han jisung conocido por la industria como baby quokka, es un actor de videos para adultos. pero no cualquiera, él lo hacía en público.
viendo que ya no tiene el alcance de vistas que antes, le propone a su camarógrafo empezar a participar en sus vi...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Su madre lo miraba con una sonrisa, alegre de que por fin hubiera arreglado las cosas. Preparaba la cena mientras los parlantes ponían su tan alborotada música, moviendo sus caderas al compás del ritmo, cantando a todo pulmón como tanto le encantaba. A él no le molestaba en absoluto, siguiendo su juego de canto y diversión sin dejar de lado la comida.
Jisung estaba emocionado, sus planes de hace tiempo se estaban realizando el día de hoy. Por sus poros salía el carisma que tanto lo caracterizaba, ese que no tuvo por unas largas semanas, pero no importaba, ya todo estaba bien.
—Cariño ¿A qué hora venían? —preguntó ansiosa.
—Mamá, ni siquiera terminamos la comida —rió el pelinegro—. Vienen a las nueve.
La mujer aceptó y siguió con la preparación. Hace rato quería ver a la señora Lee y a su hijo, pero por los problemas entre los menores no se pudo. Tenía tanto de que hablar con la rubia que se empezaba armar una lista en su cabeza de temas.
Una hora después terminaron de ordenar y terminar de cocinar, quedaron muy satisfechos con su labor. El ambiente se sentía limpio y tranquilo, seguro a los Lee les encantaría.
—Estoy orgullosa de ti —soltó la madre desparramada en el sillón—. Nunca pensé que de ser alguien tan inmaduro pasarías a ordenar tu vida como corresponde.
El pequeño sintió algo de culpa, en parte era verdad lo que decía, pero ella no sabía sobre el trabajo que tenía aparte. Dudó en contarle, pero no fue necesario al decidir dejarlo por completo.
Antes lo hacía por atención, por la adrenalina que tenía al grabar en público, ahora no tenía motivos. Ya le daban la paga suficiente para seguir su vida con comodidad, ya sentía adrenalina al estar con Minho.
La madre al ver su expresión quiso preguntarle qué le sucedía, el porqué de su descontento, pero el timbre sonó dejando de lado sus dudas. Ella misma los recibió con los brazos abiertos, llena de emoción al volver a encontrarse con su amiga favorita, la única en la que podía confiar.
—¡Los extrañé mucho! —exclamó mientras los abrazaba—. Estás tan alto y guapo, Honnie —dijo pícara mirando a su hijo de reojo, haciendo que él se sonrojara.
Los dejó pasar mientras hablaba con confianza con la madre de Lee. Los chicos se dedicaron una hermosa sonrisa antes de saludarse con un cálido abrazo.
Desde hace semanas actuaban como si nada hubiera pasado, sin besos de por medio. Ambos tenían esa tensión de vez en cuando, pero no se encontraban listos para volver hacerlo, los nervios los comían por completo.
Se iban a buscar uno al otro al trabajo, y almorzaban en algún lugar de comida rápida que les quedara cerca, nada fuera de lo habitual en una amistad. El problema es que ellos no querían seguir siendo amigos, ellos querían dar el siguiente paso y dejar fluir sus sentimientos.
Volviendo al presente, las dos familias se encontraban cenando entre risas, sin dudas Jisung había sacado el sentido del humor de su madre.
—¿Cómo va con tu novio? —preguntó la señora Lee.
—Oh, tengo noticias —dijo emocionada.
El pequeño no se llevaba mal con aquel hombre, siempre lo trató como una figura paterna a pesar de no ser de su sangre. Estaba feliz de que su madre estuviera con alguien como él, pues desde que su padre los abandonó, ella no había vuelto a sonreír hasta aparecer aquel hombre.
—¿Por qué no vino? —preguntó el menor.
—Vendrá más tarde —le susurró sonriente—. Como les decía, su empresa está mucho más valorada, tiene mejores críticas que los años anteriores.
—Eso es asombroso —comentó emocionada Lee—. ¿Por qué esa cara, linda?
—Es que... a veces pienso que me volveré vieja y para ese entonces no estaré con él —murmuró—. No es que las cosas vayan mal, pero nunca me pidió matrimonio.
La señora siempre tuvo el deseo de tener una familia formal, y sabía que tenía la aprobación de su pequeño. Nunca le había comentado su sentir a su novio, pues no lo veía necesario, pensaba que se lo pediría después de tres años, pero nunca pasó.
El timbre sonó, y esta vez fue Jisung a recibir a quien denominaba su papá. Parecía que ese hombre nunca envejecía, manteniendo la piel sumamente intacta y sin arrugas. Él era viudo, una historia algo complicada y triste de contar.
Había sido compañero de su madre desde la universidad, llegando a ser grandes amigos. Fue el primero en ayudar con el embarazo y sostener a Han menor en brazos. Por eso mismo, él llevaba su apellido al igual que su madre.
—Jisunggie, tengo que contarte algo —le comentó luego de saludarlo. Se lo notaba más nervioso de lo normal, con unos ojos sumamente emocionados—. Tú sabes lo mucho que amo a tu madre ¿Verdad?
Jisung asintió con la cabeza, sin saber que las siguientes palabras volverían su corazón muy contento.
—¿Aceptarías que le pida la mano en matrimonio? —soltó sin más, mirando a su hijo adoptivo.
—Claro que sí, tú siempre fuiste miembro de nuestra familia —respondió con emoción, tomando ambas manos de su padre con cariño.
Ambos pasaron a la mesa entre risas, pues el menor no se quedaba atrás con las bromas. El señor saludó a su madre con dos suaves besos en sus labios, dándoles una imagen tierna a los demás.
La cena prosiguió sin más, volviendo a contar la historia de como terminaron siendo una familia. Minho miraba a Jisung con cariño, haciendo que el corazón de éste palpitara con fuerza.
—Antes del postre tengo algo que decirles —comentó emocionado el hombre.
—¿Qué sucede, cariño? —preguntó extrañada Han.
—Sabes que hace muchos años estamos juntos, que pudiste darme la familia que siempre soñé, que arreglaste mi corazón dándole nuevas esperanzas —le sonrió—. Hoy quiero dar el siguiente paso.
Se puso de rodillas algo nervioso, esperando una afirmación a su propuesta. Los ojos de todos estaban sobre él, estaban emocionados sabiendo lo que vendría.
—¿Te quieres casar conmigo? —soltó, mostrándole una pequeña caja con dos anillos dorados.
Las lágrimas y gritos emocionados no tardaron en salir, abrazando a su prometido con todo el amor del mundo.
—¡Claro que sí! —contestó dándole un beso apasionado.
Aplausos y silbidos sonaban por el comedor, dándole todo el apoyo a su matrimonio. Todos se reunieron abrazar a los mayores, dándoles las felicitaciones a los dos.
Jisung no podía estar más feliz, por fin su madre tendría el apellido de su más grande amor. Él también deseaba lo mismo, todos sabemos con quién.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.