❦ 2: 𝙴𝚗𝚎𝚖𝚒𝚐𝚘𝚜 ❦

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[ Pov: Shun ]

Se habían llevado a Saori, no nos quedaba más remedio que armar un plan. Porque tampoco podíamos darles el casco; eso es lo que nos dijo Saori antes de que esta desgracia sucediera.

Pasó unos minutos, para que Seiya lograra hacer acto de presencia.

—¿Cómo que secuestraron a Saori? —Inquirió, un poco enfadado.

—Así es, Seiya. Docrates la llevó al Coliseo.

—En ese caso, no perdamos más tiempo.

Todos asentimos al mismo tiempo.

Aunque, había algo que me resultaba inquietante... ¿Y si todo esto era una trampa? Sí, de eso debe de tratarse, pero deberíamos ser más astutos que nuestro enemigo.

—¿Sucede algo, Shun? —Me preguntó Shiryu.

—Que tal si todo es una trampa —dije preocupado.

—No te preocupes, estaremos atentos, además de que sería algo normal que el enemigo nos preparara una trampa.

[ ... ]

Cuando llegamos, vimos el enorme Coliseo que estaba enfrente nuestro; ahí era donde se había llevado a cabo el torneo galáctico el día en el que Ikki llegó y, se llevó gran parte de la armadura de Sagitario. Lo recuerdo todo muy bien.

Los cuatro entramos al lugar, para ver a lo alto a Docrates, y a Saori, quien estaba atada en la cima.

—Vaya, por lo que veo tienen el casco —sonrió —. Lo hicieron bastante bien.

—Docrates... —Seiya apretó sus dientes —. Como acordamos.

Saori comenzó a gritarnos con espanto:

—¡Seiya, no le entreguen el casco!

—Demasiado tarde.

De pronto, los secuaces de Docrates comenzaron a llegar.

—Si que juegas sucio —dijo Hyoga.

Docrates comenzó a reír.

Lancé mi cadena hacia a ellos, evitando que Docrates le ponga una mano encima a Saori. La fabulosa cadena de Andrómeda logró tomar el brazo del atacante, quien solo se limitó a sonreír.

—Ya veo, así que esta es la famosa cadena de Andrómeda.

Fue en ese momento en donde, Seiya comenzó a atacar a Docrates con un sin fin de meteoros del pegaso.

—¡Shun! —Me gritó Hyoga, para lanzarme el casco.

Atrape el casco, para luego mirar hacia donde se encontraba Docrates, quien estaba teniendo un enfrentamiento contra Seiya. Por lo cual, aproveché la oportunidad para ir en ayuda de Saori. Apenas llegué arriba, logré desatarla.

—Shun, ¿dónde está el casco?

—Aquí lo tengo —dije, enseñandolo.

—Menos mal... —suspiró aliviada.

Ella se levantó del asiento, en donde estaba atada y, cuando estaba a punto de darle el casco dorado, siento una fuerte patada, que hizo que mi cuerpo saliera volando. No distingui bien la silueta. Lo único que escuché, fue a Saori gritar.

Cuando abrí mis ojos, logré ver a lo lejos una silueta femenina, que se iba acercando. Su larga caballera se meneaba conforme iba avanzando, era de un azul violáceo. Ella llevaba puesto, una máscara de al parecer de plata.

—Entregame el casco —ordenó extendiendo su mano hacia a mí.

Menee la cabeza.

—No. De ninguna manera. —Dije aferrandome al casco dorado.

Un amor immortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora