05

6.3K 488 117
                                    


Aún no había prendido la cámara, pero su amigo se veía muy emocionado tocándole

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aún no había prendido la cámara, pero su amigo se veía muy emocionado tocándole. Estaba pegado a la pared, mientras que él repartía pequeños besos sobre su cuello y era estimulado sobre el pantalón. No sabía que le sucedía, el porqué de sus acciones, pero no le importaba en absoluto, tenía a Jisung rogando por atención.

—Minho —susurró de forma coqueta.

Sus rostros estaban más cerca de lo normal, sus corazones saltaban con fuerza. Esa carita, joder esa cara que estaba haciendo, el puchero en sus labios y sus ojos deslumbrantes.

—Aún no prendí la cámara, Sunggie —habló tranquilo, tratando de mantener el control de la situación.

Pero el pelinegro parecía no importarle, como si no quisiera hacer el video. Seguía tocando su miembro con necesidad, restándole importancia al asunto. Conectado miradas con Lee llena de deseos impuros.

No pudo más, y de un momento al otro terminó acorralando contra aquella pared del vestidor. Tomó ambas muñecas con una sola mano y las mantuvo lejos de su pantalón, tratando de no seguir. De nuevo ese rostro se lo impidió, ya estaba perdido el control.

—Honnie~ Por favor —suplicó el pequeño con un puchero, y sus ojos llenos de deseo—. Practiquemos un rato.

Lo necesitaba. Él era la única persona con la que se sentía satisfecho, Minho. Desde ese día tuvo la tremenda necesidad de ser tomado por él, dejando de lado a todos sus deseos anteriores. Siempre lo deseo, deseo su completa atención, sus cariños, sus besos, completamente todo.

Intentó acercarse al rostro del más alto, pero falló al sentir una mano sosteniendo su cadera, imposibilitado que pudiera. El toque se sintió como fuego ardiente, quemando todo a su paso, dejando una marca invisible en aquel cuerpo. Se quejó, realmente pensaba que no era deseado por el mayor, le dolía bastante.

De un momento a otro, besos en sus mejillas fueros depositados con cariño, llenado por completo su pecho de alegría. Estos siguieron hasta su cuello, calentando su entrepierna de forma rápida. Lo estaba tentando, sabía que lo hacía, se veía tan cruel haciendo tal cosa.

—¿Qué pasa? —preguntó con gracia el castaño, tenía una sonrisa burlona en el rostro—. Quieres besarme ¿No?

Rio cerca de sus labios, dejándolo con ganas de más. Volvió a guiar sus besos a las abultadas mejillas del pelinegro, siguiendo con su tortura. Bajando la guardia, ya soltando las muñecas adoloridas del menor, seguía repartiendo besos por toda la cara. Guiando sus manos a la cadera de Han, tomándolo de forma posesiva.

Jisung, al ver el paso libre a sus labios, no dudó en lanzarse al ataque. Colocó sus manitos en el rostro de Lee, y de un momento a otro chocó sus bocas con deseo.

La tensión que tenían por el otro era tanta, se notaba desde se que conocieron. Siempre hubo toques más allá de una simple amistad, pero no lo notaron hasta que fueron adultos, cuando Han había empezado con esos videos que volvían loco al castaño.

street sexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora