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Cazador y presa

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Sus patas ya no podían más, su respiración era tan irregular que llegaba a faltarle el aliento más que sobrarle. Poseía un gran conocimiento del camino, así como atajos que le ayudarían a salvar su vida en ese momento, pero su mente no estaba concentrada. No había espacio alguno para la opción de tomar otro camino y desaparecer de la vista de aquel cazador. No, sus pensamientos eran invadidos por una gran rabia y frustración al solo recordar cómo el hombre que le seguía pudo contra él utilizando al resto de su equipo como carnada y cansarlo hasta encontrar la oportunidad de atacarle con un arma de fuego.

Se regañaba a sí mismo por no percatarse de la presencia del último cazador, el más astuto que logró encontrarse en su camino de regreso con su manda al inspeccionar que su territorio no fuera invadido por algún desconocido. Logró camuflajear su olor con el de carne fresca de un ciervo y su falta de alimento en ese momento lo distrajeron para darle oportunidad al cazador de hacer su siguiente movimiento. Pero gracias a sus agudos instintos y a un hombre que delató la ubicación del contrario logró esquivar algunas balas que disparó mientras que otras lograron herirle.

Las ramas de los árboles bajos y las hierbas golpeaban su rostro haciéndolo conservar la poca concentración que necesitaba para seguir escapando de su enemigo armado. Podía distinguir el olor a sangre de los hombres que hirió en un principio y el suyo, que aumentaba su intensidad a medida que se desplazaba por el espeso bosque al empeñarse en salir del campo de visión del cazador. Sabía mejor que nadie la gravedad de la herida causada por el arma de fuego y su sangre no se detendría hasta que dejara de moverse y se decidiera a curarla, además de dejar un posible rastro para su captor. No había escapatoria.

Le costaba créelo. No podía imaginarse en esa situación. De esas en las que veces anteriores escuchó a sus compañeros decir que lograron escapar. Donde describían su escape con gran dificultad que él mismo creía que solo eran inventos para llamar la atención. Pero ahí estaba, corriendo por su vida y cargando con una gran furia que deseaba descargar en aquel hombre, pero sería peligroso y fatal atreverse a ello. Si se planteaba encararlo no sabría a qué se enfrentaba.

Sin embargo, su mente traía un recuero de su infancia. La última vez que vio al antiguo Alfa antes de salir a su caminata nocturna. Recordaba el pelaje del mayor similar al suyo desaparecer entre las hierbas del espeso bosque y horas después recibir el aviso haber sido capturado por un cazador. Las descripciones de los lobos que lo acompañaron esa vez tenían poca similitud con las del hombre que ahora le seguía. Desde pequeño se prometió entortar a ese hombre y vengar la muerte de su jefe. Ahora seguramente corría el mismo destino de aquel Alfa al que deseaba superar cuando fuera mayor.

La poca fuerza de sus patas le impidió dar un gran salto sobre el tronco de un árbol viejo que fue derrumbado años atrás. Estaba cansando, no recordaba cuánto tiempo estuvo escapando y maldiciendo internamente al cazador. Su cansado cuerpo azotó con el húmedo suelo del bosque, sintiendo el frío recorrer su cuerpo al traspasar su grueso pelaje de invierno. Luchaba por continuar, sacando fuerzas de donde no tenía para sobrevivir y al menos dar aviso de conocer a un cazador que posiblemente acabó con la vida de Might.

Sus patas delanteras flaquearon cuando intentó pararse, sintiendo un gran golpe debajo de su hocico haciendo que sus dientes rechinaran y le causaran dolor en su mandíbula. Se sentía perdido, débil ante el cazador que se acercaba y eso le frustraba. ¿Cómo quedaría ante el resto de su manda? Él, que se mostraba fuerte y superior a los demás ahora se encontraba al borde de la muerte, de ser asesinado por un hombre que se atrevió a invadir su territorio y que juraba nuca encontrarse en esa situación... ahora se tragaba sus palabras.

Cᴀᴢᴀᴅᴏʀᴀ ᴅᴇ ᴄᴀᴢᴀᴅᴏʀᴇs |Kᴀᴛsᴜᴋɪ Bᴀᴋᴜɢō|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora