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𝙼𝚊𝚛𝚊𝚝𝚘́𝚗 [4/4]

Bajo su ropa llevaba la suave tela color celeste, esa que había comprado en el día

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Bajo su ropa llevaba la suave tela color celeste, esa que había comprado en el día. Se sentía nervioso, pues el lugar en donde grabarían era algo concurrente por la gente. El bajito solo esperaba que nadie los descubriera, pues si los veían tendrían grandes problemas.

—Sabes perfectamente que podemos hacerlo en otro lugar ¿No? —preguntó Minho con su vista fija a la calle —no tienes por qué exponerte tanto.

Han bajó la mirada, sabía que podría hacerlo en la tranquilidad de su casa, pero sus ambiciones lo consumían. La necesidad de adrenalina lo llamaba, eso sucedió la primera vez y ya no pudo parar desde entonces. La idea de hacerlo en lugares públicos y tratar de que nadie lo descubra se sentían fenomenal.

—No te estoy juzgando, tranquilo —soltó el castaño con una sonrisa cariñosa—. Te conozco bien y sé que te gusta hacer ese tipo de cosas, pero me da miedo de que algo nos pase.

—Tendré cuidado, trataré de cerrar mi boca y no soltar ningún ruido —respondió de igual manera.

—Es tu segunda vez... Me gustaría que fuera más íntima como la primera —Jisung le dedicó una mirada sorprendida—. No lo digo por mí, solo pensaba en lo mucho que te gustan las cosas románticas y eso —ahora lo miraba con una ceja alzada haciendo que se ponga aún más nervioso—. Además, sería un poco difícil que no hagas ruido.

El silencio se hizo presente una vez más, Han no sabía que decir ante tal afirmación. Obviamente le iba a resultar difícil mantener la boca cerrada, pues no tenía la experiencia suficiente, pero podría intentarlo a pesar de ser su segunda vez. Aunque Minho tenía razón, la idea de mantenerse callado y sumiso lo llamaba.

—Sería más interesante —soltó el pelinegro, dejando a Lee sin palabras.

El semáforo puso luz verde a seguir su camino, haciendo que Minho volviera a mantener la vista a la carretera. Iba lento, esperando a que su mejor amigo se arrepintiera antes de que llegaran al lugar.

Durante el viaje, lo único que se escuchaba era la música de la radio que Jisung había puesto. Las palabras del castaño aún seguían en su cabeza, haciéndolo reflexionar un poco. Si, amaba lo romántico, pero a la vez la adrenalina, esa que sentía al saber que sería descubierto. Sería su segunda vez y la verdad comenzaba a confiar en la recomendación de Lee.

—Detén el auto —soltó Han sobresaltado al conductor.

—Ay, espera a que estacione mínimo —dijo Minho asustado. Luego de estacionar, decidió preguntar—. ¿Qué sucede?

[. . .]

La cama era sumamente suave, lo supo desde que se sentó allí. Habían terminado en un hotel, según el pelinegro por falta de ganas de volver a casa. Su pie se movía con insistencia, esperando que su amigo salga del baño. Habían decidido no grabar, pues ya tenían varios cortos para subir, no tenían necesidad de prender la cámara.

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