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Mientras mas pensaba en qué hacer, mas dudas le entraban a Yaebin. No solo le afectaba la cabeza sino que también en el cuerpo. Pensar que hay alguien con tanta curiosidad por hablar con ella la volvía nerviosa de pies a cabeza. Como que sentía esa presión de comportarse bien y no como acostumbra, que es indiferente y callada. Aunque, luego recordaba quién es y cómo conoció a Park Sunghoon y esas ganas se transformaba en molestia.

Sin embargo ahí estaba ella, dispuesta a fingir ir a visitar a su amigo al trabajo para poder conversar un poco mas con un desconocido teñido de rubio.

― Hasta que atiendes, tarado―dijo Yaebin a través de su celular.

― ¿Que onda, burra?―Jaemin, acostumbrado a ciertos apodos, respondió despreocupado y con un rebote.

― ¿Dónde estás?―preguntó sorprendida de escuchar tanta calma de fondo o que sorpresivamente el chico no haya atendido mientras estaba manejando su moto como hacía siempre. Lo que se escuchaba de fondo en la llamada era la televisión.

Entonces Yaebin esperó la peor respuesta.

― En mi casa. ¿Dónde más?

Y ahí la tenía. Servida hasta con postre.

― Ash, no sé quizás, hm, te refresco la mente, cara de nalga,―habló Yaebin en un tono sarcástico. ― ¿Conoces Red Flavor? Bueno, ahí trabajas. ¿Qué haces que no trabajas hoy?

Ayer Sunghoon y Yaebin tuvieron su encuentro "espontáneo", entre muchas comillas. La pelinegra dudó mucho en si hacerle caso e ir o quedarse en su casa por el resto de la tarde a hacer nada. Lo dudó tanto que instantáneamente llamó a su amigo para preguntarle si podía ir a visitarlo. Sin embargo, no estaba yendo muy bien ese plan.

― Tengo el día libre. ¿Por qué?―de repente se escuchó como el chico mordía una manzana.

― Coño de la madre―se quejó la chica dejando caer su cabeza sobre su escritorio. ¿Y ahora como iba a hacer para "visitar" a Jaemin si Jaemin no trabajaba hoy? ― Hace mucho no salimos. ¿Y si vamos a tomar un café a Red Flavor?

― ¿Y esas ganas repentinas de ir?―el chico comenzaba a sospechar. Cree que esa era la primera vez que Yaebin lo invitaba a salir. Siempre que salieron fue él quien incitaba a hacerlo. Y ahora Yaebin teniendo miles de lugares en la ciudad donde podrían pasear que nunca visitaron, eligió su lugar de trabajo.

Jaemin frunció el ceño y tirado en la cama comiendo manzana decidió comenzar una interrogación a su amiga pelinegra.

― ¿Para qué quieres ir realmente, Yaebin? Ni siquiera te gusta el café―eso era verdad. Yaebin palideció y pensó en otra cosa con la que defenderse. ― Y no trates de decirme excusas, te conozco y sé que cuando te quedas en silencio es porque estas pensando en algo.

― Ufa. Bueno―suspiró rendida sabiendo que jamás podría contra Jaemin y su sentido arácnido que detecta cada vez que ella está pensativa. ― Quería ir a visitarte a ti en modo de carnada.

― ¿Carnada para qué?

― Te digo en el camino, solo acompáñame. ¿Puedes?

El castaño dudó, mas que nada porque eran confusas las repentinas ganas de Yaebin de querer ir a la cafetería alguien que no le gusta el cafe a un lugar donde venden café, y también porque seguía siendo su día libre y en ese día no se debe ni pensar en el trabajo.

― Está bien, está bien. Ahí paso por ti y vamos.

Esas eran las ventajas de tener un amigo con vehículo propio.

― Adoro tu moto, te adoro a ti y adoro tu moto. Dale, nos vemos, olor a cola. ¡Graciaaas!

― En cinco estoy, moco pegajoso.







Bruta, ciega, sordomuda―cantaba Heeseung en un intento de parecerse a Shakira mientras comía su porción de budín de naranja.

Red Flavor se iluminaba de puras buenas vibras estos días. La música de fondo no podía faltar y las personas de siempre eran ya una adquisición de todos los días. Si el lugar se encontraba en silencio, siempre alguien llegaba con nuevas energías para alegrar. Aunque siempre dependía del ánimo de cada uno, obvio.

¡Torpe, traste y testaruda!―gritaba Jake siguiéndole el tono muy animado, dejando a un lado su café helado.

¡Es todo lo que he sido, por ti me he convertido!―cantó por último Mihye, uniéndose al coro desde detrás de la barra mientras ordenaba el desastre que habían hecho tras atender a un salón completo de la secundaria de allí a la vuelta. Esa gente había decido ir a la cafetería en grupo, por lo que tuvieron que hacer casi veinte bebidas distintas. Caos total.

Somin bailaba mientras preparaba un Latte, logrando sacar risotadas de Hueningkai que observaba desde la caja registradora. Hoy no era día de entregas así que Sunghoon estaba junto a Somin en la zona de cafés y Jaemin tenía el día libre.

― ¿Porqué siempre que vienen esos dos hay unos minutos de karaoke?―preguntó Sunghoon refiriendose al australiano y al pelinegro, casi que queriendo irse del lugar ya mismo. ― Cantan canciones que no conozco.

― ¡Cómo no conoces a Shakira! Es la reina―dijo Jake regañandolo. Se le acercó y le pasó un brazo por el cuello. ― A la próxima te haré escuchar Waka waka, es increíble.

― Recuerda mostrarle Hips don't lie, un clásico―sumó Mihye sentándose un segundo a un lado de Heeseung. Ella le plantó un beso en su mejilla que él recibió gustoso, luego prosiguió a seguir comiendo su budín.

― Y La tortura―adquirió Somin. Entregando el café con una sonrisa al cliente que esperaba pacientemente para llevar. ― Aquí tiene su Latte. Gracias y que lo disfrute. ¡Vuelva pronto!

Mientras el cliente de recién salía, dejó sostenida la pueta para dejar pasar a dos personas al lugar. La mayoría voltearon a ver, menos Sunghoon, que le estaba dando la espalda a la entrada. Hueningkai fue el único que se animó a decir lo que todos estaban pensando.

― ¿Jaemin? ¿Qué haces aquí?

Sunghoon al fin se decidió voltear a chequear y al toque que sus ojos se unieron, su sonrisa se expandió de oreja a oreja.

― ¡Viniste!―exclamó feliz, acercándose a la chica e ignorando por completo que Jaemin estaba a un lado de ella. La pelinegra asintió y miró a los demás, rápido saludó con una reverencia.

― ¿Sunghoon?―preguntó Kai, saliendo de la barra y quedándose apoyada en ésta de espaldas, intentando lucir cool. ― ¿No nos presentarás a tu amiga?

― No soy su amiga―se interpuso Yaebin, dándole una mirada fugaz al rubio antes de dirigirse a Hueningkai. Jaemin largó una risa en el fondo. Ella carraspeó la garganta y prosiguió. ― Aún. Soy Yaebin, un gusto.

Le había dolido el principio al pobre chico, claro que si, pero el aún le había devuelto toda felicidad que le puede caber en el cuerpo a los segundos.

LONELY ━━ park sunghoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora