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MARLENIE

Hoy es un lluvioso miércoles de noviembre, son apenas las dos de la tarde y el cielo ya tiene la apariencia de que es medianoche.

—¿Mar? —Ashley llama mi atención desde su sofá de cuero, la miro y alzo las cejas para que siga: —¿En qué piensas? —«En todo y a la vez en nada» me gustaría decirle. Vuelvo a mirar por la ventana, estoy sentada en un sillón como el de ella junto a la gran vista de los edificios siendo abrazados por la neblina.

Es miércoles de visita con Ashley, soy su paciente desde hace dos años. Es una mujer de treinta y un años, con par de ojos verdes y su cabello negro que hace resaltar su pálida piel. Enciende su grabadora y vuelve a acomodarse en el sofá. La verdad es que no me incomoda que grabe, de hecho, yo se lo pedí.

Prefiero eso a que esté con su pequeño cuaderno anotando cada cosa que digo, no sé por qué, pero me parece insultante. Tú no sabes si está anotando "palabras claves" sobre tí o simplemente está anotando su lista del supermercado.

—En nada. —me limito a responder.

—¿Pudiste hacerle la pregunta a Amanda? —Me giro mirándola al instante. Sabía que su pregunta en cualquier momento venía.

—Pasó lo mismo. —miento y vuelvo a fijar la mirada en las gotas que van cayendo por la ventana. Vamos gotita, tú puedes ganar.

—No lo hiciste, ¿verdad? —Mierda. Seguro vió mi nariz.

—No tuve tiempo. —admito, durante toda la semana estuve estudiando para los exámenes finales. No podía centrarme en eso ahora.

—¿Tienes miedo de la respuesta?

—¿A qué respuesta le puedo tener miedo? Si nadie se digna a decirme nada. —resoplo recordando todas las veces anteriores que quise hablar con Am.

—Insiste —la miro y pone una pierna sobre la otra —. Es tu derecho saber quién eres.

—Sé quién soy. —río.

—Sabes a lo que me refiero —rueda los ojos y luego de unos segundos sigue: —. Marlenie... Ya eres mayor de edad, eso significa que puedes iniciar una acción legal en tu caso. —Eso jamás, sé lo que puedo hacer y lo que no. —No dejes que su relación lo opaque.

Tal vez es eso lo que me detiene... Es Amanda. No quiero que nos alejen.

»Cuéntame una vez más, ¿qué es lo que recuerdas?

—¿Cuántas veces haremos esto? —miro el techo, cansada. Hoy se supone que era mi día libre, debería estar tirada en mi cama olvidándome de todo el mundo.

—Sé que es molesto, pero te estoy ayudando, Marlenie —murmura —. Si ese es tu único recuerdo, entonces no voy a dejar que te olvides de él.

—Ya pasaron años, no creo que me olvide, Ash —Levanta una ceja con advertencia y resoplo. Regreso la mirada hacia el clima hermosamente lluvioso mientras intento recordar con cada detalle todo. Pasaron muchos años para que lo haga, pero igualmente hago el esfuerzo. Me acomodo en el sofá y me cruzo de piernas en indio tirando la cabeza hacia atrás, mientras cierro los ojos...

Estoy en una carretera, pasan muchos autos y yo estoy en medio de ella. Varios pitan y otros me insultan para que me corra del camino. Miro mis manos que se ven algo rasposas, como si se estuvieran pelando. Me corro del camino ubicándome junto a los árboles. De pronto escucho unos gritos entre éstos y voy lentamente hacia esa voz femenina.

Mientras camino miro mis pies descalzos tocando la tierra, me detengo y toco mi ombligo y mi cabello. Luego observo mi cuerpo desnudo, mis pequeños senos, los labios y dientes hasta llegar a mi frente.

La niña del Área 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora