

—No creo —mintió. Obviamente no quería arruinar su amistad con Jisung, nunca le diría lo sentía, era muy cobarde.

—Yo creo que estoy enamorado.

La taza fue de sus manos al piso, manchando todo a su paso, dejando rota la porcelana al igual que su corazón. Quedó paralizado, no podía creerlo ¿Su amigo enamorado? Debe ser una broma de mal gusto. Jisung no se podía enamorar, nunca le gustó el romance, jamás podría enamorarse de alguien más. Le dolía el pecho, sus esperanzas fueron directamente a la basura, sentía que todo se derrumbaba de a poco.

—Mierda ¿Honnie, estás bien? —su preocupación era vista a kilómetros, con sus cejas arqueadas y sus ojos brillantes, como si fuera a llorar.

Tomó la escoba y pala, comenzando a retirar la taza rota, aquella que demostraba el sentimiento que estaba teniendo Lee. Joder, estaba muy preocupado ¿Había dicho algo malo? No lo sabía, pero por la expresión de su amigo pareciera que sí.

Terminó de limpiar todo, y solo falta pasar el trapeador. El castaño seguía en su lugar, sin hacer ni un movimiento, casi que ni pestañeaba. Estaba realmente pálido, como si hubiera visto a un muerto revivir, y sus ojos estaban abiertos de par en par.

Antes de empezar a limpiar el té del suelo, su cuerpo fue estampado bruscamente contra la pared.

—Bonita broma, Jisung —rió sarcástico, una sonrisa algo perturbadora para el pequeño.

Han tenía el presentimiento de que algo malo iba a suceder.

Han tenía el presentimiento de que algo malo iba a suceder

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