20

2.3K 314 69
                                    

Lo que puedo hacer

•••

—Espero que tengas una buena explicación para ignorar tus responsabilidades.

Lo que le faltaba. Lo que más deseaba evitar, sucedía. Y a él solo le restó regalarle un chasquido de lengua a la mujer como una respuesta carente de interés sobre el tema. No tuvo la oportunidad de llegar a casa para descansar luego del ajetreado día y su reciente encuentro con lobos desconocidos; aunque todo eso se compensaba con haber logrado poner su marca en ti, haciéndolo sentir más completo que en el pasado. Sin embargo, ahora debía ocuparse de sus otras responsabilidades confiando, muy a su pesar, en las personas con las que te habías ido.

—¿Me estás escuchando? —bramó la mujer a la que la mayoría de la manada le tenía respeto y admiración.

No obstante, a Bakugo le urgía dar aviso sobre lo que vio en las tierras de la reserva. Dejaría para más tarde aquella discusión que no podría evitar a menos que tuviera esa buena excusa que le demandaba. Y sí que la tenía.

—Sé lo que tengo que hacer —respondió para calmar a su madre—. No tienes que estarlo repitiendo todo el tiempo, vieja. Maldición.

—¿A quién le llamas vieja? —ladró la mujer tomándolo de una oreja deteniendo su andar, recibiendo una sarta de maldiciones por parte del chico que no deseaba otra cosa más que llegar con Best, el alfa—. Debo recordarte que me debes respeto. Eres un candidato a Alfa ¿Cómo esperas que te acepten si te comportas de esa manera? Y ni siquiera has encontrado a tu compañera ¿Crees que la encontrarás si actúas así?

En el pasado tal vez aquel comentario hubiera sido un gran golpe a su orgullo y a su lobo interior, pero ahora podría alzar su mentón con altanería y responderle a Mistuki Bakugo como le viniera en gana, pues no podría seguir haciendo ese tipo de comentarios ni tampoco tendría la facultad para buscar entre la manda a la que fuera su compañera. Katsuki ya te tenía. Y contigo ya nada le importaba más que convertirse en el Alfa de su manada.

Pero, por más que quisiera zafarse del agarre de su inquebrantable madre, Bakugo no se vio con otra salida ni opción más que hablarle de ti, bueno, decirle que ya te había encontrado y que no necesitaba que le siguiera jodiendo con ese tema. Sin embargo, se detuvo al instante, pues recordaba que eras una humana y que no serías bien vista entre sus compañeros, amigos y familia, por lo tanto, se vio obligado a pensar en qué más decir.

—No tengo tiempo para esto —sentenció llevando su mano a la de su madre, ejerciendo algo de fuerza para imponerse como el vencedor obligándola a soltarlo—. Tengo asuntos importantes que hablar con Best, vieja. He visto mucho movimiento en nuestras tierras. No solo ando vagando por ahí como lo piensas.

La seriedad en su rostro permitió que Mitsuki se cuestionara su actitud. Normalmente le gritaría un sinfín de insultos hasta conseguir que le soltara en otra situación. Había creído que Bakugo solo se paseaba por los dominios de su manda, y hubiera creído que era para vigilarlos, pero al ver a Kirishima solo, se formó la errónea idea de que si hijo solo merodeaba por ahí cazando roedores por mero gusto. No obstante, ahora que observaba la madurez que mostraba su hijo al no recurrir a los gritos e insultos, un pequeño nudo en su garganta se formó deseando ocultar el orgullo que sentía, aunque no pasaría la oportunidad para reprocharle que no debería andar solo.

—No entiendo por qué Eijiro no va contigo entonces.

—No es que lo necesite todo el tiempo a mi lado.

Pero la verdad era que temía que volviera a suceder lo de antes. Que por sus descuidos Eijiro saliera herido de nuevo. Sabría que podía contar contigo si eso ocurría, pero no deseaba ser tan dependiente de ti en ese aspecto, porque él debería cuidar a todos los integrantes de su manada y ser el primero en salir herido luego de defender lo que era importante para él.

Cᴀᴢᴀᴅᴏʀᴀ ᴅᴇ ᴄᴀᴢᴀᴅᴏʀᴇs |Kᴀᴛsᴜᴋɪ Bᴀᴋᴜɢō|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora