Extra: Elliot y Nessa

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~ Elliot Thorne ~
9 de noviembre

¿Era feliz? Desde luego que lo era. Es decir, ¿Cómo no serlo si soy feliz junto a Ness?.

Era Noviembre, faltaban tan solo nueve días para mí cumpleaños número veintitrés; estaba algo ansioso sinceramente. Pero no ansioso por mi cumpleaños, ansioso por qué este era el mes en que posiblemente nazca nuestro bebé.

Bueno... Después de que Nessa terminará su carrera de diseño gráfico, poco tiempo después ocurrió algo. Un accidente más bien, un lindo accidente. De todas las cosas que me pudieron pasar en el sexo, resulta que el que se quedará el condón que estaba usando dentro de la pecosa, solo me deja ver qué esto era una cachetada a la vida.

Y así surgió Emilly. La bebé que estábamos esperando ahora.

—¡Nessa, he traído el pollo frito que me pediste! —gritó Adam desde abajo en la sala.

—¡Ya voy! —respondió ella desde la cocina, que es donde se la pasaba últimamente debido a sus antojos.

Sonreí un poco al imaginarla comerse todo ese pollo frito mientras lloraba con la novela que últimamente veía todas las tardes.

Acomode la colchoneta de la cuna y mire todo a mi alrededor. Estaba acomodando el cuarto del bebé, que si no me equivocaba, nacería en dos semanas—o eso nos dijo el doctor—. Tomé las sábanas que había comprado con estampas de ositos y las guarde en los cajones.

—Elliot mi amor —canturreó Adam, asomándose por la puerta —. ¿No bajaras a comer pollo? Traje dos bolsas.

—¿Por qué dos bolsas? —le miré divertido.

—¡¿Cómo que por qué?! -hizo unos ojos llorosos (falsos, obviamente) —: ¡Esa vez que le agarre pollo frito a Nessa, me aventó un libro! —se recargo en la puerta con drama —.¡Casi me mata!.

Volteé los ojos y me reí al recordarlo, aún que no debía, ya que ella últimamente quería dormir sola, a veces lloraba de la nada, otras veces se enojaba con la novela y otras veces me hacía ir a las tres de la mañana por su hamburguesa de McDonald's.

Pero va, con tal de consentirle, era capaz de comprar todas las tiendas de comida para ella sola.

—Te quedó muy linda la habitación —comenta Adam —. ¿No pudiste convencerla de que pintarán la pared con el logo de Arctic Monkeys?

Hice un puchero y me volteé indignado.

—No, y tampoco quiso que sus colchitas tuvieran el logo — respondo cruzandome de brazos.

—¡Buaaaaah, maldito Catalino! ¡¿Por qué no te quedaste con ella?!.

Ambos dimos un respingo al escuchar llorar a Nessa a mares desde abajo. Rápidamente bajamos con ella, por qué casi siempre quería un abrazo después de llorar. Decía que tenía un vacío en su corazón, y que extrañaba a cierta persona. No hace falta ser un genio para saber a quien extraña, durante los primeros tres meses así fue, supongo le hacía falta verle.

Yo lo había visto en Massachusetts, cuando el estaba estudiando en Harvard. Si ella lo hubiera visto posiblemente estaría más tranquila de saber que el estaba bien.

El amor es Gris [Libro #1 Completa ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora