❦13: 𝙷𝚎𝚕𝚊𝚍𝚊𝚜 𝚕𝚊́𝚐𝚛𝚒𝚖𝚊𝚜 ❦

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[ Pov: T/N ]

Nos dirigimos hacia la décima casa: Capricornio. Al llegar, logramos adentrarnos en ella; el lugar estaba vacío. Parecía que no había nadie; no había rastro del caballero de Capricornio, lo cual me pareció bastante raro. Nunca he tratado con él, solo lo he visto en ocasiones.

El mismo silencio nos desesperó porque él no hacia aparición, ¿es posible que es una trampa?

—¿No se supone que aquí debes a de estar el caballero de Capricornio? —Inquirió Seiya, un poco inquieto —. No percibo a alguien a los alrededores. Es como si la casa estuviera vacía.

Fue en ese momento, en donde los cinco chicanos contra una estatua, una era de Athena y el otro un guerrero al parecer. Shiryu nos comenzó a explicar, acerca del caballero más fiel a Athena; ese era aquel que se le fue otorgado Excalibur. Esa historia, ya la había escuchado con anterioridad; en Atenas, cuando estaba en ese orfanato, creo que alguno de los profesores dijo algo bastante similar. La estatua tenía finos detalles; amaba todo aquello que los griegos hacían. Porque lo hacían con pasión y paciencia, para hacer cosas tan delicadas, que se pueden apreciar a detalle.

Después de ello, logramos estar en la salida, fue en donde me alarme; había alguien aquí. De eso estaba segura. No estábamos solos.

—¿Qué sucede T/N? —me pregunta Shun.

—Presiento que no estámos solos —dije, mirando los alrededores —. Hay alguien aquí... El caballero dorado de Capricornio, está aquí, con nosotros.

Fue en ese momento, en donde el suelo es cortado a la mitad con tanta facilidad, como si fuese una hoja de papel. Seiya, Shin y Hyoga, lograron llegar al otro lado, sin embargo, Shiryu y yo nos quedamos en el otro lado. Estábamos atónitos; todo había sido tan repentino que a duras penas logramos reaccionar.

—¡T/N, Shiryu! —gritó Shun desde el otro lado.

Retrocedí al igual que Shiryu, y escuché una voz:

—Esa mocosa tiene toda la razón —sentí su cosmos.

Shiryu y yo nos volteamos, para poder ver al caballero dorado. Él no parece sorprendido, de hecho luce más relajado y frío.

—Pero que sorpresa, se trata de la preferida del patriarca, quien ahora resultó ser una traidora —él rio con los labios cerrados —. Supongo que era de esperarse. Dejarse seducir la mente, por aquellos que han traicionado al santuario, comprueba la traición hacia Athena.

—Creo que estás equivocado —dije, manteniendo mi rostro serio, para después mirar hacia donde estaban Shun y los demás —. Ustedes continúen sin nosotros. Nos encargaremos de él. No tienen tiempo que perder.

Los tres asienten y siguen adelantr.

—Pero cuanta seguridad —expresó con burla él —. ¿Piensas derrotarme? No seas ilusa. Jamás lograrán llegar hacia el patriarca. Yo Shura de Capricornio, me encargaré de hacer sus tumbas en esta misma casa.

Debíamos tener cuidado. Había escuchado que Shura era peligroso por su brazo que se decía que era la reencarnación de Excalibur. La espada más poderosa que Athena le obsequió a su guerro «más leal».

—Yo soy Shiryu de dragón.

—Y yo T/N de triángulo.

—Un caballero de bronce y de plata, son insignificantes ante un caballero de oro.

Shura extendió su mano hacia arriba y con ella hizo un Corte horizontal, en donde logró hacer que se generara un corte en mi pierna, la cual comenzó a sangrar. Sentía como si algo filoso lo hubiera hecho. No había duda de que era la Encarnación misma de Excalibur.  Pero me di cuenta de que no solo ahí había cortado, sino también el suelo, que se despedazaba. Shiryu me ayudó a dar un brinco, para estar del otro lado, mientras el caballero dorado sonreía.

Un amor immortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora