53: Puedo explicarlo

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Desperté sudando frío,con la respiración agitada y con pensamientos que no debo de tener.

Pero todavía es de noche,luna roja por lo visto,me puse algo encima de la pijama cansada,mis ojeras se movieron al sentir el frío viendo de la noche.
     
Salí de mi habitación y camine con los pasillos hasta llegar a la habitación de Alex, irónicamente en la luna roja le da insomnio.

—¿Sin poder dormir,eh? — en el umbral de la puerta Alex me recibió con una expresión más sombría de lo habitual y le tiró adentro de la habitación.

Luego tirado en el suelo me abrazo sin dejarme ir,las alas sobresalían de su espadas y su cuerno ahora era más grande,sus afiladas uñas se clavaron suavemente en mi espalda.

—¿Alex? — confusa no me moví,una punzada de dolor y pena atravesó mi corazón,apenas me estaba dando cuenta que mis días estaban contados.

—Solo quiero que esto termine,quiero que todo se acabe — murmuró,sus alas hicieron un leve movimiento como si quisiera volar —no sabes la presión que tengo encima,la culpa que llevo,debí haber hecho algo cuando tuve la oportunidad.

—Alex... — suspiré con algo de pesar,si no hubiera decidido hacer mi camino lejos de esa vida tal vez sería diferente —No estas solo.

—Pero es mi deber — murmuró de una manera que casi fue para el —debo de limpiar la sangre maldita que corre dentro de mi.

—No estás maldito — le asegure —nunca lo estuviste,tu... — entonces un recuerdo vino a mi,de como mis padres fueron los que arruinaron a mi familia, también está el hecho de esta nueva vida de ser huérfana la mayor parte de esta —no tienes la culpa.

—Aaah — solo me abrazo más fuerte.

Quisiera poder ayudarlo y decirle que todo estará bien,que no debe de preocuparse por nada,pero todos los días son un eterno recordatorio para Alex de su verdad.

Lo aparte hasta que pude tocar su rostro,me dió una falsa sonrisa,estaba ocultando sus colmillos y se notaba.

—No ocultes quien eres — sonreí casi sin querer al ver sus ojos carmesí —me gusta que seas sincero contigo mismo.

En un momento de distracción Alex me beso la frente,apartando mi flequillo con la mano y manteniéndolo así un rato.

Cuando terminó volvió acomodarme el cabello,yo solo sentía tanta vergüenza,no fui capaz de mirarlo.

Dejando la vergüenza a un lado me pare y me aclare la garganta con la escusa que está muy tarde.

—Pues duerme conmigo — dijo.

—¡Y para que quiero dormir conmigo! — respondí superando la vergüenza.

—Para que sea como antes,quiero revivir ese tiempo en dónde dormíamos en nuestra pequeña habitación — recito antes que pudiera malinterpretar algo.

—¿Pero que no odias ese tiempo? — cuestione.

—Odiaba matar,ser un titere sin voz ni rostro,también odiaba que en cualquier momento alguien cercano a mi muera,ser castigado con algo que ni siquiera era mi culpa... — Alex hizo una pausa con una mueca de dolor en el rostro —¿Acaso tú nunca sentiste eso?

—Ah — suspiré,me dí vuelta con la cara hirviendo y me fui.

En la mañana encontré a Fa malherido y con muchas vendas en el cuerpo.

—Esa vieja loca — dijo en respuesta a la pregunta que ni le había hecho.

—Parece hacer todo por nuestro bien — hable conteniendo una risita.

Este en un bufido termino se terminó de vendar el brazo,me acompaño a recoger el veneno,Rumiko me lo dió en una caja que contenia varias dosis más otra caja con respuestos.

—Si que piensas en todo — agradecí moviendo la cola de manera involuntaria,mis cinco colas se movían en todas las direcciones de la emoción que sentía.

—Más te vale no pedirme otro favor en años — respondió en un suspiró —jamas voy a perdonar que me vuelvas a pedir un veneno.

—Lo lamento mucho pero era una urgencia — Fa hizo una reverencia en forma de disculpa frente a Rumiko.

—No puedo evitar ayudar a niños cuyas intenciones son dudosas — río encogiéndose de hombros —pero si cometen algún crimen siempre pudo envenenarlos...

...

Rumiko llegó a la mansión más cansada que nunca,su vida nunca había sido tan caótica hasta el momento.

—¿Que necesitas ahora? — pregunto Takeo prestándole atención.

—Firmar los papeles de divorcio — respondió —pero nos encontramos en una posición inestable,no solo la casa Kobayashi sino también el imperio entero,me temo que los papeles de divorcio tendrán que esperar.

—Rumiko... — dijo en tono molesto pero a esta ni le importo —las cosas no están como para que estes así.

—Solo me cuesta aceptar que yo no fui la mujer de tus ojos — admitió —como dicen el amor de tu vida pero no importa — suspiro —con tal que seas feliz no me importa hacerme a un lado,una vez te ame y lo sigo haciendo...pero no soy del tipo de mujer que hace ese tipo de locuras por un hombre...

—Eso te hace la mejor mujer — dijo volviendo al trabajo.

—Lamento haberme hecho iluciones — murmuró.

—Y yo no dejarte claro las cosas desde un principio,no tuve el valor de rechazar el matrimonio y paso todo esto — suspiró dejando los papeles a un lado.

—No te culpo,la ex emperatriz era una perra en ese tiempo,no creo que sea a abuela de tu hija — río con ironía pero le llegó una duda a la cabeza —¿Cómo es que desconocías a tu propia hija?

—Durante unos 15 años pensé que estaba muerta,solo paso,cuando llegue Charlotte estaba llorando,el palacio estaba sombrío y solo lo supe por el médico,fue el golpe muy duro,considerando que,meses atrás había pasado algo similar con Emilia — chasqueo los dedos contra la mesa y luego dirigió de mirada a Rumiko —¿Por qué preguntas?

Está suspiró encogiéndose de hombros...

...

—¿Y si no funciona? — cuestiono Mei tomando uno de esos frascos en su mano.

—No hay forma de saberlo pero tenemos que confiar — suspiré quitándole el frasco para que no lo rompa.

—Literalmente le estamos confiando la vida a una mujer que puede trabajar para él — murmuró Alex algo distante.

—Te lo aseguro,no lo hace,confío en ella — le asegure con una sonrisa pero aún teniendo mis dudas.

—Una confianza muy ciega — respondió.

Llegó la hora de una nueva reunión del consejo,aburrida pero llegué y una oleada de oscuridad me hizo reaccionar por instinto,invoque la luz desviando la oscuridad a un lado.

La oscuridad se disipó,Nico me miraba fijamente a los ojos con algo de terror en ellos.

—¿Luz? — dijo cuando la incredulidad de sus ojos creció,su rostro es un poema.

Incredulidad y confusión mezclados en una sola expresión es un disfrute pero a la vez el inicio de otro problema.

—¡Puedo explicarlo! — Exclame nerviosa sin saber que hacer.

Los Mestizos Y La Princesa Asesina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora