Capítulo 21: Expedición

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Rompió el alba, la caravana de Kashia partió en dirección a las Grutas de Arenisca. Kaher se despertaba cuando su reina cruzó por sus calles, haciendo mucho ruido (que todo hay que decirlo) y despertando a los holgazanes que todavía dormían.

Para muchas de las personas pobres de la ciudad fue casi surrealista ver la suntuosa comitiva que pasaba a toda velocidad por las calles en peor estado de todo Kaher. Otros ni siquiera sabían qué aspecto tenía la reina, ya que al ser de tan baja clase social no habían sido invitados a ninguna fiesta real, ni a escuchar los discursos de Kashia en primera fila. Para ellos estaban reservados los bajos fondos, los suburbios de la ciudad donde habitaban los peligros, los traficantes y las malas compañías.

Resumiendo, que la desigualdad en Kaher era increíblemente alta. Y lo peor era que a Kashia no le importaba demasiado.

⚜⚜⚜

Tardaron una semana en llegar a las Grutas de Arenisca, ya que se encontraban en el corazón del desierto. Era una enorme formación rocosa de color anaranjado, con diversas grutas y cuevas, que se asemejaba a las canteras del norte de Kashi-Ar. El enclave daba sensación de respeto, provocado quizá por la altura de las rocas o quizá por la vibración de poder que se percibía en el aire.

Cuando llegaron, Kashia se quedó sin aliento por unos instantes. Se sentía tan diminuta al contemplar las Grutas de Arenisca que llegó a preguntarse si su presencia realmente le importaba al Universo. En comparación, ella sólo era una efímera flor que no tardaría en marchitarse. Una mosca de mayo, una mariposa con los días contados.

La visión del sol poniéndose por detrás de las montañas, otorgando a las rocas milenarias un aire ancestral y sabio, hizo reflexionar a Kashia. Por primera vez en su vida dejó de escuchar únicamente lo que ella decía y quería, y se paró a cuestionar ciertos aspectos que siempre había dado por aceptados y respetados por todos.

<< La voluntad del criado y del esclavo nunca ha importado. Y, sin embargo, son iguales a mí o a Nurcuam. ¿Cuál es la diferencia, pues? ¿Que yo soy rica y que ellos no? ¿Y si fuera una cuestión de estatus social? Ah, parece tan absurdo... Pensar que simplemente una corona nos diferencia del resto, pensar que un trozo de oro moldeado nos obliga a marcar diferencias y a tratar diferente a los iguales...>> reflexionaba.

Y aquellos pensamientos la agobiaban, pues ella nunca había cuestionado sus propios actos.

- Majestad, ¿os encontráis bien?

La voz de Rupert la hizo volver a la realidad bruscamente.

<< Mejor me centro y nos vamos de aquí cuanto antes>> pensó, y estampó una sonrisa falsa en su cara para dirigirse a Rupert.

- ¡Claro que me encuentro bien!- contestó, con fingida jovialidad. Se apresuró a olvidar las burdas reflexiones que la atormentaban unos minutos atrás y se obligó a centrarse en el momento presente.

- Bien, bien -murmuró Rupert, arrastrando las palabras, casi con fastidio.

Kashia se indignó al pensar que quizás Rupert quería que se encontrara mal para dar marcha atrás. Dispuesta a devolvérsela, sacó pecho, orgullosa, y se enfrentó al explorador "borde" (según ella).

- ¿Ya estás listo?- le preguntó.

- ¿Listo para qué?- inquirió Rupert como respuesta a la pregunta de su reina.

Kashia alzó una ceja.

- Vaya... Pensaba que un explorador como tú ya estaría preparado...

- Pero, a ver, ¿preparado para qué, Majestad?- gritó Rupert. Empezaba a cansarse.

La Llamada del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora