Cᴀᴢᴀᴅᴏʀᴀ ᴅᴇ ᴄᴀᴢᴀᴅᴏʀᴇs |Kᴀᴛsᴜᴋɪ Bᴀᴋᴜɢō|

26

I'm faking back. Después de unos largos mesesotes que me tardé en actualizar por aquí, hoy les traigo un capitulazo.

Así que regálenme un pinche grito asies

Lo que significa para humanos...

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—¿Por qué no habían visitado a (Nombre) antes?

Esa pregunta resonaba en la cabeza de Katsuki desde hacía un buen rato, mientras te miraba probarte aquel vestido rojo que tanto insististe que te mostraran en cuanto lo viste. No entendería a los humanos del todo, hacían unas extrañas reuniones, y el hecho de llevar disfraces, como ustedes les llamaban, le parecía algo fuera de lo común ¿No sería mejor el atuendo que llevaba? ¿Para qué complicarse la vida?

No obstante, mientras cruzaba miradas contigo, no te enterarías de lo que habitaba en sus pensamientos, ni sabrías que anteriormente Mina osó hablar de tu vida privada contándole más cosas de ti que no sabría y que no se atrevería a cuestionar porque no era algo en lo que hubiera pensado antes.

Ante tal pregunta, Eijiro se apresuró a preguntar la razón, metiéndose en su papel de familiar que se preocupaba por la situación que desconocía; y él solo se dedicaría a escuchar.

—Desde que la conozco ha estado sola —respondió Ashido, y aquello era algo que a él le sorprendía, porque al ver tu rostro parecía que estabas rodeada de tantas personas y por un momento llegó a pensar que aquello representaría un problema para él al querer cumplir con las tradiciones de su manada.

Sin embargo, no le alegró, más bien, le inquietó, porque le sorprendía el hecho de que fueras una experta mostrando aquella coraza que parecía inquebrantable. La soledad no se veía reflejada en tus fracciones y llegó a pensar que él era el que estaba más solo al verse atado a cumplir expectativas que le imponía su candidatura a Alfa de la manada.

—Tal vez ya lo sepan —prosiguió Ahsio mirando un punto indefinido a la lejanía, pensando que en ellos podría encontrar las respuestas o la solución a esa soledad que seguramente te invadía en tu departamento—... su padre murió hace años y la relación con su madre no es buena.

Ahí, Bakugo pudo recordar la conversación que tuvieron la noche pasada, el momento en que decidiste abrirte con él y expresarle todo lo que, seguro, llevabas cargando por mucho tiempo. En ese instante, no pudo evitar mirar hacia la puerta que te separaba de ellos dentro de la oficina de ese tal Enji Todoroki, experimentar parte de tus emociones y comprender que por tu cuenta siempre habías intentado salir adelante. Que llevabas bastante tiempo luchando por ti misma y que, a veces, había días en los que tus emociones eran tan evidentes al punto en que tu mejor amiga podía notarlo sin necesidad de tener un vínculo como el de ustedes.

Supo entonces, también, que Ashido no podría ser una mala persona y que no debía preocuparse por la cercanía que tuviera contigo, sino todo lo contrario, porque de esa forma estaría seguro que no te encontrarías sola cuando él estuviera en la reserva.

—Hace poco se fue a la cabaña que su padre compró. Y quizá le sentó bien ir a ese sitio que le trae tantos recuerdos —suspiró y llevó su vista ambarina a las grandes puertas de la oficina como si pudiera verte a través de ellas—... pero no dudo que haya aprovechado su soledad para permitirse ser débil.

Si Bakugo era honesto, admitiría que en aquel entonces no tuvo el suficiente tacto para estar contigo y mucho menos se habría dado cuenta como ahora de tus verdaderas emociones y de lo mucho que te empeñabas en ocultarlas. Habrías estado demasiado atareada recogiendo tu cabaña por aquí y por allá que tal vez tener tu mente ocupada evitaba que tuvieras la clase de emociones que Ahsido suponía y que se le dificultaron percibirlas como en la actualidad tras poner su marca en ti.