Cᴀᴢᴀᴅᴏʀᴀ ᴅᴇ ᴄᴀᴢᴀᴅᴏʀᴇs |Kᴀᴛsᴜᴋɪ Bᴀᴋᴜɢō|

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A ver esas que quería actualización regálenme un gritoooo

Tener compañía

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—Supongo que ya estás mejor. Vámonos.

La voz ronca y apresurada de Katsuki te obligó a permanecer de pie en la cocina de tu pequeña cabaña, observado su ancha espalda alejándose poco a poco de ti, y a un Eijiro apenado que solo agachaba la cabeza en señal de disculpa por todas las molestias causadas y dolores de cabeza que pudieras tener después de revelarte lo que eran.

Kirishima conocía muy bien a su amigo, al punto de saber que en esa ocasión lo único que buscaba era huir, pero no de un cazador, sino de su destino y quizá de una responsabilidad que demandaba su futuro puesto como Alfa, que lo fuera o no, tenía. Sin embargo, también conocía sus formas de actuar a la defensiva y entendía que no estaba listo para ese encuentro que sabía iba a tener en algún punto de su vida...; quizá, enterarse que su compañera era una humana lo descolocaba, pues de cachorros les inculcaron que sus parejas predestinadas serían compañeras de la misma manada u otra con la que llegaran a enfrentarse o convivir y no un humano, un ser del que deberían mantenerse alejados y evitar a cualquier costo el contacto con ellos.

Para Bakugo, tener una pareja de la especie humana significaría romper todas las reglas de mayor importancia que su manda tenía y todo ello le arrebataría la oportunidad de convertirse en el Alfa de su manada, así como posiblemente lo desterrarían de la misma al representar un peligro...; no por nada habían prohibido la cercanía con humanos.

Ambos, Kirishima y Bakugo, pensaban en ello. El primero por conocer las convicciones de su amigo y suponer que aquello podría ser una decepción si lo revelaba a su manada, y un golpe a su orgullo; y el segundo, además de aun estarlo asimilando, mantenía una mayor batalla con su lobo interior por las decisiones que tomaría a partir de ese momento. Quería dejarle en claro que no eras necesaria para su vida, que no te necesitaba absolutamente para nada.

Por tu parte, inexplicablemente sentías una inmensa soledad que te invadía al verlo alejarse poco a poco. Era cierto que te había intimidado con aquel acercamiento brusco y amenazador, pero desconocías aquella fuerza interior que te decía no era su intensión asustarte o gestarse la sensación de inseguridad estar a su lado. No sabrías como describirlo..., quizá ponerlo como la misma Su mano a la Luna despertaba en tu interior tras enterarte de todo podría ser lo más adecuado por el momento. Antes te era extraña esa sensación familiar que experimentabas al verlo, todo era agradable; pero, ahora que lo veías marcharse sin siquiera dedicarte una última mirada, saber lo que era y entender un poco de esa conexión creada por el destino te generaba un vacío por dentro.

—Aun no... —hablaste sin pensar, solo con la simple idea de detenerles. Eijiro te miró con una pequeña sonrisa en sus labios, mientas Bakugo simplemente se había detenido en su lugar y ladeó la cabeza ligeramente esperando a escucharte—. A-aun no reviso sus heridas —balbuceaste regalándole una mirada fugaz a Kirishima para dirigirla a Katsuki, deseando que girara sobre sus talones y te mirara una vez más. El pequeño asentimiento que lograste ver en el pelinegro te dio la confianza suficiente para continuar con aquel monólogo improvisado que empezaste para retenerlos un poco más—. No soy una médica profesional, pero sé que debo comprobar el estado de un paciente para determinar si ya puede marcharse.

Un silencio se formó en aquella pequeña sala de estar, carcomiendo tu interior por esperar a que aceptara quedarse un poco más, pero ¿qué podrías hacer si eso pasaba? ¿Cómo podías reaccionar si nuevamente te quedabas a solas con Katsuki? Tenías la idea de ya no temerle si se acercaba a ti como anteriormente lo hizo, vagamente lograbas entender el motivo y la curiosidad de saber qué sucedería después te invadía. Con ello... ¿te convertías en su pareja? ¿Deberías irte y alejarte de todo lo que conocías? Pero, sobre todo... ¿por qué querías tenerlo cerca?