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DION

Veo a Luci salir de la ducha desde mi cama, tirado viendo la televisión un sábado por la noche como un auténtico viejo a días de su jubilación.

—¿En serio no irás? Por favor, es la primera vez que pude organizar un cumpleaños de este tamaño y sabes el sudor que le puse a todo eso. —reprocha como un niño. No debería hacerle eso, soy como un hermano mayor para él y debo tener compasión, pero esta vez se lo merece. Sabe lo mucho que tuve que mentalizarme para ese momento.

—Te lo mereces, no debiste hacer lo de ayer —respondo seco.

—Ya me disculpé contigo, no puedes hacerme esto. Un amigo no hace eso y menos en mi cumpleaños.

¿Intenta manipularme?

—¿Sabes lo que no hace un amigo? Tirarle café caliente a la chica que le gusta a tu mejor amigo. —Evito su mirada en un claro mensaje de que no quiero seguir hablando con él intentando ver el programa de construcciones, pero me es difícil concentrarme cuando veo de reojo al pelirrojo arrodillándose a mi lado.

Con lo que me costó volver a acercarme a hablar con Marlenie. Después de lo que pasó con Alice, poder armar el valor y reunir fuerzas para que después el idiota de Lucifer vaya y cague todo.

Lo único que tenía que evitar era quedar como un idiota y heme aquí. El calor en mi espalda vuelve al recordar la vergüenza que pasé en ese momento y lo que debe pensar Mar sobre mí ahora. Lo imbécil que quedé frente a ella, seguro ya no me va a volver a hablar. Ni siquiera tengo su número para escribirle sobre lo apenado que estoy.

—Lo siento, Dion, en serio. Estoy muy arrepentido, te juro que solo me tropecé, no fue a propósito. —sigo ignorándolo, pero él sigue — ¿Qué tengo que hacer para que me perdones?

No quiero que se salga con la suya, no esta vez. Él sabe que esto es muy serio para mí y me alegra que se dé cuenta de lo duro que pegó. Igualmente no quiero desaprovechar su vulnerabilidad, por lo tanto y al instante una idea cruza por mi mente.

—Está bien, iré. —apenas lo miro está con una gran sonrisa, pero antes de que haga nada lo corto —. Pero solo si te disculpas con ella, sólo. Además vas a completar toda la lista de cosas a hacer del refrigerador.

Es una larga lista de cosas para comprar, por ejemplo: llamar a que arreglen la humedad del baño, reclamar la nueva cocina porque llegó rota, llamar a que pinten de nuevo mi habitación porque este color negro es un asco, hacer de la habitación vacía un mini cine. Todo eso obviamente pagado por Luci, eso supongo que va a ser justo.

—Pero si ya me disculpé. —Deja de sonreir lentamente y suspira —. Supongo que tendré que romper chanchito —afirmo con la cabeza.

—Te recuerdo que apenas le tiraste el café te reíste en su cara.

—¡Fueron risas de nervios! Nunca lo entenderías. —ruedo los ojos y sigo mirando la televisión.

—Entonces olvídalo. No voy a ir, pero la lista la harás igual.

—¿Y si te digo que ella va a ir esta noche? —Me quedo quieto en mi lugar y sin mover un músculo después de escucharlo. Giro mi cabeza hacia su dirección para mirarlo con ojos entrecerrados.

—Mentiroso —susurro y Luci levanta sus hombros como si no le importara.

—Bueno, resulta que cuando fuiste con tu amiguita —su énfasis en el nombre hace que ruede los ojos — a vete a saber dónde y me dejaste solo en medio del pasillo, pude conocer un poco a su mejor amiga. —hace una pausa y al ver que sigo en la misma posición sigue —. En resumen las invité al cumpleaños como una forma de disculpa.

La niña del Área 5Donde viven las historias. Descúbrelo ahora