46: Despertar

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Desperté aturdida con la luz lastimando mis hermosos ojos bicolor,al parecer era de mañana cuando desperté.

Me senté en la cama mirando la puerta aturdida,luego dirigí mi vista a la ventana,estaba nevando,estaba en una habitación que no recuerdo haber estado así que supongo que la noche de la fiesta me emborrache hasta más no poder.

«Me duele todo...» me queje por el repentino dolor de cabeza que me golpeó,me levanté de la cama aturdida,ahora tenía una pijama blanca en vez del vestido de la fiesta.

Me encontré con una sirvienta que salió corriendo como si estuviera muerta. Charlotte vino corriendo y me sentó en la cama apresurada.

—Al fin...por los Dioses,gracias — aliviada acarició mi cabello —¿Recuerdas lo que pasó?

—¿Me puse borracha? — pregunté.

Espera...

Después de beber junto con Fa me desmaye,recuerdo esa noche en dónde sentía el dolor recorrer cada célula de mi cuerpo,los Dioses peleando entre si porque no tienen favoritismo,y luego nada.

—Fuiste envenenada — el aire tenso a su alrededor se disipó y cambio a uno de felicidad —pero tu y tu primo están bien.

—¡¿Primo?! — chille conectando los puntos.

Ella asintió,aunque ya lo sabíamos,era casi imposible que Fa y yo no estemos relacionados,pero aún así es impresionante.

Varios días pasaron antes de se encuentre el culpable,en ese tiempo no me se permitió salir de cama para absolutamente nada.

La puerta de mi habitación se abrió de golpe con Hans y Margarita corriendo alterados.

Hans me abrazo quitándome el aliento con una gran fuerza.

—¿Padre?,¡Estoy bien!¡Enserio! — me libere respirando hondo intentando razonar con él sobre que no es nada.

—Te envenenaron maldita sea — murmuró.

—Sr.Hans,creo que debería relajarse un poco — Margarita puso una mano sobre el hombro de Hans haciéndolo entrar en razón.

—¡Hermana! — Fran corrió a mi llorando de una manera algo cómica abrazándome fuerte —¿Por qué casi rompes nuestra promesa?

—Nunca tuve intención — sonreí.

—Mas te vale — me abrazo más fuerte enterrando su cabeza en mi estómago.

Días más tarde al fin pude salir del palacio,me encontré con Fausto que también iba de salida,entonces recordó nuestro compromiso con Selia.

Cuando me dirigía con Fa a su casa nos detuvieron.

—¿A dónde? — Hans me agarró de la camisa del cuello con molestia.

—Tengo que ir a entrenar — replique.

—Niño,de aquí no te vas — Edwin también detuvo a Fa que solo lo miro.

—Tengo un compromiso con una vieja gritona que si no llego hoy me va a encerrar en una habitación a 45 grados,osea ¡LA VIEJA ME QUIERE MATAR! — Fa de libero de Edwin.

—Padre,tengo que ir a entrenar,Fran,Margarita,padre,¡Adiós! — tomé la mano de Fa y salimos corriendo.

Sabía el regaño que se me caerá encima pero todo por derrotar al desgraciado de Gerardo,Nudun ya nos esperaba en el cielo extendiendo sus alas.

El viaje fue rápido y ajetreado pero llegamos a la casa de la sra.Selia,esa mujer con un reloj en mano contó los segundos que teníamos y nos miró haciendo una mueca de disgusto.

—0.5 segundos antes,entren — abrió la puerta de la casa y pasamos para ponernos cómodos.

La anciana nos examinó a los cuatro con la mirada,suspiró y se sentó a nuestro lado.

—Las chicas es la habitación de la izquierda y ustedes la habitación de la derecha,albina entrenaremos la magia de Luz y Oscuridad,pelinegra, combate físico,albino,dejaras de utilizar el hielo para todo,haz magia, pelinegro,tu resistencia mental,al patio todos ahora — empezó hablarnos como militares preparados para la batalla.

Nos hizo salir al patio con el tremendo frío que hace para entrenar con la escusa de así poder vencer a Gerardo,pero más que un entrenamiento es una tortura.

Los Mestizos Y La Princesa Asesina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora