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𝙼𝚊𝚛𝚊𝚝𝚘́𝚗 [2/4]

El pelinegro estaba totalmente deprimido, viendo con tristeza aquellas líneas marcadas en celeste desde hace dos horas

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El pelinegro estaba totalmente deprimido, viendo con tristeza aquellas líneas marcadas en celeste desde hace dos horas. Si, Minho no le había contestado, y dudaba en que lo hiciera.

Ya había comprado la lencería, y empezaba a creer que había sido un gasto innecesario. Las esperanzas de que Lee vuelva a hacerlo con él se volvían nulas. Sabía perfectamente que le gustaba alguien más, pero tenía fe en que no le diera mucha importancia aquella persona.

¿Y si ya estaban saliendo? No, él siempre le comentaba sobre sus relaciones. Era imposible que no le hablara sobre ello.

Joder, su corazón dolía. Nunca se imaginó que gustar de su mejor amigo le haría mal a su autoestima. Ya no se sentía lindo y especial, todo era sumamente oscuro y triste.

—¿Por qué? —se preguntó en voz alta.

Se acurrucó aún más entre sus sábanas, observando las líneas celestes que tanto le disgustaban. Sentía un nudo fuerte en sus cuerdas vocales, y su pecho comenzaba a doler a tal punto de llorar. Sabía que no debía ponerse así, que quizás Minho estaba con mucho trabajo, pero le desesperaba su falta de atención.

Odiaba llorar, pero realmente lo necesitaba en ese momento. Quería librar todo ese dolor innecesario, el peso en su pecho y el ardor de su corazón. Sus sollozos eran atrapados entre sus manos, no había nadie en casa, pero no aguantaba ni siquiera escuchar su propia voz. Se sentía tan tonto por ilusionarse, por tener la esperanza de que algo creciera dentro de Minho. Le destrozaba el miedo, no quería arruinar su amistad de hace años por un sentimiento tan tonto, más que nada por ser su primer amor. Ya comenzaba a imaginar un futuro desastroso, uno en donde Lee dejaba de hablarle para siempre.

¿Acaso ya había notado sus intenciones? No, quizás estaba siendo demasiado pegajoso con él.

Comenzaba a pensar de más nuevamente, tirando su autoestima por el subsuelo. No sabía cómo actuar cuando se encontraba junto a él, mucho menos cuando no estaba. Volvía a tener las mismas actitudes que en secundaria, cuando era un adolescente inmaduro.

Quedarse en casa no parecía buena opción, ir a buscar a su mejor amigo mucho menos. Soltó un suspiro derrotado, volviendo abrir aquel chat sin respuesta.

Apareció una nueva notificación, era de uno de las actores que tanto le pedía colaboración, Hhj. Admitía que su cuerpo era maravilloso en cámara, pero no podía arriesgarse a conocerlo, además había aclarado en muchas situaciones tener una novia. Aún no entendía por qué engañaría a su pareja para una noche, jamás lo entendería.

Abrió la nueva publicación, encontrando algo que le disgustó.

"Mi novia me dejó, es algo triste, pero son cosas que uno no puede evitar."

¿Cómo podía ser tan doble cara? Teniendo una novia que lo quería, le mandaba cada semana una invitación a colaborar para una grabación.

Frunció su ceño y le mandó un mensaje algo enojado, reprochando lo tan descarado que estaba siendo.

"Lo siento Quokka, tú tienes un cuerpo de infarto y a mis seguidores les encantaría que grabaras algo conmigo" Respondió inocente.

"No grabaré contigo" Le mandó cortante, pues apenas había tenido su primera vez, además de que ya tenía a Minho para ello.

Del otro lado de la línea, se encontraba Hyunjin con una sonrisa. Hace rato tenía un ojo puesto en el actor, se le hacía tierno y sexy a la vez, algo muy distinto a su Ex.

Volvió a mirar a su compañero, quien seguía firmando cheques, se lo veía cansado y algo triste. Seguramente era por haber abierto el mensaje de Jisung sin su permiso, sabía que estaba mal pero su curiosidad lo había matado. El bulto había vuelto a la normalidad, sacándole el dolor que sentía por la presión contra el pantalón.

La imagen seguía en su cabeza, olvidando por completo a quien le había roto el corazón el fin de semana. Sabía perfectamente que era un sinvergüenza, que le había escrito a Quokka varias veces para grabar, pero solo era trabajo, cosas que hacía para mantener a sus seguidores con él. Le había costado caro, pues ese día su exnovia había revisado su celular, encontrándose con todas las súplicas de Hwang hacia el actor. En la noche discutieron, dando por finalizada aquella relación de tantos años.

—Terminé —soltó Hwang.

—¿Quieres ir a un bar? Tengo dinero de sobra —preguntó Hyunjin animado.

—Iré con Jisung, seguro me está esperando —le respondió tímido.

Sonrió de lado, una sonrisa pícara. Seguramente su compañero tendría acción en la noche, no sería tan malvado de interrumpir. Pero de nuevo llegó Han, con su delicada lencería, esa que había creado un delirio en su cabeza. No, no podía hacerle daño a Minho, jamás lo haría solo por una noche. Jisung era como un hermano, y verlo de esa manera rompería todo lo que creó en secundaria, más que nada el hecho de juntarlo con el castaño.

— ¡Que te vaya bien! —dijo con una sonrisa, una totalmente fingida.

Lee saludó como de costumbre, y Hwang no se pudo sentir tan traidor. Empezaba a sentir cosas diferentes por el pelinegro, lo asustaba en demasía. Era una leve atracción sexual, pero sabía que podría convertirse en algo más, algo que podría dañar a Minho.

Negó con la cabeza, pensando que solo se trataba de abstinencia. Intentando dejar de lado todo lo que había sucedido, le mandó otro mensaje al pequeño Quokka.

"Oye ¿De verdad no te gustaría colaborar una vez? Puedo hacerte ver las estrellas sin problema, cariño."

No recibió respuesta alguna, seguramente el actor se encontraba haciendo otras cosas importantes. Su celular vibró una vez ya dejado en el escritorio, era una nueva publicación del actor.

"Me compré lencería porque sé que a muchos les gustaría verme con ella ¿Piensan que me veo bien?"

El mayor no pudo evitar abrir los ojos drásticamente. La foto que se encontraba junto al post era un deleite, pero había algo que lo dejó anonadado.

Seguro era una coincidencia que Han y Quokka tuvieran la misma lencería, también la misma figura corporal. Ellos no podían ser la misma persona ¿No?

 Ellos no podían ser la misma persona ¿No?

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