❦ 1: 𝚁𝚎𝚋𝚎𝚕𝚍𝚎𝚜 ❦

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[ Pov: Onmisiente ]

El patriarca se encontraba furioso, debido a que aquellos que servían al santuario, no habían obtenido el casco de la armadura dorada de Sagitario, ocasionando que su cólera aumentara más de lo normal. Así que ordenó, al mismo caballero que había fallado, ir ante él.

El caballero de plata estaba frustrado, por todo lo que había sucedido en el valle de la muerte.

—Tienes que atacar la mansión Kido, y traer parte de la armadura de Sagitario. ¡Tenemos que desenmascarar a esa impostora!

—Como usted diga —dijo él, asintiendo con la cabeza.

—Es de gran importancia que sepas lo necesario que es tener la armadura dorada de Sagitario que dejó el traidor de Aioros.

Él volvió a asentir.

—No se preocupe, gran patriarca.

El patriarca no quedó muy convencido, sobre si mandar únicamente a Docrates. Lo que lo llevó a recurrir a alguien más...

—Mandaré a una caballero de plata contigo.

Docrates se quedó perplejo.

—No me diga que va a enviar a...

El sonido de la puerta abrirse, hizo que Docrates no terminara de a completar su oración. Ambos vieron hacia la entrada, para ver a una caballero llegar. Ella poseía una armadura de bronce, bastante peculiar, junto con una característica máscara que usaban las amazonas para ocultar su rostro de todo hombre.

Su cabello que era de un azul azul violáceo, se movía a los lados con el movimiento que hacía al caminar, al igual que el ruido que ocasionaba al dar cada paso, que se producía un sonido similar al metal.

—Justo a tiempo, T/N de triángulo —habló el patriarca.

Ella se detuvo, justo a la distancia de donde se encontraba Docrates.

—Escuché lo sucedido por los demás. Si son caballeros de bronce, será algo fácil con el cual lidiar.

Docrates observó con detenimiento la confianza y seguridad que mostraba la caballero.

«Esta niña, sino me equivoco es quien va a ocupar el lugar de un Santo dorado ».

—Confío en que no fallaras, T/N.

Ella asiente y, con eso se retiran. Ambos salen del Salón, para comenzar a caminar juntos. Docrates se sentía inquieto por el cosmos que sentía alrededor de la joven.

Docrates se desvió del camino al poco tiempo y, ella siguió de largo, mientras vagaba en su mente.

[Postada: no recuerdo mucho de este arco, así que me fiare de mi memoria. :v]

[ Pov: T/N ]

Para mí, es sin duda el más grande honor, el hecho de ir a Japón, para acabar con esa impostora, quien ha mancillado la mente de algunos de los caballeros de bronce; sin duda alguna era un crimen totalmente imperdonable. Al igual que poder recuperar la armadura de Sagitario, que había dejado el caballero traidor.

No podía evitar sentir una inmensidad rabia.

Porque gracias a él, mi padre murió. Era apenas una niña de dos años cuando eso sucedió, así que no recuerdo mucho de él, sin embargo, lo poco que he sabido es por los caballeros y la gente de Rodorio, que era el santo más amado.

Un amor immortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora